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Afganistán, la otra guerra y su legado (II Y ÚLTIMA)
NARCOS E INVASORES
Antes de la invasión estadunidense, el talibán había limitado y, en algunas zonas, erradicado el cultivo de opio. Sin duda, esta fue una de las poca acciones decentes e inteligentes que llevó a cabo este grupo fundamentalista. Hoy una de las provincias más turbulentas del país, Helmland, provee (de acuerdo con expertos de la onu ) más de la mitad de las 7 mil 700 toneladas de opio que produjo Afganistán este año, cantidad que supuestamente equivale al ochenta por ciento de la heroína que se consume en el mundo, y que ha generado internamente un ingreso anual de 4 mil millones de dólares. Presuntamente, este es el dinero que financia a los rebeldes y, por tanto, desde la segunda semana de octubre la otan determinó incluir en su mandato atacar a los narcotraficantes. Uno se pregunta: ¿qué hacían antes si se topaban con camiones cargados de amapola? ¿Los dejaban pasar?¿Informaban a la incompetente policía o al letárgico ejército con la certeza de que no podrían hacer nada contra los narcos? ¿Cómo entender las relaciones entre una fuerza militar internacional invasora y los narcocaciques locales? No podemos más que imaginar que debe haber algún tipo de complicidad entre los ocupadores y los traficantes. Esta invasión moderna tiene muchas reminiscencias con las intervenciones y la voracidad de las viejas potencias coloniales. Parafraseando a Philip K. Dick: “El siglo XIX nunca terminó.”
FRAGMENTOS DE PAÍS
El gobierno de Hamid Kharzai sólo tiene poder en Kabul. Al rebasar los límites de la ciudad se entra en territorio hostil. De acuerdo con testimonios como el del periodista Nir Rosen (“A Journey into Taliban-Controlled Afganistan”, publicado en la edición del 30 de octubre de 2008, de la revista Rolling Stone), el talibán se enfrenta diariamente a las tropas de ocupación y ni siquiera recurren al abrigo de la oscuridad para controlar los caminos, llevar a cabo redadas, instalar tribunales, detener y ejecutar a quienes acusan de espionaje o colaboración con los invasores. El talibán de hoy es una fuerza más pragmática, más sofisticada, menos fanática, mejor equipada y preparada que el de hace siete años. Sus acciones son cada día más atrevidas, violentas e ingeniosas, como fue aquel ataque contra la prisión de Kandahar el 13 de junio de 2008, cuando estacionaron una pipa de combustible frente a la puerta y después le dispararon con un lanza granadas. En la explosión murieron los guardias y novecientos presos escaparon. El talibán conduce regularmente ataques espectaculares contra ciudades, así como bases estadounidenses y de la otan , como aquella donde mataron a diez soldados franceses estacionados en las afueras de la capital.
EL PELIGRO DE LOS INVASORES
Al tiempo en que esto sucede, la maquinaria propagandística ya teje su nuevo cuento: “Los terroristas no son afganos, sino guerrilleros que vienen escapando de la estrategia estadunidense antisubversiva empleada en Irak.” El ejército de eu recurre nuevamente a la vieja y paradójica tradición de descalificar a un enemigo nativo al argumentar que en realidad se trata de invasores extranjeros. Sin duda hay militantes de muchas partes del mundo peleando en Afganistán, pero querer negar que los rebeldes persiguen una causa nacionalista es simple propaganda. Asimismo, está de vuelta la costumbre de exagerar los números de combatientes enemigos eliminados. El ejército estadunidense asegura diariamente que ha eliminado a decenas o cientos de talibanes y en cada ataque se dice que ha caído uno o más de los principales líderes rebeldes. Esta propaganda es insertada en el ciclo noticioso, con la esperanza de influenciar al público y, una vez que la noticia desaparece de los titulares, nadie pone atención si es desmentida.
REGRESANDO AL LEGADO DE GEORGE W. BUSH
Al término de la era Bush hay quienes sentirán una enorme gratitud por su liderazgo. Bajo este régimen, empresas como Exxon Mobil rompieron todos los récord históricos de ingresos, y se convirtieron en las corporaciones más ricas que han existido en el planeta (sus ganancias para el 2007 fueron 40.61 mil millones de dólares o bien mil 300 dólares por segundo). Y si bien Bush deja a un país en ruinas, algunos sectores de la economía han prosperado de manera increíble, como las empresas de mercenarios Blackwater y Triple Canopy, así como empresas de “contratistas” multiusos como Halliburton (de la cual era director general el vicepresidente Dick Cheney) y KBR. Y no podemos olvidar a los fabricantes de armas y equipo militar, que en 2008 vendieron más de 32 mil millones de dólares en armas, rompiendo también todo récord existente y estableciendo un nuevo estándar en las relaciones comerciales de EU y Oriente próximo.
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