Juan Gelman y otras cuestiones
MARCO ANTONIO CAMPOS
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Marco Antonio Campos
Juan Gelman y otras cuestiones
Hace unas semanas empezó a circular el documental en video Juan Gelman y otras cuestiones, producido y dirigido por Jorge Denti, y editado por teveunam y tval Producciones. La unión de televisiones argentina y mexicana no deja de ser emblemáticamente ilustrativa: representan a los dos países que más viven en el corazón de Gelman.
A grandes rasgos el documental es el repaso de la vida y la obra de un gran poeta, con algo de fondo de música de bandoneón, donde va ahondando esa melancolía gris que deja en el alma el paso de los años. En el documental el eje central lo representan la entrevista de viva voz con Gelman y los poemas de éste, leídos por él u otro. La entrevista de Denti con él se efectuó en Ciudad de México. En el documental se dejan señales en los árboles del camino de lo que fueron algunos de sus libros: Violín y otras cuestiones (1956), Velorio del solo (1961), Gotán (1962), Cólera buey (1962-1968), Citas y comentarios (1979), Bajo la lluvia ajena (notas al pie de una derrota) (1980), Carta abierta (1980), Dibaxu (1985) y Carta a mi madre (1987). En torno a lo relatado por Gelman, de manera vivaz, se suceden imágenes y escenas familiares, culturales, políticas y de la vida diaria porteña que casi alcanzan un siglo: aquellas de los años diez y veinte vividas por el padre hasta las más recientes de Juan de 2005. Como pocos, a lo largo de una vida Gelman ha vivido y ha muerto varias vidas
Los padres de Juan nacieron en Ucrania. Era el segundo matrimonio de su padre. Ambos eran judíos ashkenazy. Ante la difícil situación política y económica la familia emigra a Argentina en 1928 (coincide el año con el destierro de Trotsky), y se instalan en Buenos Aires, en el barrio de inmigrantes de Villa Crespo. En los papeles que consiguió en la urss para salir el padre de Juan se puso de apellido Hellmann, pero en la aduana argentina ponían los nombres como mejor los oían. Juan nace en Villa Crespo en 1930, y le ha sido siempre de una fidelidad íntegra, igual que al Atlanta, el equipo del barrio, del que es miembro distinguido. La biblioteca del club tiene su nombre.
En 1930 Uriburu da un golpe de Estado y se adueña del poder. En Argentina los treinta son llamados la década infame. Asesinatos, cárcel y persecuciones se institucionalizan. La picana eléctrica se hace moneda de uso corriente y brilla con insólita luz propia como gran torturador Leopoldo Lugones hijo.
En su niñez Gelman descubre el piano, visita deslumbrado el Teatro Colón y empieza a sentir en el alma el tango. Oye a su padre como a un eco hablar de la Guerra civil española. Su hermano Boris le lee a Pushkin en ruso y nace en él algo como una música, como "una resonancia interior", que aún no sabría definir.
Perteneciendo, como dice, a la "generación de la radio", admira, como todo argentino que se quiere, a Carlos Gardel, quien no nació en Argentina, y a Ángel Vargas, con su particular manera de interpretar los tangos entre la palabra dicha y la palabra cantada.
Encarcelado en la isla de Martín García, Juan Domingo Perón, ayudado por Eva Duarte, Evita, sale de la prisión en 1945 y gana inmediatamente después las elecciones. Evita empieza a surgir como "la abanderada de los humildes". Empezarían diez años de peronismo contradictorio: de grandes conquistas obreras y de gangsterismo y corrupción. En 1952 hay dos tragedias para los peronistas: pese al clamor popular, ante la presión feroz de los militares, Evita no compite como vicepresidenta en la fórmula con el marido, y poco después muere de cáncer. Nacía una leyenda.
