En el Museo Casa Nacional del Bicentenario se exponen casi 90 imágenes captadas por el autor de El llano en llamas // Se proyectarán documentales

Viernes 17 de octubre de 2025, p. 3
La novela Pedro Páramo transformó la literatura mexicana de manera radical cuando se publicó en 1955. En ese momento, pocos sabían que su autor, Juan Rulfo (1917-1986), también era fotógrafo. Una vez revelada esa faceta del escritor, no se ha dejado de exhibir su obra retratística.
El Museo Casa Nacional del Bicentenario, en Buenos Aires, se suma a la iniciativa de mostrar los mundos fotográficos del jalisciense con México: La mirada de Juan Rulfo, exposición realizada en conjunto con la Secretaría de Relaciones Exteriores, la embajada en Argentina y la Fundación Juan Rulfo, fue abierta ayer, con permanencia hasta el 30 de noviembre.
La muestra está integrada por alrededor de 90 imágenes, además de libros, que forman un conjunto representativo del acervo de más de 6 mil fotos que el escritor captó con su cámara. Especial interés causa la serie que será exhibida en 13 pendones de doble faz, realizada entre 1955 y 1957, imágenes en las que Rulfo plasmó la vida cotidiana de la etnia mixe, muy conocida por sus grupos de danza y sus bandas de música.
A partir de esa experiencia, el autor del libro de cuentos El llano en llamas (1953) se convirtió en un singular artista de la lente, capaz de conceder poder narrativo a sus miraas de la geografía rural, las costumbres y tradiciones provincianas y las realidades paralelas del México indígena, que contribuyó a estudiar y a difundir mediante su labor editorial. Ésta también estará representada por una selección de publicaciones que Rulfo coordinó como director editorial del Instituto Nacional Indigenista de México.
La muestra se divide en núcleos temáticos como Los mundos de Pedro Páramo, Paisajes, Arquitectura, Parejas, Personajes para una ficción y Retratos.
El comentario del apartado Paisajes es elocuente: “Como muy pocos escritores mexicanos del siglo XX, Rulfo conoció prácticamente todos los rincones de la República Mexicana. En un medio literario en el que, a finales de los años 40, no era una costumbre generalizada tener automóvil propio ni hacer trayectos prolongados por carretera a través del país, Rulfo acometió un oficio que le dio la enorme fortuna de viajar por sitios imprevisibles: como vendedor de neumáticos (que él mismo transportaba en su coche, poblado por poblado) llegó a lugares que la mayoría de los autores de renombre de su generación –muy apegados a la vida de las ciudades– ni siquiera sabían de su existencia”.
En el núcleo Retratos se consigna: “Rulfo solía visitar las locaciones de filmación de películas dirigidas por amigos suyos, como el cineasta Roberto Gavaldón. En más de una ocasión hizo fotos de las grandes estrellas que trabajaban en esas producciones, como María Félix y Pedro Armendáriz padre, quienes fueron retratados en 1956 por el escritor durante las tareas de rodaje de La Escondida”.
También se proyectarán documentales sobre el escritor, fotógrafo y editor (El abuelo Cheno y otras historias; Cien años de Juan Rulfo y Del olvido al no me acuerdo) en un ciclo que se llevará a cabo en noviembre.