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HUGO GUTIÉRREZ VEGA
La memoria y guerra
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VILMA FUENTES Entrevista exclusiva con DANIELLE MITTERRAND
Fernando Leal Audirac,
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Felipe Garrido
Celos
Ruth era feroz. O la hicieron feroz los celos. Pero lo descubrí tarde, cuando ya habían pasado muchos meses. Ella sabía cuánto había yo amado a María; todos lo sabían; no había forma de negarlo ni de olvidarlo ni de disimularlo –aunque yo nunca hablara de ella y guardé sus fotografías y dejé de usar la ropa que ella me había comprado. Ahora que estábamos casados, Ruth fue envenenándose poco a poco. Comenzó por exigir que no hubiera nada en la casa que pudiera recordar a María. No es que me lo dijera; ella se encargó de hacerlo. Un día la sorprendí cuando quebraba, minuciosamente, un juego de copas. –No me gustan –me dijo. Muebles, cuadros, cortinas... pintó la casa con saña, buscando colores que borraran su antiguo aspecto. Taló el liquidámbar porque creyó que ella lo había plantado. A veces me despertaba frenética: –¡Estás soñando con ella! –me gritaba. De nada servía negarlo; de nada servía recordarle que seis años antes María había muerto. |