DIRECTORA GENERAL CARMEN LIRA SAADE
   

DIRECTOR FUNDADOR CARLOS PAYAN VELVER
SUPLEMENTO MENSUAL  DIRECTOR: IVAN RESTREPO  
EDICIÓN: LAURA ANGULO   LUNES 28 DE NOVIEMBRE 2005 
NUMERO ESPECIAL


  Portada

Presentación

La biodiversidad en los arrecifes coralinos veracruzanos
Juan M. Vargas Hernández

Buceo y barcos hundidos en Veracruz, maravillas submarinas
Anja Corona Bähre

Carta sobre la mar y la vida
Raúl Kuanenemy

Segunda limpieza submarina
Raúl Kuanenemy

Devolverle vida al agua
Carolina Miramontes


Correo electrónico:

[email protected]

 

  

Devolverle vida al agua

Texto: Carolina Miramontes

Fotos: Isaac Michán

La contaminación del agua, el líquido indispensable para todos los seres vivos, es un crimen silencioso y cotidiano contra nosotros mismos y contra la naturaleza. Un atentado que es imprescindible frenar. Ello será posible si así lo decidimos y llevamos a cabo entre todos.

Todos los días, requerimos contar con agua limpia y potable para nuestras necesidades más esenciales: alimento, salud, higiene y para realizar las más diversas actividades económicas que mantienen "vivas" nuestras grandes y pequeñas ciudades. Utilizamos agua potabilizada, limpia, pero la convertimos en agua negra, residual, de mala calidad.

En México, solamente el 26 por ciento de las aguas negras o residuales son tratadas a fin de sanearlas y devolverlas a ríos y mares nuevamente limpias. Estos tratamientos se iniciaron en Inglaterra a finales del siglo XIX y principios del XX para controlar los brotes infecciosos en las ciudades. Históricamente, el primer objetivo del tratamiento era reducir el contenido de materia en suspensión del agua.

Las aguas contaminadas que una ciudad le regresa a la naturaleza se catalogan en domésticas e industriales. Las primeras, compuestas de aguas negras: restos de alimentos, parásitos patógenos, detergentes y otros químicos; y las segundas, contaminadas principalmente por compuestos orgánicos e inorgánicos de diversos tipos en grandes cantidades.

El 50 por ciento de la contaminación de las aguas se debe al uso en nuestras casas y negocios de detergentes y cloros (químicos). Estos productos, que los medios de comunicación masiva nos anuncian machaconamente, hacen daño a la naturaleza pues contienen sosa. La sosa mata los microorganismos que viven en el agua y que tienen como función natural degradar o digerir los residuos de nuestros deshechos: grasas y aceites, materia orgánica e inorgánica que quedan atrapados en los drenajes, produciendo entonces malos olores y atrayendo bichos y roedores.

Por si lo anterior fuera poco, con el tiempo la sosa de los detergentes va perforando las tuberías de desagüe y esto provoca acumulación de humedad, más aun si se vierten mayores cantidades de químicos altamente corrosivos al drenaje cuando éste se tapa.

Hace treinta años, los investigadores descubrieron esta situación; sin embargo poco se ha podido hacer por disminuir la producción y consumo de estos detergentes con sosa cáustica ya que resulta ser una de las industrias más remunerativas del mundo. La solución a esta problemática existe desde hace veinte años. Son los detergentes biológicos que no contienen sosa y son amigables al medio ambiente además de ser realmente biodegradables, de acuerdo con pruebas específicas que así lo determinan. Su uso representa una solución práctica y domestica.

Estos detergentes están formulados por elementos naturales llamados enzimas, que ayudan en la labor de limpieza natural del agua una vez que la hemos utilizado, además de no dañar la piel ni la ropa.

Se biodegradan en cuestión de horas, contrario a los que contienen sosa, e incluso a algunos que se dicen biodegradables, que tardan un promedio de 30 años.

Ejercer prácticas ecológicas conlleva a una vida sana y armónica, más aun si se está conciente de que el uso de detergentes biológicos ayuda a no contaminar cultivos, pastizales, plantas, y la vida acuática y submarina.

Ventajas de los detergentes biológicos sobre los detergentes comunes

Detergentes comunes:

  • Separan grasa de superficies y la envían a otro sitio con ayuda de corrientes de agua.
  • Son cáusticos, corrosivos, agreden al medio natural en que vivimos.
  • Nivel de limpieza bueno.
  • Por su formulación corrosiva y a base de químicos, pueden afectar vías respiratorias, piel, vista, etc.
  • Generan malos olores por su acumulación de grasas y residuos en drenajes y cañerías.
  • Contienen espumantes muy difíciles de controlar.
  • Requieren hasta 90 litros de agua por lavada en lavadora grande.

Detergentes biológicos

  • Las enzimas que contienen ayudan a digerir o transformar la grasa, eliminándola.
  • Se elaboran con enzimas, que favorecen los ciclos biológicos naturales.
  • Nivel de limpieza muy bueno.
  • Son totalmente amigables con tu piel y el medio ambiente.
  • Propician la degradación natural de grasas y residuos, permitiendo cambios bioquímicos que no huelen mal.
  • Hacen poca espuma.
  • Ahorran agua, empleando un máximo de 60 litros de agua por lavada