El sentido de la vida en el Museo Viktor Frankl de Viena

n el corazón de la capital austriaca, a pocos pasos del centro histórico, hay un lugar de reflexión cuya visita, según algunos testigos, ha contribuido a mirar de forma introspectiva el sentido particular de sus vidas con un dejo de optimismo. Más que una exposición biográfica del renombrado siquiatra y neurólogo austriaco Viktor Frankl (1905-1997), visitar este museo puede convertirse en invitación a explorar el concepto propio del sentido de vida, incluso en medio del sufrimiento más profundo.
Ante la oferta de 200 museos en Viena, es probable que visitar el Viktor Frankl pase desapercibido, pues los turistas quedan deslumbrados por la belleza arquitectónica y la inmensa oferta cultural de la ciudad que, considerando el área metropolitana, llega casi a 2 millones de habitantes. Ofrece un amplio programa de talleres, conferencias y programas educativos promoviendo el diálogo sobre la responsabilidad personal, los valores y la resiliencia.
Viktor Emil Frank fue una figura importante del sicoanálisis y la sicoterapia, conocida también como la tercera escuela vienesa, después del fundador del sicoanálisis, Sigmund Freud, seguido por la llamada sicología individual de uno de los discípulos de Freud, Alfred Adler. Durante su práctica profesional, destacó su servicio en el hospital siquiátrico local, donde atendió a pacientes con tendencias suicidas.
En 1938, después de la anexión de Austria por el régimen nazi, dado su origen judío se le prohibió atender a pacientes considerados arios. En la racial ideología nazi, éstos estaban en la jerarquía superior y los judíos definidos por raza y no por religión pertenecían a una inferior, por lo que eran una amenaza para los arios.
En 1941 se le ofreció ir al consulado estadunidense para obtener un visado y emigrar. Frankl relata lo difícil que fue rechazar esta atractiva oferta que le garantizaba salvar su vida ante la obligación moral de no abandonar a sus padres. En 1942, él y su familia –esposa, hermano y padres– fueron enviados al campo de concentración de Theresienstadt, en las inmediaciones de Praga. Sólo él sobrevivió después de haber sido trasladado a otros tres campos, incluido Auschwitz.
En 1945, Frankl regresó a lo que era su residencia en Viena para practicar la corriente sicoterapéutica que creó: la logoterapia. El origen griego de la palabra está relacionado con el sentido y terapia de sanar, pues pretende hacerlo encontrando un sentido a la propia vida. La enseñanza central de su enfoque es la creencia incondicional del sentido de la vida, incluso bajo situaciones trágicas del destino, como lo vivido por él.
el museo abrió en 2015, coincidiendo con el 110 aniversario de su nacimiento. Fue una iniciativa del Centro de Estudios Viktor Frankl Zentrum Wien que 10 años antes se fundó como instituto de formación de su enfoque curativo. Se encuentra en el mismo edificio donde él vivió y trabajó gran parte de su vida, en la calle Mariannengasse número 1.
Frankl fue condecorado con numerosos premios, entre otros, 29 doctorados Honoris Causa. El museo resalta que su enfoque curativo es ideal para enfrentar los problemas de nuestro mundo en crisis mostrando un camino constructivo e innovador.
Alia Lira Hartmann