Agarra una pala
, exigen a EPN
Estudiantes contra el Estado Mayor
Amplio repudio a políticos
Temor a organización social
La bronca que derivó en la monstruosidad en Tlateloco y una riña fiera y clasista ante el Código Penal
Dolorismo, sí; civismo ¿no?
Terremoto y presupuesto
Reconstrucción y promesas
Graco: ¿moral mínima
?
Proyecto de presupuesto para 2018
Los deportistas se pusieron el overol
El culto de plata. El Santo
a canciller alemana, Angela Merkel, se alzó ayer con una agridulce victoria electoral que le permitirá mantenerse en el poder por un cuarto periodo consecutivo, con lo que habrá estado al frente de la mayor economía europea de 2005 a 2021. Pues aunque la coalición de centroderecha que integran la Unión Cristiano Demócrata (CDU) y la Unión Social Cristiana (CSU) repitió como la fórmula más votada, el triunfo se vio opacado por el crecimiento imparable de Alternativa por Alemania (AfD, por sus siglas en alemán), partido de extrema derecha que con 13 por ciento de los votos se convirtió en el primero de corte neonazi que ingresa al Parlamento alemán y en tercera fuerza política del país.
En el suroriente de CDMX, graves problemas tras el sismo
n el suroriente de Ciudad de México el cúmulo de problemas derivado del terremoto del martes 19 de septiembre ha ido en aumento. Es razonable y prudente que se pida paciencia a todos los afectados, con el argumento de que la ayuda llegará, tarde o temprano; aun así, queremos hacer un llamado a las autoridades y a la sociedad civil para que miren hacia Iztapalapa, Tláhuac, San Lorenzo Tezonco, la colonia Del Mar y todos los barrios y colonias aledaños.
esde el punto de vista social, existen muchas cosas que se pueden comentar con motivo del reciente sismo que sacudió a México. Por lo cual, a modo de evaluación del estado de cosas
, en lo personal, me gustaría resaltar los siguientes puntos:
na vez más el nudo en la garganta y el dolor profundo marcan la vida de millones de mexicanos. Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla, estado de México, Ciudad de México devastados por una incontrolable fuerza de la naturaleza que, a diferencia de otras, es imposible prever cuándo, cómo y dónde llegará, pero sí cuáles son sus trágicas secuelas. La única certidumbre son las huellas que dejan y la obcecación con que se repiten sus crueles efectos. Es difícil escribir algo que describa a cabalidad el dolor de tantos. Lo único que queda es aferrarse a la magnífica demostración de solidaridad con la que millones han respondido al auxilio de los que han caído.
oco más de un año después del temblor de 1985, el licenciado Manuel Camacho Solís me invitó a comer con Carlos Monsiváis y Jorge Legorreta. Era secretario de Desarrollo Urbano y Ecología y, en realidad, encargado de las tareas de reconstrucción de la capital del país. En esa horrible tragedia, el gobierno del presidente Miguel de la Madrid, fue rebasado por la ciudadanía, solidaria y efectiva al rescatar los muertos, atender a los heridos y damnificados. Estaba tan mal preparado el gobierno para actuar ante la tragedia, que el Ejército, en vez de ayudar a salvar vidas, impedía la ayuda de la población. Quedan para la historia del periodismo las crónicas que publicaron en La Jornada Elena Poniatowska (especialmente en el caso de las costureras), Jaime Avilés, Monsiváis, los reporteros y editorialistas.
a contabilidad gubernamental de vidas que se perdieron o de construcciones dañadas ofrece una imagen distorsionada de lo ocurrido. La tragedia es profunda y extensa. Y es otra. Por eso el sociomoto tendrá más efectos que el terremoto y conduce a una honda transformación política.
aracas. Tras la purga del estratega Steve Bannon del entorno ultranacionalista de Donald Trump por la troika de generales que se apoderó de la Casa Blanca: James Perro loco Mattis, secretario de Defensa; H. R. McMaster, consejero de Seguridad Nacional, y John Kelly, jefe de gabinete, la guerra no convencional y asimétrica contra Venezuela, parcialmente declarada por el presidente nominal de Estados Unidos, podría pasar a una nueva fase de escalada bélica.
orprende la sorpresa frente a la masiva movilización ciudadana en solidaridad con las víctimas de los terremotos del 7 y el 19 de septiembre. Los mexicanos, y sobre todo los jóvenes y los ciudadanos más humildes, siempre están listos para salir a las calles cuando haya necesidad. Lo hemos demostrado una y otra vez a lo largo de las últimas décadas, y de manera particularmente destacada durante los últimos dos lustros.
n cuanto empezó el sismo del martes pasado, salimos de la oficina y nos paramos a media calle. Era impresionante y, claro está, teníamos miedo. De pronto, el edificio de enfrente, de seis pisos, se movió alocada y ruidosamente, como una gelatina con cascabeles. Se desprendían trozos de cemento y fragmentos de vidrio en medio de una nube de polvo. Pensamos que se desplomaría sin remedio, pero se sostuvo; ¿quién sabe en qué condiciones quedó?
res días, una semana, un mes? ¿Qué puede ser más terrible que no saber la edad que tendrá nuestra tristeza?”, se pregunta un personaje de Osama Alomar (Damasco, 1968, escritor exilado en Pittsburgh por la guerra en Siria). La realidad nos llega de golpe en ocasiones. No que no esté siempre, pero todo cambia cuando nos toma por asalto y desnuda al emperador bajo su ropa transparente, al sobreviviente desgarrado, al solidario con casco o tan siquiera manos y ganas, al consternado, al indignado, al vecino a oscuras, al que la ambulancia se llevó, al que perdió a alguien o todo, al corazón abierto y al corazón mezquino (tanto diputado, precandidato, administrador de partido, prevaricador, asaltante de caminos). Nos desnuda a todos.
penas se iniciaba la tarde y un sonido nuevo comenzó a habitar las calles de la Ciudad de México. Habían pasado sólo tres o cuatro horas del terremoto del martes 19 de septiembre de 2017 cuando el ritmo de los pasos los marcaba el sonido de las maletas en la acera. Los muros inolvidables a los que se refería Rainer María Rilke para manifestar la fuerza del hogar, ésos que marcaban los linderos de la intimidad, habían sido triturados. El hogar en un instante sufrió una metamorfosis y comenzó a ser tú, yo, nuestros hijos y una maleta.