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Felices primicias: regresa Martirio a México
A veces las primicias no se dan en los términos que uno quisiera. Pero bueno, las oportunidades llegan y, si no se toman las precauciones necesarias, las bombas nos estallan en las manos. Ni modo. ¿Qué se le va a hacer? Así es esto de la pluma sobre el papel dominical. Entonces, como no queremos que nos explote la dinamita por otros lados, mejor la ofrecemos como quien esparce un poco de sal en el pan de cada día: Martirio, esa extraordinaria intérprete española de gafas oscuras hoy producida por el cineasta Fernando Trueba, regresará a México en septiembre tras su éxito de 2005, para repetir en el DF, Guadalajara y, además, agregar el Foro de las Culturas de Monterrey.
Aquí nuestra plática con ella, iniciando con la forma como selecciona los temas que sentidamente interpreta: "Me interesa buscar repertorio que vaya de lo campesino a lo popular para encontrar el punto de inflexión que me una a él, tal como si las canciones me las hubieran escrito a mí." Así son sus palabras, cercanas aunque dichas desde el otro lado del Atlántico, allá donde siempre ha ido montada en la vanguardia de la tradición. Y es que, por extraño que parezca esta paradoja, lo de ella es viajar al pasado, investigando obras populares, para entonces intervenirlas desde ángulos variados como el jazz, el bolero, la jarcha y, primero que nada, los palos flamencos.
"Eso es lo que me da felicidad", insiste; "ver que las fronteras no existen cuando las almas se juntan buscando la belleza, porque así se diluyen las barreras y nos montamos en el mismo barco". Y vaya que sabe buscar belleza, trabajarla como quien engarza joyería y, finalmente, devolverla pasada por sus propias aguas. Hablando de gemas, apunta: "Me gustan las joyas del cancionero para mostrarlas a gente que no las conocía. Por eso en mi último disco, Primavera en Nueva York, hice versiones a boleros de los años treinta que los jóvenes no conocen. Son grandes obras, preciosas, que tenía que sacar fuera."
Foto: cortesía de
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Y no crea el lector que estas combinaciones son recientes en su corazón. Para nada. Martirio lleva veintiún años grabando en solitario (cuenta ya con doce álbumes) y aún más colaborando con músicos ibéricos como el cantautor Kiko Veneno o el pianista Chano Domínguez. Así, desde principios de los ochenta con su grupo Jarcha, supo rescatar el viejo cancionero español para renovarlo y quitarle el óxido político: "Eso hice en mi país con las coplas, que mucha gente asociaba al franquismo, por lo que por años las rechazaron", narra la cantante. "Así que rescaté ese género clásico de la música española con mucha falta de prejuicios, como siempre hago."
Al preguntarle sobre sus pares en México, la respuesta es automática. "Me inspiran Chavela Vargas, Astrid Hadad, Lila Downs
y hay una niña que me encanta, de Oaxaca, Georgina Meneses; me gusta mucho lo que hace." Tal información sorprende porque indica que Maribel Quiñones, que así se llama Martirio en realidad, sabe estar actualizada: "Bueno, no estoy al día del hip-hop o de la electrónica", concede, "pero sí de lo que me compete porque es mi pasión, ahí me muevo con felicidad y con placer. Así me entrego a esas cosas porque yo vivo para la música, eso está claro."
Primavera en Nueva York, álbum grabado en la Gran Manzana para el sello Calle 54 Records (el mismo de Lágrimas negras de Bebo y El Cigala), ha ganado ya numerosos reconocimientos dentro y fuera de la Madre Patria. En él participaron grandes músicos del mundo improvisado, como el contrabajista George Mraz y, claro, se hizo un velado homenaje a una de las influencias más importantes de Martirio: "Federico García Lorca ha sido el poeta más presente en mi vida en todos los niveles", explica, "así que su influencia estaba clara en el disco, pero además debo decir que yo nací con la primavera y que, precisamente, lo estrenamos en Nueva York ese mismo día."
Abundando sobre su contenido, que entre otras cosas abordará en México acompañada por el grupo Son de la Frontera, la cantante precisa: "Se trata de canciones de amor, pero después de haber pasado por el calvario del desamor; cuando vuelves a nacer, como la primavera." Algo congruente con lo que viene diciendo desde hace años: lo suyo no tiene que ver necesariamente con el sufrimiento, pese a la voz profunda y desgarrada. Más bien, y como explica su dossier de prensa: el nombre Martirio lo tomó "de la raíz griega que significa testigo, persona que se da cuenta y da fe de lo visto y sentido". Definición útil para entender a quien se sabe buscadora de belleza, excavadora del aire en un largo e intenso recorrido vital. (Para conocer detalles sobre teatros, precios y horarios, visite próximamente el sitio www.ticketmaster.com.mx).
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