Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 1 de julio de 2007 Num: 643

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Los alzados
(farsa edificante)

JUAN TOVAR

La casa de Watanabe (1946-2007)
MIGUEL ÁNGEL ZAPATA

Huysmans y la cuadratura del círculo
ANDREAS KURZ

Heráldica de Conquista
RICARDO BADA

Leer

Columnas:
Señales en el camino
MARCO ANTONIO CAMPOS

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

Cabezalcubo
JORGE MOCH

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA


Directorio
Núm. anteriores
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Alonso Arreola
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Cuong Vu, el señor Melodía

¿Qué es una melodía? Una melodía es el monje gregoriano que, en una abadía del medioevo, transforma en sonido su lento misticismo. (¿Por qué comenzar con una referencia cristiana occidental y no con alguna del milenario Oriente, o africana? Tal vez porque la isorritmia de esos cantos ejemplifica bien el rasgo unitivo de la melodía y su objeto.) Una melodía, también, es… (Y si mejor citamos a Wikipedia: "Una sucesión coherente de sonidos y silencios que se desenvuelve en una secuencia lineal poseyendo una identidad y significado propio dentro de un entorno sonoro particular." No tiene comas esta definición. Mala elección para un domingo de Alameda.)

Una melodía es ese pájaro que con el primer rayo del alba deja en claro su motivo. (Está bueno ir metiendo imágenes así. Claro, la melodía es el pájaro.) Es Thelonious Monk, la melodía; sus dedos machucones sobre el piano. O Gershwin con "Summertime". (¿Sólo norteamericanos si ahí están las décimas jarochas con su repetición melódica generacional, o las suites de Bach carajo, verdaderos portentos melódicos? Incluso algunas piezas pop de los ochenta cuyo melodioso logro enamorara a intérpretes de otros terrenos: "Time After Time", de Cyndi Lauper, pero cantada por Cassandra Wilson… ¡Otra vez con el jazz!).

A veces, la melodía es lo único que importa. ¿Para qué el boscoso ritmo o la armoniosa pared del aire si no hay flechas traicionando la invisibilidad del tiempo? Porque eso es la melodía: un paso entre dimensiones. (¿Será legible esta metáfora?) Convengamos entonces: una melodía es el instrumento que la propaga, la gota de luz que escapa a la verborrea cotidiana, el zumo de la unidad que lo vale todo. En el plano humano, las melodías pueden dividirse entre las improvisadas y aquellas que, pulidas al servicio de un hallazgo entre ensayo y error, sirven como temas vertebrales para una canción. Cierto. Pero una melodía –sentimos la insistencia– es también la que silba esa mujer barriendo una calle de Estambul.


Cuong Vu

Dicho esto, no es difícil imaginar que el estilo de un músico radique, esencialmente, en las melodías que construye. Porque ésas son las que cantaremos y recordaremos, las que devolverán la flor o el dolor (nota: nunca la cualidad de una nota podrá anteponerse a la nota misma). En tales búsquedas, uno de los más interesantes creadores de melodías de nuestros días (aprobada la cacofonía) es, precisamente, este Cuong Vu de quien hablamos en el título; trompetista notable a quien dedicamos espacio por sus próximos conciertos en la Puerta 22 de Guadalajara (jueves 5, con Troker) y en el Lunario del df (sábado 7). Y bueno, para quien guste de biografías y currículums, diremos que nació en Vietnam hace treinta y ocho años, que estudió en el Conservatorio de Nueva Inglaterra de Estados Unidos para graduarse con honores y que, a lo largo de una corta pero prolífica vida profesional, ha recibido distintos premios, como el Colbert Award for Excellence, dos Grammys por Mejor Disco de Jazz Contemporáneo con el Pat Metheny Group (2002 y 2006), el nombramiento como uno de los cincuenta nuevos maestros del jazz para la revista inglesa Classic cd y como el Mejor Artista Internacional por la Sociedad de Críticos de Jazz de Italia.

Por otro lado, su curiosa relación con México inició con la visita al Teatro Metropólitan del Pat Metheny Group (2002), luego al ser invitado en 2006 por el quinteto mexicano Los Dorados (emblemas del nuevo movimiento jazzteca) para grabar y tocar en vivo (este año verán la luz esas sesiones), más la de ahora (porque llega hoy mismo), cuando esculpirá su nuevo disco con el sello chilango Intolerancia, bajo la coproducción de Gerardo Rosado (ojalá que lo editen ellos aquí). Y lo mejor es que en esta ocasión viene con su maravilloso trío compuesto por el bajista Stomu Takeishi y el baterista Ted Poor (con quienes ya tiene cuatro discos), más un invitado de lujo: el saxofonista Chris Speed.

(¿Nada más que agregar?, ¿qué más es una melodía?) Cuong Vu… Línea humilde escapada de un discurso arrogante, gajo de naranja, raya de la cebra, carretera; Cuong Vu, singladura del barco, intención de fuga, saeta rigurosa; Cuong Vu, cuerda colgada al aire, hebra de tu suéter, copo flotando en aguanieve; Cuong Vu, grieta en el techo, ojo en la madera, alma del cerillo muerto; Cuong Vu, neón sobre una prostituta, titilando…, dedo pasando por la página de empleos; Cuong Vu, una mano aterrizando en otra mano… Cuong Vu en la revista Jazztimes: "La interpretación de Cuong Vu abarca tanto la belleza como el ansia con melodías que cantan como venidas del Príncipe de las Tinieblas."