A fines de los cuarenta Gelman se vuelve un fervoroso lector de poesía, y por afinidad selectiva o filiación de espíritu, se siente íntimamente próximo a la lírica de César Vallejo, en especial de un libro (Trilce), y a la lírica de Raúl González Tuñón, donde halla una gran amplitud de miras y admira cómo ahonda en sus versos el alma de Buenos Aires. Desde entonces Gelman sabe que "se vive no de la poesía sino para la poesía". La poesía es la que nos visita, nosotros no la escribimos. Se escribe o te escribe. Las influencias no sólo son poéticas, nacen de la realidad. Todo es fuera. Las palabras vienen de fuera. Para escribir hay que interrogar la realidad interrogándose.
En los años cincuenta lo marca políticamente el libro de Gregorio Selser sobre Sandino. El 16 de junio de 1955 los militares derrocan a Perón. Quedan 350 muertos dispersos en las calles. Al golpe de Estado los militares lo llaman curiosamente, con un lenguaje de izquierda, La Revolución Libertadora. En el fuselaje de los aviones que bombardean el centro de la ciudad se lee: CRISTO VENCE. Asciende primero al poder el general Eduardo Lonardi y casi inmeditamente después el general Pedro Eugenio Aramburu. Se proscribe el peronismo. A la persecución hay una resistencia organizada. Gelman se afilia al Partido Comunista Argentino.
Ocurre la Revolución cubana. En un principio deslumbrado Juan aun escribe un poema a Fidel. Se busca una nueva vía para la revolución en Argentina: una revolución en castellano. Hay varios frentes guerrilleros; los únicos realmente fuertes son Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo. En los 60 se suceden en el poder en Argentina, Frondizi, Onganía, Levingston y Lanusse. En Trelew son fusilados diesiéis opositores.
En los decenios de los sesenta y los setenta emerge en Argentina un nuevo periodismo. Un periodismo de búsqueda donde se abren las ideas y se suscita la controversia. Gelman colabora en la famosa revista Crisis.
El 25 de mayo de 1973 regresa el peronismo al poder con Héctor Cámpora y poco después vuelve Juan Domingo Perón para asumir la presidencia. Perón (im)pone como vicepresidenta a su nueva esposa Isabelita. A la muerte de Perón en 1974, asciende Isabelita, y con José López Rega, ministro de Bienestar y consejero áulico de la nueva presidenta, la derecha peronista se apropia del poder. Empieza una nueva pero más larga y terrible noche: durará casi diez años. López Rega crea un grupo paramilitar, la Triple A, que asesina opositores, incluyendo los del mismo partido peronista. En una equivocación, que pagarían muy cara, los Montoneros se van a la clandestinidad. Gelman, que pertenece a los Montoneros, viaja en 1975 a Europa, enviado por la organización, para denunciar los crímenes y las violaciones a los derechos humanos en su país. El 24 de marzo de 1976 los militares toman el poder: en siete años harían el peor exterminio sudamericano del siglo xx. La poesía de Gelman cambiaría radicalmente.
El 24 de agosto de 1976 aprehenden a su hijo Marcelo y a su nuera Claudia. A Marcelo, luego de torturarlo, lo ultiman de un tiro en la nuca, y su nuera es llevada a Montevideo, encarcelada, y luego de dar a luz, la matan. La hija es entregada a quien fue designado jefe de policía del departamento de San José por el entonces presidente Sanguinetti y a su esposa. El matrimonio era estéril.
En Argentina se crean 350 centros de detención que se reparten el ejército, la armada y la fuerza aérea. Empieza a darse una lista infinita de muertos y desaparecidos. Surgen las madres de la Plaza de Mayo (la plaza central de Buenos Aires), que dan vueltas y vueltas en círculo, pidiendo la aparición con vida de sus hijos. Más de una vez son infiltradas, entre ellas, por Alfredo Astiz, el llamado Ángel de la Muerte, uno de los hombres más inmundos y despreciables de la dictadura. Algunas son también desaparecidas. Los militares tratan de desviar la atención de sus crímenes con el Mundial de Futbol de 1978. La dirigencia de los Montoneros, en una acción demencial, intenta la contraofensiva. Arguyen que la dictadura está como un boxeador groggy, que sólo espera el golpe final. No importa cuántos mueran o sean apresados; lo importante es salir en los periódicos. Un grupo de los Montoneros, entre ellos Gelman, se oponen. Gelman renuncia a la organización. Es sentenciado a muerte por la dirigencia de los Montoneros. Ahora tiene dos condenas a muerte: la de la dictadura y la del grupo guerrilero. En la contraofensiva suicida de los Montoneros mueren decenas de militantes.
