Despensas y elecciones
as revelaciones hechas por miembros de la Auditoría Superior del Estado de San Luis Potosí sobre el manejo clientelar de despensas y otras ayudas asistenciales en el municipio perredista de Soledad de Graciano Sánchez, conurbado con la capital, confirman los perfiles abusivos de la política electoral en México.
Hijo del presidente municipal inmediatamente anterior, del mismo nombre (ambos postulados en nombre del sol azteca), Ricardo Gallardo manejó con absoluta discrecionalidad, sin soportes documentales ni de entrega ni de beneficiarios, 94 mil despensas que fueron repartidas entre enero y noviembre de 2013 y que tuvieron un costo de 21 millones 209 mil pesos. No fue el único rubro de apoyos
a la población con irregularidades, pero sí el más llamativo, entre otras razones porque el despensismo suele ser una fórmula de atracción de voluntades electorales.
El episodio, sucedido en uno de los principales municipios potosinos, se inscribe en la descarnada pelea política rumbo a las elecciones de 2015, cuando se elegirá a quien releve al desvaído mandatario actual, Fernando Toranzo (teóricamente priista), a presidentes municipales y Congreso local. La batalla previa se da a base de golpes de dinero, entre grupos de priístas que tienen la enorme tacha social del saqueo de recursos públicos hecho en la alcaldía de la capital por Victoria Labastida, hasta ahora impune gracias a la protección que le brindan autoridades federales, sobre todo de la Secretaría de Gobernación, y entre panistas que tienen como máximo signo de corrupción lo hecho por Marcelo de los Santos, quien como gobernador hizo gala de perversa sapiencia de contador público para acomodar a su conveniencia las cuentas públicas desfondadas.
En ese concierto de malas artes relacionadas con los dineros populares, las expectativas de cambio y mejoría para bien del pueblo parecen inalcanzables. Sol azteca, blanquiazules y tricolores invierten
recursos públicos y dinero blanqueado para tratar de cobrar altas ganancias si llegan al poder.