Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 10 de agosto de 2008 Num: 701

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Santiago Hernández: de Niño Héroe a caricaturista genial
AGUSTÍN SÁNCHEZ GONZÁLEZ

Poniatowska: el compromiso de consignar
ROSARIO ALONSO MARTÍN

Tres poetas de Guatemala

Una deuda cultural pendiente
FABIÁN MUÑOZ entrevista con
LUIS LEANTE

Leer

Columnas:
Señales en el camino
MARCO ANTONIO CAMPOS

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Cabezalcubo
JORGE MOCH

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA


Directorio
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Rogelio Guedea
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Mira cómo te miran

Hace dos años fui asesor de doctorado de una estudiante alemana que había vivido en México y estaba interesada en estudiar la poesía de José Emilio Pacheco. Al principio, nuestra relación fue simple y llanamente la relación de un asesor con su estudiante, pero pasado un tiempo las conversaciones fueron un poco más allá de lo puramente académico. Fue entonces que un día, mientras hablábamos de la presencia de Pacheco en las nuevas generaciones, ella desvió la conversación y me dijo que había tenido un novio mexicano. Un muchacho de mucho dinero que, aparte de imbécil, no tenía sentimientos. Era lo que se dice un junior, dijo lapidaria. Aunque sabía la respuesta, me hice el bobo y pregunté: ¿y qué pasó? Nada. Una vez que aprendí bien español, le dije adiós y volví a Alemania para realizar mi maestría en literatura mexicana. No tengo que decir que para el junior la experiencia con mi estudiante fue un platillo suculento para su ego y, además, un motivo inobjetable para poder decir (como ya lo están escuchando todos ustedes): “tuve una vieja ale-ma-na, caon. Po-ca madre, güey”. Sin embargo, para mi estudiante alemana el noviazgo con el junior mexicano (y el junior mismo) no fue otra cosa que un escalón más dentro de su promisorio futuro profesional.