Agua
para beber: la contaminación y la presa de Arcediano
Cindy McCullig
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Agua para beber: la contaminación y la presa de Arcediano
Cindy McCulligh
Investigadora del Instituto
Mexicano para el Desarrollo Comunitario (Imdec), AC
Correo electrónico:
[email protected]
Corría
el mes de junio de 2004, cuando el entonces titular de la Secretaría
de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Alberto Cárdenas
Jiménez, acusó de "piojez mental y actitud méndiga"
a los que se oponían a la construcción de la presa
de Arcediano sobre el río Santiago. Con el tiempo transcurrido
desde entonces, uno se pregunta si habrá cambiado en algo
el nivel del debate en torno a esta presa. Y, viendo pasar el agua
por debajo del histórico puente de Arcediano, el primer puente
colgante de México, uno se tiene que preguntar si es posible
un debate serio sobre una obra de abastecimiento de agua que afectará
la salud de más de tres millones de habitantes en la zona
conurbada de Guadalajara (ZCG).
Ya el puente se está
"reubicando" 800 metros más abajo y están
ampliando el camino para bajar en coche hasta el punto de Arcediano
en la barranca Huentitán-Oblatos, un empedrado que ha de
ser de la época de la construcción de las ya obsoletas
presas hidroeléctricas de este tramo del río: las
presas de Colimilla, Intermedia y Las Juntas.
En mayo, con la Caravana
¡Aguas! en Movimiento se recorrió ese estrecho
camino, rodeado de un paisaje reseco donde prevalecía un
tono pardo conforme se bajaba en este majestuoso cañón.
Repentinamente, entonces, fue que aparecieron en ese panorama árido,
caudalosas cascadas de agua que bajan por arroyos empinados y pasan
estruendosas por debajo de pequeños puentes. En ese entonces,
cuando las lluvias se habían vuelto una memoria algo lejana,
¿de dónde es que venían estos afluentes? La respuesta
se encontraba, curiosamente, en el aire; porque es el olor, aun
antes de percibir el color o la textura del agua, el que te confirma
sin querer que son las aguas negras de la perla tapatía
las que van bajando para alimentar a este río, uno de los
más contaminados del país.
Con ese olor hediondo,
penetrante en la nariz, uno se pregunta ¿por qué? ¿Por
qué se quiere construir una presa aquí para proveer
de agua potable a la segunda urbe del país?
El
debate sobre la construcción de la presa de Arcediano es
fundamentalmente de salud pública, un debate sobre el derecho
de la población a la salud y a disponer de agua limpia. Es,
además, un caso que deja ver los graves impactos ocasionados
por el mal manejo de una de los sistemas hídricos más
importantes del país, el de la región Lerma-Chapala-Santiago.
De esta presa, impulsada
por la Comisión Estatal de Agua y Saneamiento (CEAS) Jalisco
y el gobierno del estado, proyectan bombear 10.4 metros cúbicos
por segundo a una altura de 580 metros a una planta de potabilización.
La presa tendría una cortina de 125 metros de altura y una
capacidad de almacenamiento de 404 millones de metros cúbicos
de agua. Implicaría, a su vez, la deforestación de
mil 300 hectáreas de esta zona rica en endemismos y la posterior
inundación de 800 hectáreas, todo esto con un costo
de 3 mil 900 millones de pesos.
Un proyecto inviable
Mientras las empresas
Constructora Sangangüey Corporativo SA de CV, Servicios Constructivos
e Ingeniería, Alfra Ingenieros y Tdconcrefocc, trabajan
en caminos y la reubicación del puente, los estudios de la
calidad del agua siguen poniendo en duda la viabilidad de la obra.
Y es que, desde su nacimiento en el lago de Chapala, el río
Santiago recibe múltiples descargas de aguas residuales tanto
industriales como municipales, principalmente del corredor industrial
Ocotlán-El Salto y de la ZCG.
Aunque las autoridades
aseguran que el agua tendrá la calidad necesaria, otros estudios
ponen en duda esta aseveración. Es el caso del reporte elaborado
en febrero de 2006 por la QF Mercedes Lu, asesora técnica
de la Alianza Mundial de Derecho Ambiental (E-LAW) de Estados Unidos,
con base en un estudio realizado por el Centro Universitario de
Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI) de la Universidad
de Guadalajara.
