Con el propósito de reducir el riesgo por terremotos y tsunamis en la brecha sísmica de Guerrero, localizada entre Ixtapa Zihuatanejo y Acapulco, investigadores y científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de varias agencias e instituciones de educación superior japonesas planean colocar una red de monitoreo sismogeodésica en mar y tierra antes de que concluya este año.

El proyecto, iniciado en 2016 y que se prevé concluir en 2021, tiene un costo de 7 millones de dólares, financiado en gran parte por las universidades de Tokio, Kobe, Tohoku y Tokushima, así como la Agencia Japonesa para la Ciencia y Tecnología Marítimo Terrestre.

Víctor Manuel Cruz Atienza, investigador del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la UNAM y responsable de la iniciativa en México, explica que en esta etapa del proyecto Evaluación del Peligro Asociado a Grandes Terremotos y Tsunamis en la Costa del Pacífico Mexicano para la Mitigación de Desastres, se decidió que la zona de Ixtapa Zihuatanejo sea el sitio piloto donde se lleven a cabo los eslabones de esta iniciativa.

Además, adelantó que el 10 de noviembre, cuando se coloquen sensores en mar y tierra, el equipo de trabajo de investigadores mexicanos y japoneses tendrá el apoyo del buque oceanográfico Puma, de la UNAM. Se prevé que en enero de 2018 se estará en posibilidades de iniciar la colecta de los datos.

Esta información servirá incluso para elaborar un mapa tridimensional de la ciudad de Ixtapa Zihuatanejo, que permitirá simular una eventual inundación por tsunami y la evacuación de los pobladores, con el fin de identificar estrategias eficaces de protección civil, las alturas que alcanzarían las olas en la bahía y la distribución de una inundación en la ciudad.

La prioridad es terminar de instalar la red de observación sismogeodésica anfibia, que se encuentra en mar y tierra, destacó el especialista en física de sismos.

La red completa tendrá más de 30 estaciones sismológicas y 45 geodésicas en la brecha sísmica de Guerrero, en tierra y mar. Las estaciones consistirán en GPS, GPS acústicos y sensores de presión hidrostática que permitirán medir deformaciones lentas en la corteza.

De acuerdo con información del mismo proyecto, en los pasados 250 años se han registrado más de 55 tsunamis en la costa del Pacífico mexicano. El más devastador del que se tenga conocimiento ocurrió en 1787 en la costa de Oaxaca, en lo que hoy es Puerto Ángel, y fue producido por un terremoto de magnitud aproximada de 8.6 grados. Es decir, existen evidencias de grandes tsunamis en México como los que han ocurrido en otras partes del mundo.