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Armand / La inmensidad
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▲ Fotograma de las cintas Armand y La inmensidad
L

as zonas grises de la verdad. Armand: Una acusación peligrosa ( Armand, 2024), primer largometraje del realizador noruego Halfdan Ullmann Tondel (nieto de Ingmar Bergman y Liv Ullmann, para los interesados en filiaciones artísticas), sitúa la totalidad de su acción en una escuela primaria noruega. Un ambiente tenso se respira en las oficinas y pasillos del lugar. Un incidente escandaloso se ha producido e involucra a dos compañeros de clase de apenas 6 años. El pequeño Armand tiene ya una reputación de alumno difícil. Pero esta vez recae sobre él una sospecha más grave: el abuso sexual que habría infligido a Jon, su amigo más cercano. Los padres de ambos son convocados al plantel para discutir este asunto delicado y para un deslinde de responsabilidades. Lo que sigue es menos el enjuiciamiento moral de la conducta de Armand y Jon que la ríspida y catártica confrontación verbal entre sus progenitores. Se descubre que las dos familias están en realidad emparentadas entre sí, y que entre ellas subsisten viejos rencores, pero también adúlteros deseos soterrados y una sorda batalla de egos. Elizabeth, la madre de Armand (soberbia Renate Reinsve) resiste el vendaval de elucubraciones y medias verdades que le asesta sin parar Sarah (Ellen Dorrit Petersen), la gélida madre de Jon. En una escena memorable, la reacción ante el absurdo que está viviendo Elizabeth (su hijo de 6 años acusado, sin pruebas, de violación sexual, la envidia y el narcisismo herido de la otra madre, quien parece tomar el asunto como pretexto para ventilar revanchas y frustraciones personales), le provoca un irreprimible y largo ataque de risa que exaspera a todos e incrementa las tensiones. Hasta aquí la narración es impecable y la creación de suspenso y atmósfera de encierro remite a una notable cinta reciente, El salón de profesores (2023) del turco-alemán Ilker Catak. Cierta incongruencia de estilo llega de modo inesperado con la inclusión de secuencias fantasiosas, de corte onírico o surrealista, que poco aportan al desarrollo de la trama. Importan más, en todo caso, las implicaciones sicológicas que sugieren aquí otros abusos sexuales de adultos sobre menores y que influyen sobre una conducta anómala infantil que esos mismos adultos habrán de contemplar después azorados.

La inmensidad ( L’immensità, 2022), del italiano Emanuele Crialese, es, desde su título que remite a la melodía homónima de del cantautor Don Backy, un claro homenaje a la canción pop italiana de los años 70. Otros intérpretetes de la talla de Adriano Celentano y Raffaella Carrà se unen a un hit parade nostálgico que funciona como vía de escape para las frustraciones de Clara (Penélope Cruz), ama de casa, madre de tres hijos, que emigra de España a Italia, y en especial también para las de su hija adolescente Adriana (Luana Giuliani), quien elige el nombre masculino de Andrea por su impulso de efectuar una transición de género y verse aceptada como el hombre que anhela ser. La frustración compartida por madre e hija la provoca el carácter irascible, mecha corta, de Felice (Vincenzo Amato), el padre golpeador que no da respiro a su exuberante y bella esposa –quien de modo incomprensible permanece a su lado–. El modo ideal que encuentra Clara para sustraerse al autoritarismo conyugal consiste en mimetizar su conducta con la de sus hijos: actuar, bailar, cantar en complicidad con ellos, hacer travesuras, como ellos, debajo de la mesa en una cena formal, y pasar ante los demás como una mujer extravagante en pleno desvarío mental. Sin importarle a ella un ápice la opinión ajena. Esta rebeldía sin sosiego, siempre incontenible, al borde de la depresión nerviosa, hace de Clara un personaje cercano al de Grazia (Valeria Golino), intérprete de Respiro (2002), cinta también de Crialese con trama muy similar a la de La inmensidad. Cabe señalar que en este nuevo film la inclusión del tema de la transexualidad adquiere un relevancia especial, pues el director alude a su propio viejo conflicto de identidad como niño trans. Tan atrapada se siente ahora Adriana en un cuerpo que le parece ajeno, como su madre en el opresivo binomio religión católica/familia tradicional que es causa de su malestar existencial. Para Clara la música es una fuente de liberación personal; es evidente que para Emanuele Crialese el cine lo ha sido también.

77 Muestra Internacional de Cine. Cineteca Nacional Xoco. Armand: sala 1:15:30 y 20:45; La inmensidad: sala 1: 13:15 y 18:15 horas.