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LA COLECCIÓN JAPS EN MADRID
Actualmente se presenta en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid la exposición De Cranach a Monet. Obras maestras de la colección Pérez Simón, también conocida como Colección japs por las iniciales de sus creadores. La muestra está integrada por una selección de cincuenta y siete pinturas pertenecientes a la Fundación Juntos actuando por la Superación ac, presidida por los Pérez Simón, familia asturiana radicada en México que en pocos años ha conseguido reunir un impresionante acervo, considerado el más importante de nuestro país y, a decir de la revista Art News, uno de los mejores acervos privados del mundo. Se trata de la primera presentación pública de esta colección integrada por alrededor de unas mil piezas, entre pintura, escultura, dibujo, artes decorativas y manuscritos. La imponente sección dedicada a la pintura consta de obras que van del Medievo hasta nuestros días, haciendo énfasis en las escuelas italiana, alemana, francesa, holandesa, flamenca y británica. También está presente el arte moderno mexicano y latinoamericano, aunque todavía en menor proporción.
Piezas de esta colección han formado parte de numerosas exposiciones tanto en México como en el extranjero, pero su debut internacional no pudo tener un mejor marco que el majestuoso palacio que alberga la sublime colección de los Thyssen. Esta muestra constituye, a lo largo de siete salas, un recorrido cronológico de la pintura europea de los siglos xiv al xix, con piezas de la autoría de diversos Old Masters, como Cranach, Tiepolo, Canaletto, Rubens y Goya, una importante participación de artistas del xix, especialmente de la escuela victoriana que conforma el núcleo de la Colección, y concluye con ejemplos del impresionismo y postimpresionismo, como Monet, Renoir, Corot, Fantin Latour, Van Gogh y Gauguin. Se trata tan sólo de una "probadita" del suculento banquete que significa este portentoso acervo que he tenido el privilegio de visitar en el recinto que lo alberga, una casona porfiriana restaurada por el arquitecto José Luis Espinosa y Balcells, quien, para tal fin, llevó a cabo una minuciosa investigación de prestigiados espacios que alojan importantes colecciones como la Wallace (Londres), la Frick (Nueva York), la Jacquemart André y la Nissim de Camondo (París). La curadora en jefe de la Colección japs es la historiadora del arte Roxana Velásquez, cuyo rigor académico y profesionalismo han quedado patentes en su gestión como directora del Museo de San Carlos y actualmente del munal. La exposición está acompañada por un video documental que narra el nacimiento y desarrollo del acervo, y consigna los testimonios de personalidades del medio académico madrileño, quienes expresan su admiración y reconocimiento ante la riqueza de la Colección japs, juicio al que me adhiero y congratulo.
Por lo anterior, me sorprendió profundamente el artículo del celebérrimo maestro Francisco Calvo Serraller, publicado en su columna semanal del suplemento Babelia (El País, Madrid, 1/vii/ 2006), titulado "Una colección inmadura", en el que el académico español pone en tela de juicio el rigor de selección no solamente de esta muestra, sino de la colección en general, y llama "chocante" al hecho de que ésta se "haya formado sólo hace tres lustros, lo cual indica, por una parte, una vertiginosa forma de acopiar obras de arte, y por otra, a tenor de lo anterior, que han ingresado de manera necesariamente indiscriminada, sin la menor pausa crítica, ni guión
". Siendo una lectora fiel y admiradora de la erudición de don Francisco, me llama la atención este juicio lapidario, ya que con sólo echar un vistazo al catálogo impreso de la Colección –un magnífico volumen de más de quinietas páginas que consigna las "obras maestras" de ésta– se puede inferir que este acervo está sustentado por un rigor académico y estético que es resultado de la complicidad y profunda dedicación, investigación y sensibilidad de los propietarios y la curadora. Quizás el maestro Serraller tuvo prisa al elaborar su crítica y se basó únicamente en la selección de estas cincuenta y siete piezas y juzgó el todo por una parte, pues también se notó la falta de atención en su escrito donde aparece en dos ocasiones el nombre de Pérez Simón tergiversado en Pérez Rojas (¡!).
La obra de arte no existe sin el espectador, pero la generosidad del mecenas en el caso de los acervos privados es fundamental para que se cristalice ese diálogo mágico. Esperemos que en un futuro no muy lejano el público mexicano pueda disfrutar también de esta magnífica colección que está siendo admirada por miles de espectadores en Madrid.
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