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Reliliputiensear
Ilustración de Juan Gabriel Puga |
Debo empezar confesando una de las muchísimas lagunas de mi bagaje intelectual, una de las tantísimas que convierten la tomografía de mi cerebro en un mapa de Finlandia: consulten un atlas y sabrán de qué les hablo y se llevarán las manos a la cabeza. Pues bien, esa laguna que debo empezar confesando, es mi casi enciclopédico desconocimiento del idioma inglés. Ustedes dirán con razón, y para continuar con símiles lacustres, que eso, más que a laguna finlandesa, huele a región de los Grandes Lagos: o al de Nicaragua, que es enormísimo, y el único del mundo donde viven tiburones de agua dulce.
Pero que yo no sepa hablar ni casi leer inglés no significa que no posea sensibilidad para ese idioma, antes al contrario. Y esa sensibilidad me la desarrolló Hollywood, un componente irrenunciable de mi antedicho bagaje intelectual. Es por ello que he saltado de alegría y me he puesto a cantar (aunque no Stars and Stripes sino Norwegian Wood, "¡qué bien arde la madera de Noruega!", ¿recuerdan?); es por ello que me he vuelto loco de contento al tener noticia de una nueva creación verbal norteamericana: el verbo to pluto, cuyo participio plutoed fue elegido el 5.1 en Estados Unidos como La Palabra del Año.
Quizás algunos de mis lectores no se expliquen el origen de esta significativa ampliación del léxico inglés. Lo explicaré en breves palabras. 2006 ha sido el año en que por primera vez en la historia de la astronomía, un sistema planetario disminuyó en lugar de aumentar, que es lo normal. Y el que se redujo fue el nuestro, porque los astrónomos llegaron a la conclusión de que Plutón (Pluto, en inglés) no es un planeta en sentido estricto: su masa no supera la masa total de todos aquellos cuerpos celestes que se mueven en su órbita. La consecuencia es que el pobre Plutón fue degradado a "planeta enano". Y esa operación de reconversión a su tamaño verdadero es lo que ahora en eu se llama to pluto, que en español me permito sugerir que traduzcamos como "reliliputiensear". [También cabría tomar en cuenta "reliliputanizar", pero... ¡suena tan feo! ¿no?]
Una segunda confesión que debo hacer es que nunca me hubiese enterado de la existencia del verbo to pluto, ni de su distinguido participio, si no fuese porque los colegas alemanes han registrado puntualmente esta noticia: "La venerable American Dialect Society ha elegido plutoed como La Palabra del Año, en reñida lid que la enfrentó a poderosas contrincantes."
Me puse a investigar por mi cuenta y riesgo y he descubierto algunas de ellas: Anchor baby (niño ancla), designando al hijo de inmigrantes que nace en eu e, indirectamente, por ser un ciudadano estadunidense nato, casi que asegura a sus padres el derecho de residencia; Katrina brain (cerebro Katrina), por las consecuencias que se derivaron –para la psique de los afectados– del ciclón que asoló Nueva Orleans; Marble ceiling (techo de mármol), tan machista y discriminatoriamente presente a la hora de saber si una mujer, Nancy Pelosi, podía alcanzar o no la presidencia del Congreso; Husband sitter (guardián del marido), que se explica por sí sola; y en fin, Fox lips (labios Fox), aludiendo a la manera como se pintan los suyos en la tele las presentadoras del programa Fox News.
Y ahora les pondré cinco ejemplos más que de tan evidentes no necesitan traducción, como Ego-surfing y su sinónimo Ego-googling, para las personas que andan constantemente buscando en la red si alguien las mencionó, aunque sea para mentarles la madre; Hamastán, término políticamente de lo más incorrecto para designar la Palestina gobernada por Hamas; Ecosexual, que alude a quienes andan buscando pareja con sus mismos intereses ecológicos; Nicotini, un coctel con aroma a tabaco en los bares para no fumadores; y Pink taco, que era el nombre de una cadena de restaurantes de comida mexicana en Arizona, que tuvo que cambiarlo por ofensivo a la moral y las buenas costumbres: un taco rosado parece ser que es una metáfora del órgano sexual femenino, ¡oh manes de la imaginación pervertida!
Pero bueno, la que finalmente se llevó el gato al agua fue la nominación de Dwarf planet, (planeta enano), aquella modesta categoría a la cual la (también venerable) International Astronomical Union degradó al indefenso Plutón. Una nominación que incluía el participio, finalmente victorioso, del verbo to pluto. Y como dijo un colega alemán para explicárselo a sus lectores con un ejemplo muy claro: "A un tal Rumsfeld, en 2006, lo han plutoed." Es decir: reliliputienseado. Era hora.
Y ello me lleva a recordar uno de los más certeros aforismos de uno de los más grandes maestros del idioma alemán de todos los tiempos, el austríaco Karl Kraus (1874-1936), que fue quien dejó dicho aquello de: "Acerca de Hitler no se me ocurre nada", formulando así el mayor desprecio que se recuerda en la historia desde que Jesús respondió a sus jueces con el silencio. Pues bien, Karl Kraus escribió cierta vez a la vista del espectáculo que le ofrecían los políticos de su tiempo: "Cuando el sol de la cultura política se encuentra muy bajo, hasta los enanos proyectan una larga sombra." Es por eso que re-marco lo de re-liliputiensear, porque un día la vox populi los re-torna a su tamaño natural: y se quedan plutoneados. Per in saecula saeculorum.
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