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En Poza Rica contrarrestan olores fétidos con cal

“Ya ni ganas tengo de vivir”, dice joven entre la basura y el lodazal

Unos 3 mil marinos realizan trabajos de auxilio a la población afectada

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▲ Elementos de la Marina apoyan en las labores de la limpieza a los pobladores de la colonia Lázaro Cárdenas.Foto Cristina Rodríguez
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Periódico La Jornada
Viernes 17 de octubre de 2025, p. 31

Poza Rica, Ver., En este municipio veracruzano más de 5 mil viviendas resultaron afectadas como consecuencia de las lluvias y el caudal proveniente de la sierra norte de Puebla, por lo que alrededor 3 mil marinos realizan labores de auxilio a la población.

“Ya ni ganas de vivir tengo”, dice un joven que camina entre montones de basura, muebles, ropa, colchones, enseres domésticos y otros objetos que ya despiden olores fétidos, que los vecinos contrarrestan echando cal.

El muchacho avanza entre agua lodosa que le llega por encima de sus tobillos mientras habla por teléfono. Él es uno de los habitantes de la colonia Lázaro Cárdenas de esta ciudad rodeada de montañas y ríos que desembocan al Golfo de México, y que forma parte de las comunidades que son auxiliadas por personal de la Secretaría de Marina-Armada de México (Semar).

Este municipio es uno de los más afectados por las intensas lluvias de hace una semana, pero a decir de los vecinos, más que por los efectos directos de las tormentas tropicales en esta ciudad, se debió al torrente que provino de la sierra norte de Puebla y que desbordó los ríos Cazones y Pantepec. El primero avasalló gran parte de Poza Rica y el segundo, la totalidad del municipio de Álamo.

En Poza Rica la Semar ha considerado que el torrente de agua y tierra afectó a 5 mil 745 viviendas y durante la aplicación del Plan Marina ha desplegado más de 3 mil elementos, repartido miles de despensas y de litros de agua embotellada para apoyar a los habitantes.

La madrugada del pasado 10 de octubre, toneladas de lodo se convirtieron en oleadas que en minutos –los pobladores señalan que variaron de cinco a 10– alcanzaron hasta tres metros de altura, tapando puertas, ventanas, rejas, todo espacio que limitaba la calle y el domicilio sin dar tiempo a que ninguno o muy pocos habitantes pudieran sacar alguna pertenencia, subir sus bienes al techo o a otro piso de la vivienda.

En todo el municipio, los efectivos de la Semar laboran sacando escombros y lodo de las casas, pertenencias y tratando de desaguar las calles donde miles de toneladas de bienes se echaron a perder y con la inundación han quedado amontonados, en espera que alguna autoridad los traslade a un basurero.

Los elementos navales se dividen en dos turnos, uno nocturno y otro diurno para apoyar a los pobladores afectados, distribuyen despensas, agua embotellada, tratan de limpiar las calles, pero el esfuerzo aún es insuficiente y hace falta maquinaria.

Los lugareños agradecen que son la única autoridad que los ha apoyado, no sólo con comida y agua, también sacando de sus hogares –donde quedaron atrapadas– a personas de la tercera edad que no pudieron evacuar o que se encontraban en situación de riesgo, apoyando en el retiro de estufas, refrigeradores, muebles y hasta vehículos que la fuerza del lodazal convirtió en desperdicios.

“Se perdió todo lo material, quedan nuestras casas, pero llenas de lodo y agua”, dice Gloria, una mujer que se niega a dar su nombre completo, pero que se dijo molesta: “solamente la gente del DIF vino a auxiliarnos, ninguna otra autoridad municipal o estatal ha llegado a ayudarnos. Yo vivo en la calle Agricultura y Rivera. Allí, a casi una semana, todo está anegado, el lodo llega arriba del metro y medio y hay tramos donde no ha bajado de los dos metros".

En calles como Economía y Ley, las viviendas tienen en sus fachadas una línea que se trazó con el torrente del viernes, se marcó con parte del lodo. Señala el nivel que alcanzó la oleada de agua y tierra y que arrasó con sus propiedades.

Durante un recorrido con personal de la Semar por las colonias Lázaro Cárdenas, la avenida Ruiz Cortines y Los Laureles, está última ya está en fase de “recuperación” por parte de la Marina; las vialidades y aproximadamente 500 viviendas ya están habitables.

Las primeras dos carecen de agua potable; marinos y habitantes trabajan para sacar el lodo de las casas, los enseres y bienes que ya no sirven. Las calles y avenidas están inundadas, el alcantarillado no funciona porque los accesos que tienen como salida al Río Cazones están taponados por el lodo, piedras y enseres que la fuerza del fenómeno arrastró de las casas, pero también hay cuerpos de animales, árboles y objetos que llegaron con la corriente que provino de la sierra.

Los damnificados padecen la pérdida de sus bienes, temen el impacto que dejará en su salud el lodazal y claman por apoyo para recuperar la “normalidad”, ya que desde 1999, cuando también se registró una inundación que afectó a la mayor parte de este municipio, no habían vivido una situación semejante.