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Un poema de León Guillermo Gutiérrez

Estoy frente al cementerio
rompo lápidas y epitafios
Que hablen los muertos
que me hablen solamente a mí.

No quiero escuchar a los vivos
sé de memoria sus glorias y sus pequeñeces
su andar sin razón para inventar los días
en la esfera que ronda como boba
presuntuosa de una luz ajena

Hoy escribe el perro de mirada melancólica
que me habita, con la mirada fija
en el agua egoísta del río fugitivo.

Las montañas ayer verdes
se vistieron de gris oscuro para visitar mi casa.
Las dejo entrar, cerros, aguas
y el perro triste que soy
contamos historias de muertos
para sentir que existimos

El frío me invade mientras el sol quema la cresta del cerro.