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Berlín, Berlín
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La República Libre de Schwarzenberg
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Berlín es un cuento
ESTHER ANDRADI
En Prenzlauer Berg
ANNETT GRÖSCHNER
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GRUPO ATAXIA
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Marcia Torres-Sacía
Un encuentro de escritores
Dicen que, de las lunas, la de octubre es la más hermosa… y en el plateado marco de una hermosísima media luna-Mextli creciente, recientemente se celebró la cuarta edición del Encuentro de Escritores Lunas de Octubre Californiada 2007, tanto en la ciudad de La Paz como en Cabo San Lucas, BCS. “Lunas de octubre” es un necesario e importante espacio para que los literatos –poetas y narradores– del México contemporáneo se reúnan e intercambien ideas, experiencias y sueños, así como para que compartan sus creaciones con el público asistente. Emanado de la creativa iniciativa del escritor Edmundo Lizardi –alma y motor del evento– Lunas de Octubre se realiza bajo los auspicios del Instituto Sudcaliforniano de Cultura –dirigido por Elsa de la Paz Esquivel A.– y del Gobierno del estado. El formato es informal –serio y lúdico a la vez–, lo cual propicia, además de una enriquecedora convivencia entre participantes, una actitud fraterna y respetuosa ante las diversas tendencias literarias. Así, durante tres intensos días (18 al 20 de octubre), el evento permitió refrendar que en el norte de nuestro país se están generando una narrativa y una poética vigorosas, propositivas y con un muy buen nivel de búsqueda estética.
Esta cuarta entrega contó con la presencia de la poeta veracruzana Silvia Tomasa Rivera, cuyo trabajo le ha valido importantes reconocimientos (premios nacionales de poesía “Jaime Sabines”, 1988, y “Alfonso Reyes”, 1991). Asimismo, el público asistente disfrutó de un avance de la novela de ciencia ficción –próxima a publicarse– de Ramón Cuéllar Márquez (de la Asociación Independiente de Escritores Sudcalifornianos), donde el dominio narrativo va de la mano con una detallada y conocedora construcción de ambientes proto-tecnológicos; las sonoras crónicas y narraciones de Horacio Ortiz Villacorta, Ramón Cota Meza, Carlos Sánchez y Miguel Ángel Avilés, así como del libro Naufragaciones, poesía de Leonardo Varela. Estuvieron también los poetas tijuanenses Elizabeth Cazessús, quien empapó los ánimos con el pujante lirismo marino de su libro Huella en el agua , y Francisco Morales, que hizo estremecer con su poema de largo aliento, denominado Vasta, informal manera de decir Acteal : “¡Ay, Acteal, Acteal, Acteal!/ ¡Te han dado en una vieja esquina!/ ¡Han pegado en tus ojos más intensos!/ ¡En el hueco más ancho de tu canto!/ ¡En la punta más alta de tu risa! […] No te voy a decir que no roen las ansias/ ¡enferma el desconcierto perro de lo atroz!…” Muy interesante y divertido resultó Horas de junio , el trabajo narrativo del sonorense Raúl Acevedo Savín, quien es, además, organizador de otro evento literario de similar magnitud en Hermosillo. También de Sonora llegaron otras voces gracias a la revista de literatura, música y cine Altanoche , una encomiable labor editorial independiente realizada por Víctor Hugo Barrera Peralta y Raffaella Fontanot. De Coahuila estuvieron las poetas Claudia Luna y Claudia Berruecos. Desde Jalisco, la presencia blues del poeta Miguel Reinoso y la poesía y narrativa, suave y murmurante lo mismo que impecablemente estructurada, del escritor Mauricio Ramírez. Igualmente, se presentó La vitrina mágica, una original y reveladora novela del coahuilense Armando Alanís, publicada por Aldus y el Instituto Coahuilense de Cultura. Además de presentar este libro junto con el periodista José Luis Martínez (Milenio), Alicia Quiñones nos leyó poemas de su autoría; versos reflexivos, transparentes y melancólicos. También de Ciudad de México, la que suscribe leyó poesía propia. En cuanto a los escritores más jóvenes (por su edad, aclaro), cabe destacar la presencia del poeta sudcaliforniano Alejandro Atamoros quien, con el bello marco del mar finisterre y una luna casi llena, amén de entusiasmar los oídos con su magnífico poema “Al Cabo canto”, irreverente –cual reclama la investidura poética–, leyó un maduro y reflexivo texto en torno al sentido y devenir de la creación literaria en México, una atractiva e imaginativa propuesta que bien merecería ser difundida ampliamente. Enhorabuena para las letras del norte, y que la magia de estas paceñas Lunas de octubre continúe, por muchos años, destellando para todo el país.
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