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¿La fiesta en paz?

Bruno Aloi triunfa en Las Ventas // Huicholes alertas // Diputados colonizados

L

a negligencia acumulada durante más de tres décadas al frente de la Plaza México por dos empresas tan adineradas como insensibles, trajo sus consecuencias, no por improcedentes y antojadizas menos lamentables: suspensiones primero y prohibiciones después, ya que donde no se hacen toreros sino se contratan figuras, la deidad táurica o ser divino en diversas civilizaciones y un público tan pasivo como ninguneado se hartaron de tanta mediocridad. Entonces intervino una autoridá protectora de la sangre en las plazas, no en las calles.

En España las novilladas siguen siendo un buen negocio, a diferencia de México, donde la imaginación empresarial gastó la pólvora en infiernitos colonizados y sometimientos acomplejados a algunos ases de importación. Por eso el novillero mexicano Bruno Aloi hizo muy bien en regresar a la península, donde este jueves cortó la oreja de su segundo de una novillada cornalona y astifina de Guadaira, encaste Domecq, convirtiéndose en el triunfador del certamen Cénate Las Ventas. (https://videos.toromedia.com/videos/ embed/1dfe0df0-db59-4d14-9d53-b1 c2c8bfa98d)

Bruno Aloi posee demasiadas cualidades, por lo que resulta difícil señalarle defectos. Sin embargo, ensimismado en su quehacer torero se concentra en ese toro y se olvida del público y de todo, pasando por alto que entre el uno y el cien hay 98 grados de expresión, no dos. En su proceso de maduración, ojalá considere hacerse de un sello distintivo –y de alguna suerte– que los públicos identifiquen y a la vez lo diferencie del resto pues el celo le sobra. Un contacto visual más eficaz, un semblante menos adusto y gestos que reflejen su enorme emoción al torear harían aún más elocuente ese notable desempeño torero.

En La Jornada encuentro una nota que contrasta con las euforias oficiosas: La Unión Wixárika (Huichol) de Centros Ceremoniales de Jalisco, Durango y Nayarit AC rechazó la inscripción ante la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) de la Ruta Wixárika por los sitios sagrados hasta Wirikuta como Patrimonio Mundial de la Humanidad, porque fue presentada en otro idioma, lo cual dificulta su comprensión para los wixaritari; no hubo consulta al pueblo y se desconocen los alcances de dicha declaratoria.

Alertó que su cultura está siendo arrebatada de sus manos con la falsa promesa de que serán protegidos con máxima legalidad, conservación ecológica, revalorización de saberes y empoderamiento de los pueblos originarios, una supuesta protección que se da bajo la representación de personas e instituciones ajenas a sus pueblos. Añadió que la candidatura ante la Unesco no fue presentada por autoridades ni comunidades del pueblo wixárika, sino que la impulsó la asociación civil Conservación Humana, en conjunto con el Instituto Nacional de Antropología e Historia y la Secretaría de Cultura federal.

Varios años perdieron aficionados mexicanos tan bien intencionados como ingenuos en su intento de que la Unesco reconociera a la fiesta de los toros como patrimonio cultural inmaterial de México, ignorando el frágil concepto de cultura de unos y el manejo empresarial de otros, por lo que el voluntarioso apéndice de Naciones Unidas nunca pensó inscribir la rica tradición taurina de nuestro país a la lista de patrimonio mundial de la Unesco, pues una cosa es el peyote ritual y otra un milenario rito táurico que en el ruedo tortura al toro de lidia. ¡Ah, que los cultos!

Con un humanismo colonizado y eurocentrista, la Comisión Permanente del Congreso rindió homenaje a Ozzy Osbourne, líder de la banda británica de heavy metal y hard rock Black Sabbath, por su huella imborrable en la historia de la música. Qué bonito que el ambiente de confrontación que priva en la Comisión Permanente se haya diluido por unos momentos. ¡Y qué fea la democracia que protege toros de lidia, no personas!