Son para Gelman años de infinito dolor y desamparo por el penoso exilio, la situación del país, la muerte del hijo y de compañeros como Francisco Urondo, Rodolfo Walsh y Miguel Ángel Bustos, el no saber cuándo terminará todo... Pese a vivir en Italia y Francia siente esas culturas como algo ajeno. Pasa años sin escribir. Desde principios del decenio de los ochenta no pertenece a ningúun partido político.
Hay un grupo de vigilancia y seguimiento de los exiliados en París llamado Centro Piloto, integrado por efectivos de la esma, perteneciente a la armada argentina. Los militares se infiltran incluso entre los exiliados. Un infiltrado es Alfredo Astiz.
En el exilio el ateo Gelman lee sobre cábala y descubre de nuevo y los lee de otra manera a San Juan de la Cruz y a Santa Teresa. Encuentra en ellos un fundamento de su tragedia personal: la presencia ausente de lo Amado: Dios, la patria, el hijo, los compañeros muertos... Eso da como resultado su libro Citas y comentarios, que es el primer canto de la derrota. Escribe su desgarrador libro al hijo. En 1980 publica Bajo la lluvia ajena, donde ya se halla el exilio explícito.
Se va a Nicaragua. Trabaja para una agencia de noticias. En enero de 1982 se entera por su consuegra y su hermana de la muerte de su madre, de quien le llega una carta veinte días después de que ella muere. Una línea de la carta resuena en él: "Hijo, estoy cansada."
El 2 de abril de 1982 al general Leopoldo Galtieri se le pasan los whiskys y el ejército argentino invade Las Malvinas. Los ingleses van a la guerra y setenta y tres días después el ejército argentino se rinde. Se convoca a elecciones. El 6 de diciembre de 1983 sube el radical Raúl Alfonsín a la presidencia. Gelman continúa procesado. Pese a su raíz ashkenazy, escribe en sefaradí su libro Dibaxu, que no es otra cosa que el español que se hablaba en los tiempos del Myo Cid.
Sólo puede volver a Buenos Aires en 1988. Los recuerdos lo aplastan: "En catorce años la ciudad había cambiado y yo había cambiado." Los lugares por donde andaba o se reunía con amigos o donde oía tangos ya son otra cosa o no existen. El Café Trianón, por ejemplo, era un supermercado.
Conoce a Mara Lamadrid, su última mujer, con quien se viene ese 1988 a vivir a México. En los noventa gobierna Argentina el autollamado peronista Carlos Menem. Lo sucede desastrosamente el radical Fernando de la Rúa, que debe renunciar luego de una matanza de manifestantes a quienes el gobierno les ha robado hasta los ahorros. A fines de esa década, con su esposa Mara, investigan durante tres años siguiendo pistas y, contra cientos de obstáculos, encuentra en Uruguay el lugar donde se halla su nieta Macarena y dónde está enterrada su nuera Claudia. La primera ya cambió el apellido y ahora es Gelman García; el presidente Batlle se niega a buscar los restos de María Claudia y el presidente Tabaré Vázquez ordena excavar en dos cuarteles sin que se hayan encontrado todavía. "Es imposible que alguien desaparezca. El derecho de una tumba es el derecho más elemental", dice Gelman. No hay derecho a que sigan en la tiniebla los desaparecidos.
En los primeros años de 2000 vienen los grandes reconocimientos. Entre muchos premios le dan el Juan Rulfo, el Ramón López Velarde, el Pablo Neruda, el Reina Sofía. En Argentina la utopía se había desecho o había partido con los muertos y desaparecidos y con el menemismo gangrenado, pero Gelman cree, ha vuelto a creer, que el final de la utopía es el principio para dar paso a una utopía mejor.
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