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Nosotros ya no somos los mismos

Exuberancia, suntuosidad, opulencia versus penuria, indigencia, brujez

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▲ Sede del Servicio de Administración Tributaria, de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Imagen de archivo.Foto Marco Peláez
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ada una de estas seis palabras, que es antitética frente a tres de ellas y de significado semejante con las dos restantes, ha estado presente en todas las columnetas de hace varios meses a la fecha. Vestidas diferente en cada ocasión, pero conservando en todo momento una absoluta concordancia con el significado común que las identifica, cada una de ellas transmite las características que corresponden a un lugar y a una situación económica y social determinada.

Y hay, como ustedes pueden ver, otra característica entre estas dos tercias de palabras: son expresiones totalmente contrarias entre sí. Tan opuestas, que son excluyentes y que no pueden ser usadas en el mismo sentido dentro de una oración de la que formen parte.

Veamos algún ejemplo: José Antonio Ocampo, ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina, ex ministro de Finanzas de Colombia y ex secretario General Adjunto del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas, ha expresado su apoyo a las propuestas del gobierno de Brasil.

Los multimillonarios –dice– no pagan ni siquiera 2 por ciento de sus riquezas, lo cual es una evasión insultante para los trabajadores que pagan 35 por ciento de sus ingresos. Hay una falsedad que auspicia esta actitud: La riqueza debe acumularse no distribuirse, porque de hacerlo, ésta se diluye y se agota.

Los argumentos contra la justa distribución de la riqueza, son tan grandilocuentes como mentirosos e inmorales: si no se cobran los impuestos justos y debidos, ¿los empresarios los ofrecerán entusiasta y voluntariamente? y, además, ¿hay forma de comprobarlo?

Más allá de estos cuestionamientos, Ocampo agregó algunos otros. Por ejemplo: el nivel de recaudación de impuestos en México, como porcentaje del promedio de América Latina es notoriamente más bajo. Así, el nivel de recaudación de impuestos es menor a la de otros países como Brasil, Colombia o Chile.

(Algunos renglones anteriores, como otros que siguen, tienen una paternidad compartida entre los corresponsales de La Jornada Jim Cason y David Brooks.)

Al estar leyendo lo anterior cayó en mis manos la nota de Dora Villanueva, que incorporo de inmediato, pues me parece que se puede presentar como prueba de lo antes dicho. En un certero y bien documentado trabajo que nos hace pensar y maldecir (el orden de los factores...) la compañera reportera nos dice: Recuperan bancos con creces lo que pagan al SAT.

Esta cifra, que de entrada impresiona: 19 mil 39 millones de pesos, se empequeñece si se relaciona con el nivel de las utilidades: en el primer bimestre del año, la suma declarada por concepto de utilidades alcanzó la cantidad de 49 mil 956 millones de pesos.

No hay que olvidar que las instituciones bancarias esperan recuperar (y lo logran), ocho veces el monto pagado en impuestos, o sea un total de 143 mil 730.56 millones de pesos.

La cabeza que da lugar al siguiente comentario, corresponde a una colaboración de Julio Gutiérrez, quien nos da relación de los ingresos bancarios del mes de febrero del presente año. Él los califica de históricos. Se trata de 305 mil 115 millones de pesos, cifra 4.88 por ciento superior a los datos del año anterior.

Julio hace un meticuloso desglose de los ingresos bancarios, y los clasifica en razón de diferentes factores. Si tiempo y lugar lo permiten, repetiremos lo esencial de su trabajo.

Pero, mientras, gracias por su solidaridad involuntaria.