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Brito y Jiménez:
el rótulo del arte
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Brito y Jiménez: el rótulo del arte
Ricardo Venegas
Cisco Jiménez, Exorcista, 2008 |
Hay artistas que eligen y son elegidos por una técnica para cernir su propuesta estética. Armando Brito (Cuernavaca, Morelos, 1956) lo sabe y por ello eligió ser emisario de lo que Baudelaire llamó “la reina de las facultades”: la imaginación. El espectador puede recorrer una obra plástica que ha ensanchado al mundo porque lo ha vuelto más diverso. Bien dijo Matisse que un artista, cuando es mitad pintor, no debe aislarse: “Desde hace diez años he viajado al extranjero para exponer en diferentes ciudades y ahora, durante 2006, me dediqué a pintar y dibujar: acrílicos y dibujos con crayón y grafito. Hice sesiones de dibujo de tres horas cada día y con todo este material pensé en llamar la exposición Paraísos artificiales '. ”
Un saxofonista en medio de un mundo que gira, hadas, demonios, botellas vacías del insomnio, un gato que mira que lo miran, dos músicos en medio de una lluvia de confetti con un solitario espectador, el clarinete y la guitarra interrogando al foco ingrávido que alumbra la emoción de un niño, un violinista que lee las partituras del encanto: el mono que hurga las estrellas y elige algunas con el bastón de sus ancestros…, son algunas criaturas del universo del pintor.
Oficio y constancia revelan a Brito como heredero de lo que hubo de aprender con maestros como Roger Von Gunten y Gustavo Aceves Navarro; artista cuyo tema de cabecera es la infancia, nos recuerda lo mucho que le debemos al niño que alguna vez fuimos.
En otra vertiente trabaja Cisco Jiménez (Cuernavaca, Morelos, 1969). Su obra se ha centrado en el ángulo no académico de la creación y ha sabido vincular elementos del arte popular con formas regionales del mundo moderno. Incorpora referencias publicitarias en las cuales se advierte la sátira y el humor de una evasión: "Como la economía está de la chingada (jodida) mejor les voy a describir a las trompas de falopio", nos dice en un cuadro muy cercano al punto de vista de Carlos Fuentes, a propósito de la realidad mexicana: “Es cierto porque es absurdo”. Lo social y lo político se interrelacionan con la ironía en su obra; su arte de denuncia nos recuerda la mejor tradición de José Guadalupe Posada. La sexualidad y la condición humana son abordados desde la comicidad a partir de obras que rebasan las fronteras entre la escultura y la pintura. Jiménez no duda en ejercer una feroz crítica al estilo de vida de la “gente bien”, pero sobre todo a la automatización del ser humano, a la anestesia acrítica. A diferencia de muchos artistas de su generación en Morelos, su obra se encuentra expuesta en diversos países del mundo.
Sobre Jiménez, George Stolz ha escrito en el Art News Magazine de New York: "Cisco Jiménez crea un arte que es simultáneamente enfurecido, juvenil, poderoso y extrañamente delicado...”.
Curiosamente, ambos artistas no han sido valorados en su estado. Por fortuna el talento no es algo que pueda ocultarse, como muchos lo aseguran.
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