En noviembre de 2005,
Enrique Dau Flores, director de la CEAS, enfatizó que la
presencia de metales pesados en el lecho del río Santiago
y de su afluente, el río Verde, no representaba ningún
problema real ya que los metales pesados no se diluyen en el agua.
De hecho, Dau Flores declaró en este sentido que: "No
hay ninguna posibilidad de que se reincorporen al agua" (Público,
10 de noviembre de 2005).
Sin
embargo, el reporte mencionado contradice estas declaraciones. Allí,
se hace énfasis en la presencia en los ríos de altas
concentraciones de manganeso, un elemento cuya presencia en aguas
y sedimentos "puede causar reacciones de oxidación y
reducción sobre otros metales como arsénico y plomo".
Así, estos metales contaminantes "se desprenden a la
corriente acuosa", reincorporándose al agua.
El reporte indica, además,
que el río Santiago está contaminado por compuestos
de alta toxicidad, tales como hidrocarburos policíclicos
aromáticos, benceno, tolueno, fenol y tetracloroetano. Varias
de estas sustancias son reconocidas como carcinogénicas,
mientras que otras tienen efectos adversos para el sistema nervioso.
Es debido a los altos
niveles de contaminación que el citado reporte concluya que
"no es posible conocer... la viabilidad del uso de esta agua
para consumo humano". Se hace notar, en este sentido, que se
carece de la información "que garantice técnica
y objetivamente que la calidad del agua que se pretende distribuir
a la ciudadanía proveniente de los ríos Verde y Santiago
sea segura para la población".
Estudios a la medida
El estudio del CUCEI/UdeG,
cuyos resultados analizó la QF Lu, fue realizado en convenio
para la CEAS. Sin embargo, las conclusiones de este Estudio para
la caracterización de los lodos de los ríos Verde
y Santiago resultaron incómodas. Señala, por ejemplo,
la presencia de metales pesados en el lecho del río Santiago
en todos los sitios muestreados e indica que algunos de los compuestos
orgánicos encontrados "son muy peligrosos para la salud
humana".
De manera importante,
recomienda asimismo un monitoreo constante de ambos ríos
por el variado tipo de contaminantes, los que "una planta de
potabilización convencional como con la que se
están haciendo pruebas piloto en el sitio Arcediano, no es
capaz de eliminar".
Aparentemente, el estudio
disgustó a la CEAS, a pesar de que este mismo organismo fue
el que lo encargó. Posteriormente, elaboró un dictamen
técnico para descalificarlo. En el primer tomo de este estudio,
uno encuentra el extenso dictamen que busca invalidar los resultados
del mismo, cuestionando su "confiabilidad" y "credibilidad".
¿Sus preocupaciones
por el estudio se habrán externado de haberse tenido conclusiones
más favorables? ¿Cuál es el papel de la ciencia
cuando los estudios los manda hacer el organismo que promueve el
proyecto? La CEAS juega a ser juez y parte.
Pan y circo
El mismo día en
que la caravana bajó a la casa de Guadalupe Lara, la única
residente de Arcediano que sigue defendiendo sus derechos con amparos
en contra de la construcción de la presa, aparecieron notas
con encabezados en los periódicos locales en que se leía:
Harán análisis del impacto a la salud en Arcediano;
Estudiarán la sanidad de presa; Estudios de impacto
a la salud podrían alterar el proyecto de Arcediano: OPS.
Es que, el día anterior, Dau Flores y el representante de
la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en México,
el Dr. Jacobo Finkelman, indicaron que esta Oficina Regional de
la Organización Mundial de la Salud emprendería un
estudio sobre los impactos a la salud de la presa de Arcediano.
Precisaron incluso que el estudio estaría terminado a finales
de este año o principios del 2007 y que tendría un
costo aproximado de 180 mil dólares.
En
cuanto a sus motivos para realizar este estudio, Dau Flores señaló
que: "estamos atendiendo una petición de la opinión
pública" (La Jornada Jalisco, 26 de mayo de 2006).
Dejó en claro, además, que la opinión pública
no iba a estorbar el camino, al declarar que las obras para la presa
iniciarían en junio tal y como estaban programadas, sin importar
cuales conclusiones podría arrojar la investigación
de la OPS.
Ya pasada la caravana,
y con la asignación de las primeras licitaciones para la
construcción de la presa, no hay seguridad de que el estudio
no sea más que un ejercicio de relaciones públicas.
