Opinión
Ver día anteriorViernes 17 de octubre de 2025Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Morante a galope
“M

e levanto y miro
¡sangre a la derecha!
¡a la izquierda, sangre!
Mañana dejo la casa,
y al pueblo.
¡Salud!
¿Adónde vas, dime?
Voy al quinto regimiento
Soy del quinto regimiento…”
Y ya entrado en gastos, cantaba Rafael
Alberti por alegrías: el famoso
“Galope” de musicalidad flamenca en las
que vibraba Andalucía:
“Las tierras, las tierras,
Las tierras de España,
desiertas llanuras.
Galopa a caballo cuatralbo
jinete del pueblo
al Sol y la Luna.
Galopa, galopa
hasta enterrarlos en la mar.
A corazón suenan
resuenan, resuenan.
Galopa jinete del pueblo
caballo cuatralbo,
caballo de espuma.
Galopa, galopa…”
Sangre a la derecha y a la izquierda
sangre.
Ritmo, taconeo con redoble
de palmas en un constante
estribillo
Las tierras, las tierras
Suenan, suenan, suenan
Galopa, galopa, galopa
Caballo cuatralbo
Galopa, galopa que la tierra
es tuya.”

Instante de ritmo erótico de las estrofas que convergen semánticamente son expresión imaginativa del sonido del galope, in crescendo, como en las grandes faenas de los toreros flamencos Morante de la Puebla... los Gallos, Rafael de Paula, Curro Romero al golpe de las palabras y los bailes de la Niña de los Peines... galopa, galopa: suena, suena, resuena: anda, venga, niña! Galopa, galopa, suenan las palmas.

Rafael Alberti canta por alegrías, al revés de García Lorca, que canta por seguidillas. Dos cuerdas distintas, dos concepciones de la Andalucía y del venero del baile flamenco.

Federico García Lorca es canto tremendista andalucista: introvertido, estético, mágica del duende torero; los demonios, Alberti tiene un canto movedizo, luminoso, de garra, de ansias infinitas de vivir para hacer poesía ligera en las madrugadas soleadas de su Cádiz, y Morante de la Puebla enloqueció a los aficionados de la Plaza de Toros de las Ventas de Madrid el domingo pasado... mezcla sevillana de García Lorca y Alberti.

¡Galopa, galopa, galopa!