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El regreso de Spencer Tunick a México
Actualmente se presentan en México dos exposiciones paralelas del célebre fotógrafo Spencer Tunick (Middletown, Nueva York, 1967) que abarcan el panorama de su controvertida obra, desde sus inicios hasta la macro producción realizada el pasado 6 de mayo en el Zócalo capitalino.
El Museo de Ciudad de México presenta una retrospectiva –Tunick antes del Zócalo – que arranca en 1992, año en el que comenzó a hacer sus pininos retratando personas desnudas en las calles de Nueva York. A partir de 1994 dan inicio sus proyectos colectivos y recorre los Estados Unidos para reunir su primera gran serie titulada Naked States , donde fotografía pequeños grupos de personas en distintos ámbitos. El éxito es inmediato y alcanza repercusión internacional, como se aprecia en su proyecto realizado en Santiago de Chile, donde reúne por vez primera a 5 mil personas. Durante esta etapa de gestación se vio atacado por numerosos grupos conservadores que vituperaron su trabajo y lo censuraron, llegando a los extremos de considerarlo “un instigador de la pornografía”. Nada más lejano a consideraciones tan absurdas: Spencer Tunick es considerado hoy uno de los principales apólogos de la poética del cuerpo humano y su original trabajo –para él “una abstracción, un performance , una instalación”– es un intento de “escultura viviente” que busca plasmar las infinitas posibilidades de expresión utilizando la belleza pura y la llana simpleza del cuerpo humano.
Foto: MUCA Campus |
Entre 2003 y 2006 se consolida como artista de talla mundial, su obra deja de ser censurada y consigue que los gobiernos de diferentes países lo apoyen para la organización de sus “instalaciones humanas” que, poco a poco, van alcanzando vuelos más altos. En estos años alcanza a reunir a miles de personas en proyectos verdaderamente sorprendentes que obedecen a diferentes temas relacionados con sus inquietudes personales: la naturaleza, la arquitectura, las áreas urbanas, el diálogo entre el espacio público y el privado. El hecho de elegir escenarios tan diversos es parte de su interés por crear efectos antagónicos en cuanto a la presencia del ser humano como un ente anónimo –hay que verlo simplemente como una “figura desnuda”– y su relación con el entorno, que es tan variado e infinito como la realidad misma. Al recorrer su trabajo, el espectador percibe diferentes emociones al contemplar los cuerpos desnudos colocados simétricamente en hileras, o aquellos en posición fetal dispuestos aparentemente al desgaire en la playa de La Concha en la serie de San Sebastián. Una de sus obras recientes, que me parece fascinante por su espíritu surrealista, es la titulada Netherlands 15, en la que vemos a un grupo pequeño de personas que simula estar flotando en un puente invisible sobre un canal en Ámsterdam, para cuyo efecto óptico se construyó una estructura especial y el fotógrafo hizo uso de las tecnologías para crear la ilusión de ver a los personajes suspendidos en el espacio.
En el Museo Universitario de Ciencias y Arte (MUCA Campus) de la unam se presenta el registro visual (Tunick en el Zócalo) de la macro instalación que Tunick realizó en la Plaza de la Constitución, rompiendo su récord de participantes que ascendió a aproximadamente 18 mil personas. La muestra está integrada por seis fotografías en gran formato, un fotomural y dos videos que dan cuenta del proceso técnico y reúnen testimonios de algunos de los participantes. A decir verdad, esta cronista se sintió decepcionada con el resultado de este megaproyecto que fue, sin duda, un fenómeno social y cultural sin precedentes en nuestro país; las numerosas imágenes en periódicos y televisión que fueron captadas por periodistas y aficionados el día del evento nos proporcionaron una idea de la magnitud de este ambicioso montaje, sin embargo, desde mi perspectiva, las fotografías que presenta Tunick en esta exhibición no alcanzan la calidad técnica ni la dimensión poética de la gran mayoría de sus trabajos. Quizás esto se deba a las limitaciones del ángulo desde el que se vio constreñido a trabajar, o a la premura por evitar la llegada del sol al amanecer. Falta contraste en la luminosidad de las imágenes que resultan muy planas, y, aunque sí provoca impacto ver tal cantidad de cuerpos arremolinados en esa vasta extensión, se pierde el sentido de proporción y de equilibrio en las composiciones, recordándonos que menos es más.
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