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LA EXISTENCIA SUSPENDIDA
JORGE ALBERTO GUDIÑO HERNÁNDEZ
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La hermana,
Sándor Márai,
Salamandra,
Barcelona, 2007.
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Dentro de la rica tradición narrativa que se ha ocupado de la enfermedad como punto central de la trama, probablemente no exista un mejor ejemplo que La montaña mágica, de Thomas Mann. Quienes se han acercado a ella, saben que es una lectura que se puede llevar a cabo en múltiples niveles y que, incluso, es aconsejable retomarla cada tanto, para caer en la cuenta de las diversas formas de afectación que tiene, dependiendo de la edad del lector. No por nada es una de las más grandes obras de la literatura del siglo xx.
Siguiendo un modelo similar, Sándor Márai (Kassa, 1900) sitúa a su personaje en una circunstancia extrema. Poco importa que, en un primer momento, aparezca en una suerte de albergue donde se encuentra con un conocido, o que, tras su muerte, envíe el manuscrito de un fragmento de su diario a esta persona con la que no tiene relación alguna. Lo relevante es que z, un afamado pianista, de pronto siente los estragos de una enfermedad, anticipándose a sus síntomas: la somatización llevada al límite. Es una enfermedad que le ataca los nervios, los movimientos de las manos. Aun así, da el concierto en medio de una gala pocas veces vista en la guerra. Tras ella, se deja vencer sólo para ser recluido en una clínica de sanación.
Los doctores no le pueden dar un diagnóstico preciso, o no quieren mencionar el nombre de la enfermedad. Tampoco anticipan una fecha determinada para su recuperación. Lo único que le hacen saber, tanto ellos como cada una de las cuatro religiosas que se encargan de las labores de enfermería del hospital, es que su sanación plena depende más de su voluntad que de la medicina. Será entonces cuando z hallará fuerzas en su pasado, en una aventura romántica idealizada con la mujer de un amigo, en las conversaciones sostenidas con ellos a miles de kilómetros de distancia. Una decisión que hará que remita cualquier dolor y cualquier intento por procurarse morfina sólo para llegar a un desenlace sutil dentro de su complejidad.
En La hermana, Sándor Márai, al igual que Mann en su momento, se da el lujo de adentrarse en la psicología de un personaje al borde de la muerte. Somatizados todas sus emociones y sentimientos, es incapaz de salir del escollo en el que él mismo ha caído. Entonces lo importante es el proceso de búsqueda en el interior del propio yo, para vislumbrar las causas que se han ido empozando hasta volver imposible la existencia, hasta suspenderla en un estado de cómoda somnolencia producto de las drogas. Será entonces cuando este nuevo Hans Castorp tendrá ante sí la decisión más importante de su vida: abandonarse o no. Y será en su respuesta en la que hallará los mecanismos necesarios para conmover al lector que, en todo momento, tendrá un grito de aliento que lo obligue a levantarse. Así, Márai habrá sondeado, de nuevo, las profundidades del alma, mostrando una pieza íntima y poderosa, como todas las que nos presenta.
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El cuaderno dorado,
Doris Lessing,
Punto de Lectura,
México, 2007.
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Aprovechando que la autora recibió el Premio Nobel de Literatura 2007, se reedita esta obra publicada originalmente hace cuarenta y cinco años, misma que muchos catalogan como la más importante novela escrita por Lessing. La traducción es de Helena Valentí.
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Escaramuza,
Carlos Chimal,
Punto de Lectura,
México, 2007.
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Juan Villoro, viejo conocido y querido amigo de este suplemento, alguna vez dirigido por él, lo dice inmejorablemente en la cuarta de forros donde se le cita: Escaramuza “ofrece claves psicológicas sobre el deporte, la fascinación del crimen y la destrucción como una de las bellas artes”. Con esta novela, de cuya reedición se da cuenta, su autor alcanzó el prestigio de buen narrador que desde entonces lo acompaña.
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Pulpo en su tinta y otras formas de morir,
Will Rodríguez,
col. Biblioteca de cuento contemporáneo núm. 5,
Ficticia/Instituto de Cultura de Yucatán,
México, 2007.
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A sus treinta y siete, el yucateco Rodríguez es un cuentista hecho y derecho; antes de éste, publicó Catarsis de mar , Sueños de agua y La línea perfecta del horizonte . Como en ellos, Pulpo en su tinta... es fruto de una pluma cargada de eso que suele llamarse mala leche de narrador, que es la buena.
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La noche es luz de un sol negro,
Edgar Omar Avilés,
col. Biblioteca de cuento contemporáneo núm. 4,
Ficticia/Instituto Michoacano de la Juventud,
México, 2007.
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Afirma Fabio Morábito, otro viejo conocido de estas páginas, que en éste, su primer cuentario, el autor “se ríe de la ilusión de que la vida guarde un poco de orden, razón y coherencia, y en sus páginas asistimos a una suerte de limpieza de cañería profunda”.
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