Avanza el peso, sortea amenazas de Trump // Baja el IEPS a gasolina, pero el beneficio no llega al consumidor // Desafuero: el juicio de la historia
Juez de EU nos salva // Freno ¿temporal? a devoluciones // Estrategia legal ebrardista// México, migra de Trump
De compromisos y sorderas
// Herrera contradice a AMLO
Precios de garantía
Un laberinto, la ayuda económica a ancianos
esde 2011, año en que los gobiernos que integran la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) intervinieron militarmente en Libia para acabar con el régimen de Muammar Kadafi, ese país sahariano prácticamente no ha conocido un día de paz. La intervención, en apoyo a grupos rebeldes agrupados en un denominado Consejo Nacional de Transición, contó con la participación protagónica de Estados Unidos y de Francia, y culminó no sólo con el derrocamiento y el asesinato de Kadafi, sino también con la disolución del Estado libio en enfrentamientos sin fin entre grupos tribales y alianzas frágiles y mutantes.
México: esperanza y liderazgo
os mexicanos tenemos la oportunidad histórica de combatir el modelo de política social y económica neoliberal, toda vez que éste responde, en exclusiva, a los intereses del capitalismo más salvaje, rapaz y depredador del mundo contemporáneo.
ás allá de si estuvo bien o mal que el Presidente de la República Mexicana solicitara al rey de España y al papa Francisco pedir perdón por las atrocidades que sus antecesores cometieron o permitieron que se cometieran hace 500 años contra los pueblos indígenas por los invasores europeos a las tierras del Anáhuac, y también más allá de si las brindarán, lo que importa es el efecto que ese perdón podría tener para el futuro de los afectados, lo cual implicaría que el perdón viniera acompañado de medidas eficaces para combatir las secuelas de las atrocidades por las que se extiende el perdón. Otra condición necesaria para que el perdón solicitado tuviera algún efecto en la vida de los agraviados es conocer cuál es su situación actual y qué relación guarda con aquellos hechos.
uando Elba Esther Gordillo y Carlos Jonguitud Barrios se encontraron en la antesala de la oficina del secretario de Gobernación Fernando Gutiérrez Barrios, el profesor y licenciado comprendió a cabalidad lo que sucedía. Para eso me gustabas
, le dijo trastornado a su pupila.
l 8 de junio pasado escribí en este espacio, refiriéndome a los excluidos de siempre: “… todos ellos son los que han creado al Andrés Manuel de hoy, aunque el poder fáctico pueda no entenderlo; ellos son el incipiente poder nacional popular que puede comenzar a cambiar el régimen erigido para la exclusión; ellos son quienes pueden ser la fuerza para una transición hacia una democracia incluyente. Los ha impulsado el régimen corrupto; los ha hartado la pobreza profunda, las desigualdades sociales y los privilegios de los millonarios”.
l pecado mayor del ambientalismo, el conjunto de movimientos en defensa de la naturaleza y sus autores, fue habernos hecho creer que los culpables de la destrucción del mundo natural éramos todos los seres humanos sin excepción. Ya no sólo debíamos paliar y enfrentar un mundo de destrucción y deterioro, sino también debíamos vivir eternamente bajo el estigma de haberlo provocado. Entonces nos volvimos la especie más culpable del planeta. Imagine decirle a una familia que ha vivido en la miseria –896 millones viven en extrema pobreza y alrededor de 2 mil 200 millones en pobreza normal
– que la crisis ecológica es también su culpa y que debe hacer sacrificios para contribuir a solucionarla. Esta idea, alimentada por la visión estrecha e incompleta de la biología, predominó durante décadas, y si bien sirvió para un saludable cambio de conducta a escalas individual, familiar y grupal, también operó como eficaz mecanismo que desvió la atención de los verdaderos culpables. En la arena científica, la cúspide de esta concepción se alcanzó con la adopción en la jerga académica del concepto de antropoceno, formulada por Paul Crutzen, premio Nobel de Química y uno de los estudiosos más destacados de la atmósfera. El antropoceno quedó definido como una nueva era geológica en la que la acción humana (la civilización moderna e industrial) se ha convertido en una nueva fuerza capaz de alterar los mayores procesos y ciclos del planeta. Hubo que esperar el desarrollo y proliferación de una ecología política para cuestionar mediante evidencias bien documentadas, las limitaciones de esa visión. A ello contribuyeron numerosos autores que fueron develando los mecanismos de la devastación de manera crítica. Por ejemplo, en 2015, la mitad de las emisiones totales de CO2 fueron responsabilidad de 10 por ciento de la población con más riqueza –700 millones de personas–, mientras la mitad de la población mundial –3 mil 500 millones– sólo generó 10 por ciento de las emisiones. Aún peor: según Oxfam, las emisiones de carbono de uno por ciento más rico son 30 veces mayores que las de 50 por ciento más pobre. Los agentes más contaminantes en la historia son las corporaciones petroleras, gaseras y cementeras. Como vimos en un artículo anterior (https://bit.ly/2uVIEu6), entre 1751 y 2010, tan sólo 90 corporaciones emitieron 63 por ciento del total de gases de efecto invernadero.
l pasado 4 de abril la Comisión de Ciencia y Tecnología (CyT), que preside la diputada María Marivel Solís Barrera, aprobó modificaciones a los artículos 43 y 46 de la ley federal en estas materias. Mediante un comunicado de prensa, la Cámara de Diputados informó que con ello se busca incorporar a la divulgación científica dentro de las funciones que deben realizar los centros públicos y privados dedicados a la investigación científica
. Se trata de una iniciativa muy importante que busca hacer llegar la ciencia a la sociedad, pero también expresa un estado de ánimo de los legisladores respecto de la difusión de la ciencia, convicción que ya ha echado raíces en diversos sectores de la sociedad, al reconocer la trascendencia que tiene para nuestro país llevar el conocimiento científico a la población. Es también un buen ejemplo de cómo se expresan los temas que pueden dar lugar a consensos en la política pública en este sector.