Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 29 de abril de 2007 Num: 634

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Recuerdo de papa Hemingway
ALEJANDRO MICHELENA

El universo según Penrose
CARLOS ALFIERI entrevista con ROGER PENROSE

Un fiasco con Hegel
EVODIO ESCALANTE

Guernica
(
carta abierta a George Steer)

RICARDO BADA

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
JUAN DOMINGO ARGUELLES

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

Cabezalcubo
JORGE MOCH

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR


Directorio
Núm. anteriores
[email protected]

 

Luis Tovar
[email protected]

La mejor (I DE II)

El violín, primer largometraje de ficción del director mexicano egresado del CCC Francisco Vargas, ha obtenido más de tres decenas de reconocimientos alrededor del mundo, incluyendo varios de los que se otorgan en los festivales más importantes. A pesar de eso, y como confirmando nuestra nacional capacidad para instaurar absurdos y vivir en ellos, su estreno comercial no tuvo lugar en México sino en Francia, donde la cinta sigue sumando días de exhibición desde el ya lejano 5 de enero.

Por lo menos desde octubre del año pasado, cuando al IV Festival de Morelia cupo el enorme tino de incluirla en su programación, quienes tuvimos el privilegio de verla entonces, y lo mismo quienes aun sin haberla visto escuchaban, cada vez con mayor frecuencia, acerca de sus muchas virtudes, deplorábamos recurrentemente que ni uno solo de los muchos distribuidores avecindados aquí --mismos que cuando son preguntados al respecto aseguran tener la misma actitud con una cinta mexicana que con cualquier otra--, hubiese tomado ya El violín en sus manos ni estuviera planeando una distribución a la altura de un trabajo así de sobresaliente. Nada. Como diría Joaquín Sabina, "el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno", y es apenas hasta el pasado viernes, con la primavera más que instalada y gracias al debut de la empresa productora Canana Films en tareas de distribución, cuando se ha verificado el estreno comercial en México de una película que para ser vista una vez más no debía haber esperado, como de hecho sucedió, hasta que en el Festival de Guadalajara se incluyera como parte de las funciones especiales.

VARGAS EL SERENO

Con una mesura y una serenidad que sólo pueden provenir de la honesta certidumbre acerca de la naturaleza del trabajo propio, el menos contrariado respecto de las indignantes tardanza y desinterés distribuidor fue, durante todo este tiempo, el propio Francisco Vargas. Sin darle calce ni por un instante a una impaciencia que hubiese sido perfectamente comprensible, aguardó a que las cosas siguieran su curso e incluso tuvo la inteligencia necesaria para no especular, como es habitual en estos casos, acerca del número de copias con las que, en un momento dado, sería estrenada su película. Por experiencias recientes –Morirse en domingo es un ejemplo-- y por lo que puede implicar en pérdidas económicas, así como en el consecuente aceleramiento de su desaparición de cartelera, algunos manifestamos el temor de que el filme fuese "quemado" con una cifra demasiado alta de copias para una propuesta cinematográfica definitivamente a contrapelo de aquellas otras opciones de cine mexicano cuyo único mérito, si alguno, consiste en el hecho de estar más o menos bien hechas en términos técnicos, aunque su apuesta mayor sea la muy lamentable de buscar el mayor parecido posible con los detritos que nos llegan de Hollywood.

Así pues, casi desnuda por lo que hace a publicidad y a promoción –a su director se le ha podido ver y escuchar en algunos espacios mediáticos, ciertamente distintos a ésos de los que puede gozar un Del Toro, un Iñárritu, una Hayek–, beneficiada de un efecto boca a boca que no ha parado desde Cannes 2006 y que, al menos entre cinéfilos persistentes, ha venido creciendo como bola de nieve y generando expectativas en quienes aguardaban por verla, con un número de salas que a primera vista luce acorde con lo que Vargas percibe como el potencial público para este filme, por fin se estrenó El violín, la cual este juntapalabras considera, sin ambages, una verdadera joya, para decirlo con una definición que se ha malbaratado muchas veces pero que aquí podría reivindicarse.

LA GUERRA ES IGUAL A SÍ MISMA

Por más que los referentes históricos inmediatos hagan pensar, en primera instancia, que se trata aquí del conflicto político-militar en Chiapas, la deliberada indefinición temporal y geográfica propuesta por el filme desmiente –aunque eso no signifique negar la posibilidad de que también así sea– una radicación definitiva o exclusiva. No hay, para más señas, un solo pasamontañas a la vista ni referencia alguna que permita ubicar la historia en algún momento preciso entre el primer día de 1995 y la fecha actual.

El primer acierto de El violín es, precisamente, haber elegido ninguna época específica y ningún lugar determinado en aras de alcanzar la universalidad, en concordancia con el tema que aborda: la oposición, el conflicto y el choque, sin calendarios ni fronteras, que sufrimos los seres humanos cuando una parte de ellos se organiza para cambiar una situación insostenible, mientras otra parte está previamente organizada para reprimir y aniquilar ese intento de cambio.

(Continuará)