Denuncia formal
Índice BigMac: el peso está devaluado 40%
¿Cuál crisis?
Desmoche en el IFE
Desastre pasado, presente y futuro del gas en México
Capital democratizado
Especulación concentrada
Casas de bolsa y clientela
Despensas y elecciones
A donde, voz, el aire lleve
e acuerdo con datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), 42 por ciento del valor de la economía mexicana está concentrado en manos de poco más de 200 mil inversionistas. Ello significa que 0.18 por ciento de la población posee casi la mitad de la riqueza nacional. Visto en forma inversa, 99.82 por ciento de los mexicanos están excluidos de esa porción de la economía. Ciertamente, el incremento tendencial de la desigualdad es un fenómeno generalizado en el mundo contemporáneo y en años recientes se ha desarrollado con fuerza incluso en países desarrollados. Pero el caso de nuestro país, a juzgar por los números de la CNBV, es extremo: en un informe dado a conocer por Oxfam durante la realización del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, se reveló que uno por ciento de la población del planeta posee la riqueza mundial; aquí, ese porcentaje es aún más reducido.
Supervisores educativos, mero mecanismo de control, lamenta
uál es el triste papel de los supervisores y jefes de sector en la educación? Juegan el de correas de transmisión de las autoridades, son sólo el ve y diles
. Nunca han jugado un verdadero papel pedagógico, orientadores y asesores de los procesos de aprendizaje en las escuelas, auténticos líderes de los diferentes tópicos de la práctica docente, son sólo un mecanismo burocrático de control administrativo de los maestros y directores.
uasi homónimo de una novela de García Márquez, este texto conlleva también su esencia: reconocer que no todo lo deseado fue posible y que hay cosas que están lejos de la satisfacción.
a alta política mexicana se desarrolla, aquí y ahora, a golpes de complicidades, fieras rivalidades, hondas pasiones y escurridizos odios. Su entorno, el teatro de las acciones y la derivada batalla, se podría decir, involucra, sin dudas ni titubeos, tanto a los personajes principales de las cúpulas decisorias del país como a sus cercanos colaboradores. Las evidencias son abrumadoras y la impunidad es una resultante de férrea observancia. Una y otra vez vemos cómo se protegen, disimulan, se atacan o justifican y auxilian, unos y otros o unos contra otros, los actores públicos. Poco importan los distintos episodios de que se trate o cuál sea la materia concreta bajo disputa. Bien pueden escenificarse en tiempos calmos que ser empujados, asaltados o moldeados por incidentes críticos, de franca ruptura, traumáticos como los que tantas veces la actualidad nacional presenta, incuba u obliga.
a curia vaticana ha tomado a mal las durísimas impugnaciones del Comité para los Derechos de la Infancia, uno de los nueve órganos creados por la ONU, para la supervisión de la aplicación de los tratados internacionales de derechos humanos. El pasado 5 de febrero, el informe de 16 páginas reclama al Vaticano que no reconoció la magnitud de los crímenes cometidos, no ha tomado las medidas necesarias para hacer frente a los casos del abuso sexual infantil ni para proteger a los niños
. Y en cambio utilizó políticas y prácticas
que permitieron la continuación de la violencia y la impunidad. Por si fuera poco lo anterior, el informe de la ONU cuestiona a la Iglesia católica por seguir contando con las doctrinas y prácticas que ponen en peligro la salud y seguridad de los niños. La invita a revisar sus planteamientos sobre el aborto, los homosexuales y la sexualidad. Sin temor a equivocarme, el silencio y la prudencia hasta ahora del papa Francisco indican que se enfrenta a su primer gran desafío: las consecuencias de la pederastia en la Iglesia y el encubrimiento que perdura hoy.
ntes era fácil: los políticos antidemocráticos y anticonstitucionales tocaban el timbre de los cuarteles, y los militares se cuadraban para salvar la nación
. Ahora es distinto: tras haber recibido algunas lecciones políticas, los militares sólo se cuadran frente a la Constitución y los políticos democráticos.
os lectores han estado bombardeados por la retórica de que el mercado abierto y sin restricciones es algo muy positivo. Esta es una poderosa arma ideológica que se repite en todas las discusiones importantes. Trátese de la privatización de activos públicos o de un tratado de libre comercio, siempre se escucha la misma canción sobre la eficiencia del mercado.