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Juan José Consejo y Dionisio López
La electrificación rural en Cuba como recurso comunitario para la sustentabilidad
María Rodríguez Gámez
Asociación Agroecoturística de La Argentina de Pocora, Costa Rica
Karla Pérez Fonseca y Karla Molina Villalobo
Correo electrónico: [email protected]
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La electrificación rural en Cuba como recurso comunitario para la sustentabilidad
María Rodríguez Gámez
Centro de Investigaciones de Energía Solar
Santiago de Cuba, Cuba
La provincia de Santiago de Cuba, ubicada en la zona sur oriental de la isla, se caracteriza por su zona montañosa que deja aisladas y con un difícil acceso a las comunidades que ahí se encuentran. En este lugar se localiza Santa María de Loreto, núcleo poblacional compuesto por alrededor de 46 viviendas donde habitan unas 200 personas que tienen como actividad fundamental la producción de café y frutales.
Su infraestructura, aunque básica, proporciona a la población instalaciones sociales como consultorio médico, escuela primaria, tienda mixta, círculo social, una planta de beneficio de café y una oficina de la granja.
Por más de 25 años, la comunidad contó con una planta diesel de 32 kVA para abastecerse de energía eléctrica, aunque la constante escasez de petróleo y las dificultades para su mantenimiento permitían que funcionara solamente cuatro horas diarias. Su servicio era, así, irregular y demostraba con creces que era insostenible por la falta de repuestos, combustible y lubricantes.
Ante esta situación (que no era exclusiva de dicha localidad), el gobierno cubano puso en marcha en 1986 un programa de electrificación rural para médicos de familia con sistemas fotovoltaicos independientes. La Central Fotovoltaica de Santa María de Loreto se convirtió pronto en una de las experiencias más importantes del país, no solamente porque era la primera en construirse en una escala media, sino porque representaba una oportunidad para conocer cómo este tipo de instalaciones se comportan en un clima tropical ante el efecto de las altas temperaturas, aspecto de especial interés para la efectividad de futuras inversiones en el campo de las energías renovables.
Al ser dotada por un Sistema de Adquisición de Datos (SAD) para el monitoreo de los principales parámetros operativos que caracterizan el funcionamiento de este tipo de instalación, se pudo perfeccionar la metodología utilizada en su diseño.
El proyecto resultó todo un éxito, debido fundamentalmente a la importancia que la comunidad le dio al sistema para su convivencia. Los habitantes del lugar colaboraron y ayudaron a la construcción y puesta en marcha de la instalación, además que el delegado de la comunidad se capacitó para conocer el funcionamiento de la central, conocer sus fallas y poder tomar decisiones y brindar un servicio eléctrico de calidad a todas las casas de los comunitarios.
En la parte ambiental, al no funcionar más la planta diesel, además de eliminarse el alto nivel de ruido propio de su funcionamiento, dejaron de consumirse entre 60 y 80 litros de petróleo diarios, evitando la emisión de más de 15 toneladas anuales de bióxido de carbono, a lo que se sumaba la contaminación de terrenos aledaños causados por derrames de combustibles y lubricantes.
Para la construcción del campo de los paneles solares, se aprovechó el perfil del terreno, requiriéndose un mínimo movimiento de la tierra con lo que se evitaron cambios en la topografía y se aprovecharon las áreas cultivables con siembras de poco follaje. La instalación de la central fotovoltaica ha impactado indirectamente al sector económico de Santa María Loreto.
Por ejemplo, la productividad del trabajo en la comunidad se ha elevado. A partir de su establecimiento, la producción de café ha ido en aumento, desde unas 30 mil latas en 1997 hasta más de 50 mil en 1999. De la misma manera, se ha dejado de consumir una cantidad considerable de combustible diesel utilizado en los procesos de manufactura, que además implicaba transportarlo hasta la localidad.
Los beneficios sociales a más de las 200 personas se hacen patentes al mejorarse su calidad de vida. El servicio eléctrico continuo que ahora se ofrece garantiza iluminación doméstica, medios de comunicación y conservación de alimentos; se brinda un servicio de atención médica de mayor calidad dado que el consultorio ahora cuenta con mejores condiciones de equipamiento y posibilidades para la atención primaria, conservación de vacunas y rápida comunicación con centros especializados de la salud en caso de casos graves.
Por otro lado, la población en general ha elevado su nivel de conocimiento al tener mayores posibilidades de información a través de la radio y la televisión; los niños han incrementado sus habilidades teniendo acceso a la computación y a la posibilidad de realizar actividades recreativas propias de su edad en horas nocturnas.
Antes de la instalación de la central fotovoltaica, se contaba solamente con dos bombillas como promedio por vivienda (siendo la mayoría incandescente o de baja eficiencia) y en toda la comunidad existían sólo seis radios, ocho televisores y dos refrigeradores domésticos. Siete años después, en cada hogar había seis bombillas como promedio y tenían también televisores, ventiladores y refrigeradores.
El mayor obstáculo reconocido en Cuba para la generalización sustentable de los sistemas fotovoltaicos es la micro administración y el esquema de mantenimiento que garanticen la operación estable a largo plazo de la tecnología. Pero este problema se resolvió al incorporar a los vecinos a los trabajos de construcción y montaje, así como en lo relativo a la atención del equipo de técnicos.
Las reparaciones, el seguimiento operativo y el mantenimiento especializado están a cargo del Departamento de Electrificación del Centro de Investigaciones de Energía Solar (CIES) con el apoyo del gobierno municipal provincial y de la ONG cubana Cubasolar.
Actualmente, la central se encuentra funcionando satisfactoriamente, por lo que se ha constituido como experiencia modelo para Cuba despertando un considerable interés científico y tecnológico para fabricantes e instaladores, ya que ha servido como laboratorio para estudiar aspectos sociales, económicos y ambientales del impacto del proyecto.
Con las investigaciones realizadas y su probado funcionamiento de manera estable durante 20 años, se puede ya hablar de la sustentabilidad de esta tecnología y de sus beneficios para el entorno rural cubano.
Además, el cobro parcial del servicio ha contribuido a crear una mayor responsabilidad de los actores y a facilitar el intercambio con los usuarios entre los que se promueve una cultura de ahorro energético.
De las lecciones aprendidas, se ha podido constatar que la mejor herramienta para lograr el desarrollo sustentable bajo estas condiciones es brindarle a los comunitarios todos los conocimientos básicos del funcionamiento de la central y hacer de esta instalación un elemento fundamental para la supervivencia y desarrollo social in situ.
Santa María de Loreto se ha convertido en un punto de referencia, superación y entrenamiento de personal, tanto nacional como internacional en materia de tecnologías fotovoltaicas. Desde su construcción, se visualizó como una alternativa para fomentar el desarrollo social de la zona, lo cual tuvo una decisiva influencia en los parámetros de diseño y de operatividad. Este objetivo se logró y se trabaja ahora en que ésta continúe funcionando.
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