Miércoles 8 de octubre de 2025, p. 26
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) alerta, al igual que diversos organismo multinacionales, de los impactos negativos en la salud de niñas, niños y adolescentes por la obesidad y el sobrepeso, cuyo tasa se duplicó en poco más de dos décadas en el mundo. Y destaca que más de la mitad de estos menores residen en Asia y América Latina.
En su reporte más reciente: Alimentando el negocio: cómo los entornos alimentarios ponen en riesgo el bienestar de la infancia, señala que nos enfrentamos a un “punto de inflexión histórica” que demanda acciones contundentes, entre ellas regular de forma clara los mecanismos publicitarios de productos poco saludables, incluidos los alimentos ultraprocesados y las bebidas azucaradas.
El organismo de Naciones Unidas indica que 60 por ciento de los adolescentes de 15 a 19 años consume más de un alimento o bebida no saludable al día. A esto se suma una creciente exposición a la publicidad de estos productos, principalmen-te de forma digital, pues 75 por ciento de los adolescentes han visto anuncios comerciales de bebidas azucaradas o energéticas.
El estudio destaca que los niños, niñas y adolescentes “afirman que se sienten tentados, presionados e impotentes ante la incesante promoción de estos alimentos”.
Por ello, subraya la importancia de iniciativas como Mejora mi comida (Fox My Food), presente en 19 países, donde los adolescentes se han organizado para exigir que se produzcan cambios normativos que transformen los entornos alimentarios, además de lograr que los alimentos nutritivos y saludables sean accesibles.
Agrega que el movimiento ha unido a los jóvenes para “defender entornos alimentarios más saludables en sus escuelas, comunidades y países. La iniciativa parte del derecho fundamental de todos los niños y niñas a la salud para crear un espíritu de compromiso y solidaridad entre jóvenes de diferentes orígenes y ayudarlos a poner en cuestión los entornos alimentarios que anteponen el negocio al bienestar”.
Unicef subraya la necesidad de establecer marcos regulatorios más claros, pues alerta que la publicidad digital “se está extendiendo rápidamente y permite a la industria de los alimentos y bebidas ultraprocesados acceder a los niños, niñas y adolescentes e influir en ellos de una forma que no tiene precedentes”.
Destaca que esta estrategia publicitaria se basa en el comportamiento en línea de los menores para mostrarles anuncios personalizados de alimentos muy persuasivos.
Es una técnica “interactiva, atractiva y está disponible en todo momento; diluye los límites entre contenidos y publicidad; está poco regulada y resulta imperceptible para madres, padres y cuidadores”.