"No es una condición previa para poder iniciar"
decía Dau Flores del estudio, "Siempre establecimos
con toda claridad que éste es un estudio complementario...
pero no es de ninguna manera una condición previa para las
obras. Tampoco hay riesgo de modificar el proyecto", (Público,
2 de julio de 2006). En contraste con esta actitud, la Organización
Mundial de la Salud señala, con respecto a estudios de impacto
a la salud (EIS), que: "para influenciar el proceso de toma
de decisiones, las recomendaciones del EIS deben llegar a las personas
que toman las decisiones mucho antes de que tome cualquier decisión
acerca de la propuesta".
La salud de más
de tres millones de personas se vuelve una cuestión de declaraciones
y relaciones públicas, en tanto que el prometido estudio
aún no inicia y avanza la adjudicación de contratos.
Recordamos que en su
primera audiencia pública en la Ciudad de México,
del 13 al 21 de marzo pasado, el Tribunal Latinoamericano del Agua
para el caso de la Cuenca Lerma-Chapala-Santiago-Pacífico
resolvió: "exhortar a las autoridades competentes para
que ordenen la suspensión de las obras de construcción
de la presa del Arcediano, hasta en tanto se realice un estudio
integral sobre las implicaciones a la salud humana".
En este mismo sentido,
el 22 de agosto pasado se presentó una carta firmada por
más de 60 investigadores, artistas y defensores de derechos
humanos de 11 países de América, Europa y Asia incluyendo
Eduardo Galeano, Carlos Monsiváis, Tony Clarke, Maude Barlowe
y don Samuel Ruiz, entre otros donde se exige a las autoridades
federales y estatales detener las obras para la presa y realizar
"un estudio integral de impacto a la salud de la presa de Arcediano,
que incluya un análisis epidemiológico de los impactos
de la contaminación en la salud de la población".
Críticas, revés
y otra vez: el proyecto sigue inviable
El 14 de enero de 2004,
se conformó el Comité Técnico de Análisis
del Proyecto Arcediano, integrado por científicos de la Universidad
de Guadalajara incluyendo geólogos, hidrólogos, ambientalistas,
geógrafos, abogados, politólogos, expertos en salud
pública, etc. Este comité presentó en mayo
de ese año, su estudio llamado Evaluación sobre
la viabilidad del proyecto Arcediano. Los resultados cuestionaron
desde diversos ángulos la viabilidad del proyecto; su primera
conclusión determina que: "En este momento
no
hay certeza de que el Proyecto Arcediano sea viable en términos
económicos, de salud pública, ambientales y de beneficio
social en el abastecimiento del agua requerida por la zona conurbada
de Guadalajara (ZCG)".
Posteriormente,
y en lo que fue considerado un revés en la postura de la
U de G, se conformaron equipos de trabajo conjunto con investigadores
de la universidad y funcionarios de la CEAS. Sus conclusiones distan
mucho de ser contundentes, donde incluso señalan que: "No
fue presentada información alguna en materia de impacto a
la salud y análisis de riesgo, por lo que queda como una
tarea pendiente para el Proyecto Arcediano", sin embargo, al
concluir este proceso se difundió la "aprobación"
de la U de G del proyecto.
Resulta interesante entonces
el libro que sin mayor eco publicó la misma U de G en enero
del 2006, presentando tanto el primer estudio, como las conclusiones
del trabajo con la CEAS, con una serie de ensayos de los expertos
universitarios profundizando en el análisis de la presa de
Arcediano. Allí, encontramos que en materia de salud pública
se sigue considerando que: "las condiciones sanitarias tan
deficientes en que se encuentran los ríos Verde y Santiago
convierte al sitio Arcediano en un factor de riesgo que puede propiciar
la ocurrencia de diversos padecimientos entre la población".
La introducción a este libro señala para el Proyecto
Arcediano que: "con base en los análisis y estudio efectuados
por los científicos participantes no se tiene la plena certeza
de que sea viable en términos sustentables".
Mientras tanto, la obra
sigue.
Y, ¿no hay otras
opciones?
Dándose cuenta
de los altos niveles de contaminantes (y el riesgo que esto implica
para la salud pública), surge la pregunta de si esta sería
la única opción para abastecer de agua a la ZCG. En
este sentido, Juan Manuel Durán y Alicia Torres, investigadores
de la U de G, manifiestan que cualquier proyecto de abastecimiento
de agua potable debe: "tener dos vertientes de análisis
la demanda y la oferta determinadas por dos restricciones:
la calidad del agua y su uso eficiente".
