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El arte mexicano toma algunos de los museos más importantes de Londres

En 2026 se montará una muestra de Frida Kahlo // Teresa Margolles expone en Trafalgar Square // Hoy destaca José María Velasco en la Galería Nacional

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▲ Daniel Sobrino Ralston muestra la firma José María Velasco.Foto cortesía de la Galería Nacional
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Lunes 28 de abril de 2025, p. 5

Londres. Algunos de los espacios museísticos más importantes en esta ciudad están protagonizados por artistas mexicanos: la Tate Modern albergará en 2026 la segunda muestra de Frida Kahlo, mientras Mil veces un instante, de Teresa Margolles, se presenta en el Cuarto Plinto de Trafalgar Square para denunciar la violencia contra la comunidad queer. A ello se suma la recién inaugurada exposición de José María Velasco en la Galería Nacional, que estará abierta hasta el 17 de agosto.

Los curadores Dexter Dalwood y Daniel Sobrino Ralston dijeron a La Jornada que esta última nació por iniciativa de Dalwood, artista británico que llegó a México en 2017 por una residencia en Casa Wabi en Oaxaca, y que por ocho años fue fideicomisario de la Galería Nacional.

Dalwood, quien se formó en Londres con maestría en el Colegio Real de Arte, reside en México desde hace tres años y conectó con Velasco durante la preparación de su exposición Esto no me pertenece (2021-2022) en el Museo Nacional de Arte (Munal) –recinto que prestó la mitad de las obras de la exposición– y en el Centro de las Artes de San Agustín Etla, en Oaxaca.

Explicó que trabajó “de manera obsesiva en una serie de pinturas sobre la historia de México, fusionando mis obras con piezas de la colección del museo, incluyendo tres cuadros de Velasco que estaban resguardados en la bodega.

“Gran parte de la historia del arte anterior a Diego Rivera y Frida Kahlo es desconocida en el extranjero. Aquí presentamos sólo una biopsia de su trabajo, pues es el primer contacto con el público británico. Muchos se sorprenderán al saber que la Ciudad de México se sitúa en un valle volcánico.

“Hemos seleccionado cuidadosamente las obras, ya que, como en cualquier artista, algunas no alcanzan la misma calidad. Velasco llegó a repetir algunos de sus cuadros más famosos hasta siete veces, muchos de ellas bajo comisión, y le ayudaban a cubrir la necesidad de subsistir. Evitamos incluir piezas bizarras, con acentos casi presurrealistas, como las grandes telas en el cubo de la escalera del Museo de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México, para no generar confusión en el público.

“Su legado ha despertado el interés de artistas contemporáneos como Gabriel Orozco, quien presentará en 2027 una exposición inspirada en Velasco.

“Es interesante compararlo con los artistas de su tiempo representados en la Galería Nacional, que alberga una vasta colección de paisajes. Mientras ellos pintaban escenas idealizadas o la vida cotidiana, como Renoir, Velasco fue distinto; corresponde a la versión pictórica de Alexander von Humboldt. Su obra no sólo retrata la naturaleza, sino que la vincula con el mundo en un sentido más amplio, reflejando ideas innovadoras que emergieron en el siglo XIX.

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Los baños de Nezahualcóyotl, del pintor mexicano.Foto cortesía de la Galería Nacional

“Sus paisajes del Valle de México, por ejemplo, invitan a reflexionar sobre las múltiples capas topográficas, desde la era mesoamericana, la Conquista y la aparición de la Virgen de Guadalupe hasta su propia época, revelando una profundidad temporal que se extiende incluso cientos de miles de años bajo la superficie. Octavio Paz, en un magnífico texto, lo expresó con gran precisión: ‘Todo está suspendido en un momento de pausa, como si la naturaleza se hubiese detenido un instante para después proseguir su marcha’.”

Siempre, internacional

Velasco fue un gran pintor de México. Fue también –siempre– internacional. Con esta frase cierra en el catálogo el ensayo de Ralston, CEEH Conservador Asociado de Pintura Española en la Galería Nacional, desafiando la consideración de Velasco como artista localista; incluso, demuestra lo contrario. Del viaje de Velasco a París, en 1889, donde pasó ocho meses, se sabe que ya era un pintor en plena madurez artística, que difícilmente podía haber sido influenciado por los impresionistas u otras corrientes de la época.

Agrega que no se conoce ninguna pintura suya realizada en la capital francesa, aunque sí hay registros de su travesía atlántica, como una vista marina conservada en el Munal y otra de la bahía de La Habana. En catálogos antiguos aparecen bocetos de París, pero su autenticidad es incierta, ya que en su época circulaban numerosas falsificaciones debido a su alta cotización.

También resalta la postura de Velasco frente a pintores impresionistas, a quienes criticaba por su uso de espátula y pinceladas sueltas, como él mismo escribió. Fue una reacción natural en su tiempo, similar a la de artistas españoles como Martín Rico. Aunque influido por maestros como Eugenio Landesio y el paisajista húngaro Károly Markó, Velasco desarrolló un estilo propio, alejándose del academicismo.

Podría clasificarse como realista, pero con una particularidad: su enfoque científico y objetivo, algo excepcional en su época. Comparado con contemporáneos mexicanos como Cleofas Almanza, Velasco es incomparable por su calidad técnica y profundidad conceptual.

De sus cerca de 300 obras conocidas, algunas buscaron proyectar a México en el extranjero, como en la Exposición Universal de Filadelfia (1876) y en París.

Para Sobrino Ralston, uno de los aportes más significativos de la exposición actual será el probable emerger de nuevos Velasco, así como investigaciones que se sumen a los estudios de Fausto Ramírez y María Elena Altamirano Piolle, bisnieta del artista, quienes han dedicado años a su estudio, impulsado por la reciente adquisición del archivo de Velasco por el Museo Kaluz.