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Decenas de artistas y colectivos convocaron a reconquistar la utopía y a no dejar de imaginar

Unos 30 grupos organizaron la Marcha Onírica // Se desarrolló de Bellas Artes al Monumento a la Revolución

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▲ Al finalizar el trayecto, los creadores leyeron el Manifiesto onírico. Foto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Lunes 28 de abril de 2025, p. 4

De Bellas Artes a Revolución. Un contingente de creadores, con la participación de unos 30 colectivos y artistas, se manifestó la tarde de ayer por la libertad de soñar. La consigna principal fue la imaginación es la revolución.

La Marcha Onírica por la Libertad de la Imaginación, organizada por el colectivo Revuelo Artes, en alianza con otras organizaciones artísticas, se desarrolló del Palacio de Bellas Artes al Monumento a la Revolución, con un centenar de participantes.

Al finalizar el trayecto, realizaron un performance y leyeron su Manifiesto onírico, inspirado en el Manifiesto del surrealismo, de André Breton, que a finales del año pasado cumplió un siglo de ser publicado.

Alrededor de la 15 horas comenzaron su avance por Juárez, en contravía y entre el tráfico. Coreaban: ¡arte y rebeldía contra la apatía!, mientras enarbolaban una manta con la cita: No será el miedo a la locura lo que nos obligue a bajar la bandera de la imaginación, proveniente del Manifiesto del surrealismo.

Una pequeña accede al megáfono y en su delgada y media voz se escucha: imaginación. Luego, en colectivo se gritan las consignas ¡imagina, la imaginación es la única arma en la guerra contra la realidad!; ¡se ve, se siente, el arte está presente!, y ¡sueña, sueña, sueña, no dejes de soñar, que el universo entero tú puedes transformar! En una pancarta se lee: Sueña, existen otros mundos.

El documento central de este movimiento artístico sostiene: ¡Es tiempo de lo onírico, señoronas y señorones! De la insumisión poética, de la creatividad arrebatada, nada alejado de la tierra y todo desbordado desde los cielos, sin raza ni clase, hacemos este llamado por rencantar el mundo e imaginar, imaginar, imaginar.

Otros puntos son: “Rechazamos una vida bajo el dominio de los monolitos, el uso desmedido de celulares…”, practiquemos el silencio, la imaginación es el único espacio donde podemos ser realmente libres y reconocemos la rebeldía como un canto.

Quienes suscribieron el manifiesto se dijeron la especie onírica. Por el arte y contra la burda cultura del espectáculo, de la especulación, del conservadurismo que retrae ideologías, contra la unilateralidad, la literalidad, la élite que adoctrina, compite y pisotea.

La fiesta de protesta reunió a integrantes de colectivos como Proyecto Nakba; Walhalla, Arte Independiente en Escena; Sueños Lucidos, Cirko; Frecuencia Itinerante; Cirko De Mente; Teatro Desde la Nada, y Compañía Máscara Negra.

Marcada por la exigencia de libertad en pos de los sueños, la marcha puede ser descrita como estrambótica y absurda por los vestuarios, variopinta, utópica, disruptiva, carnavalesca, amable, fantástica y respetuosa de los cuerpo diversos que la conformaron. Destacaron expresiones de solidaridad con la causa Palestina.

La actriz y activista Ana María Aparicio explicó a La Jornada que la marcha intenta alertar del peligro que significa la digitalización y el abuso de celulares para la imaginación de todos. Nuestros espacios de creación y de silencio eran los espacios donde imaginábamos y donde la mente se liberaba, y ahora está completamente atada por esta forma de vida.

Agregó que la propuesta tiene de antecedente un performance que Revuelo Artes desarrolló a finales de 2024 por los 100 años del Manifiesto del surrealismo. En ese momento rescatamos la parte más político revolucionaria que tiene ese movimiento e hicimos una acción que se iniciaba con una marcha para rescatar a la imaginación.

La manifestación, continuó Aparicio, está inspirada también en otros movimientos vanguardistas, como el mexicano estridentismo y el situacionismo. Nos preguntamos cuáles son los movimientos de ahora, los manifiestos actuales. Inspirados en esa idea, resolvimos hacer ahora nuestro movimiento onírico.