Del lado de la oferta,
entonces, llama la atención la falta total de preocupación
por conservar el agua con que ya se cuenta. Actualmente, en la ZCG
se pierde del 40 al 45 por ciento del agua en la red de distribución.
Por otra parte, del lado de la demanda, la CEAS contempla, al justificar
que le hace falta agua a la ciudad y que por ende existe una necesidad
de construir la presa, una dotación promedio de 280 litros
por habitante por día. Esto cuando en lugares como Alemania,
el consumo promedio diario es de 130 litros por persona.
Actualmente, la fuente
principal de agua potable para la ZCG es el lago de Chapala. Consideramos
que si hubiera un manejo sustentable de la cuenca Lerma-Chapala
y si se cumplieran los acuerdos para la distribución de agua
en la misma, Chapala podría seguir siendo una de las fuentes
de agua para la ciudad sin poner en riesgo al lago. En ese caso,
no habría ninguna necesidad de invertir en grandes obras
de infraestructura, sino de buscar una verdadera restauración
de esta cuenca caracterizada por la sobreexplotación y contaminación
del líquido.
Existen opciones sin
explorarse. Por ejemplo, un especialista de la U de G, Ing. José
Arturo Gleason, en su publicación sobre el aprovechamiento
de aguas pluviales indica que en Guadalajara: "se precipitan
aproximadamente 300 millones de m3 y no se aprovechan".
Lo que hace falta, plantea Gleason, es "mayor investigación
y trabajo" en el tema del "aprovechamiento de aguas pluviales
en Guadalajara".
Encrucijada
Las promesas del gobierno
son el saneamiento de los ríos y la potabilización
del agua proveniente de la presa. Al analizar a detalle sus planes,
sin embargo, lo que sobresale son los vacíos. No se han presentado
estudios técnico-económicos de potabilización
de agua donde se demuestre cómo los compuestos tóxicos
encontrados serán removidos eficaz y eficientemente.
En los proyectos que
se han presentado también hay vacíos. Parte de las
aguas negras de la ZCG pretenden canalizarse por un túnel
colector al margen del río Santiago para enviarlas a una
planta de tratamiento. Sin embargo, el colector, adecuado para mover
3 mil litros por segundo no tiene la capacidad para contener los
excedentes en época de lluvias cuando los drenajes llevan
5 mil litros por segundo o más. De esta manera, en la temporada
de lluvias, se desbordarían al embalse aguas negras sin tratamiento,
un hecho reconocido públicamente por funcionarios de la CEAS.
"¡Que se la
tomen! ¡Que se la tomen!" fue la consigna de los integrantes
de la caravana el 26 de mayo pasado, mientras entregaban
a algunos miembros del congreso jalisciense botellas de agua llenados
in situ en Arcediano ese mismo día. Obviamente, nadie
esperaba que alguien probaría ni un sorbo de esa agua maloliente
y opaca; incluso se tomó la precaución de ponerse
guantes antes de manipular semejantes botellas.
¿Llegará
el día en que la mayoría de los habitantes de Guadalajara
reciban esta agua? ¿Cuáles serán las consecuencias
para quien la tome o quien con ella se bañe, lave sus trastes,
cocine sus alimentos, etc.? ¿Habrá un estudio integral
de impacto a la salud para esta obra y se acatarán los resultados?
Abajo, en Arcediano,
lo que uno encuentra no son respuestas sino el mismo río
de aguas hediondas con sus manchas de espuma, pasajeras gratuitas
en su recorrido hacia el mar. En esta barranca, se perciben las
consecuencias de convertir ríos en cloacas, de abrir nuestros
arroyos, canales, lagos y corrientes a la descarga de cada fábrica
que quiera instalarse, a dejar que nuestras ciudades envenenen su
propio entorno.
El pasado 27 de abril,
vino el presidente Fox para hacer entrega de recursos federales
para la presa. Del lado estatal, se anuncia financiamiento a través
del Banco Interamericano de Desarrollo. El dinero fluye, así
como las licitaciones y la asignación de obras, pero la pregunta
clave permanece sin respuesta: ¿Será posible potabilizar
esta agua?
Mientras tanto, la obra
sigue
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