Daniel Jacobs destila tranquilidad durante la conferencia con la que arrancó la promoción para la pelea contra Saúl Canelo Álvarez, el 4 de mayo en Las Vegas. No bravuconea, como se acostumbra en estos actos. Todos, incluido el rival, expresan respeto por su biografía. En 2011, Jacobs fue diagnosticado con un tipo de cáncer que lo paralizó hasta impedirle caminar. Un año después volvió al boxeo y hoy, por segunda vez, es campeón mundial en peso mediano de la FIB.

En el Hard Rock Café de Nueva York, donde se celebra la conferencia, Óscar de la Hoya, promotor del Canelo y artífice de esta cartelera, reconoce a Jacobs por su resiliencia, como un ejemplo al volver de la enfermedad y convertirse otra vez campeón del mundo. Incluso el entrenador del tapatío, Eddy Reynoso, dice que el propósito de su peleador será barrer la división de las 160 libras (72.5 kilogramos) y lamentablemente tendrán que ganar a Jacobs: lo dice como si no quedara otra alternativa.

Jacobs, El hombre milagro, no hace aspavientos. Muestra su aprecio por el mexicano. Me quito el sombrero ante ti, dice con sincero dejo de respeto; “pero estoy buscando una tremenda pelea para los fanáticos. El legado del Canelo está bien consolidado; yo me juego todo, para mí se trata de conquistar todos los títulos y consolidar mi legado”.

Todo en Jacobs tiene un aura de principios y sobriedad. Al entrar al escenario, elige un himno a la negritud, una canción emblema de James Brown, Say it loud i’m black and i’m proud, o Dilo fuerte, soy negro y estoy orgulloso; la declaración de identidad así como Canelo entra también orgulloso de sus raíces con México lindo y querido, en voz de Vicente Fernández.

Jacobs no oculta que se considera privilegiado por enfrentar al Canelo. No dice que sea el mejor, como dicta el canon, sino que se siente afortunado de pelear ante un campeón como el mexicano.

Jacobs sabe por lo que ha estado obligado a sobreponerse. No dramatiza, pero rememora que siempre ha salvado los obstáculos a que se ha enfrentado. Recuerda lo que fue crecer en la calles de un Nueva York poco bohemio, en un brownstone (un edificio popular y antiguo), en una zona difícil de Brooklyn.

Nunca lo tuve tan fácil, dice Jacobs. Siempre tuve el camino largo, tuve que saltar sobre obstáculo tras obstáculo tras obstáculo, y cuando entre al ring el 4 de mayo, ese será el último obstáculo que tendré que superar porque lo haré.

El combate será por la unificación de campeonatos en peso mediano. Canelo posee los del CMB, AMB y OIB; Jacobs es campeón de la división por la FIB.

José Reynoso, mánager del Canelo, anticipa que cuando dos grandes campeones se enfrentan, el único pronóstico es que habrá una pelea tremenda. “Canelo nació para grandes retos”, dice Chepo Reynoso; y nació también para superarlos.

Canelo también muestra cortesía con su adversario. No deja de elogiar su capacidad para moverse en el cuadrilátero y la fuerza. Sabe perfectamente que hace un par de años le dio una gran batalla a Gennady Golovkin.