De visita, critican que AMLO mantenga la política de sus antecesores que convirtió la tortura en práctica sistemática
Lunes 4 de febrero de 2019, p. 10
Los sistemas políticos que optan por la militarización de la seguridad pública generan mayores riesgos para que se presenten casos de tortura. Así, desde hace 12 años, México se ha entrampado en un problema gigante
al declarar una guerra al narcotráfico y permitir la participación del Ejército y la Marina, pues la estrategia no ha logrado disminuir los niveles de inseguridad y, de acuerdo con diversas instancias internacionales, la tortura se convirtió en una práctica sistemática.
Enrique Font, ex vicepresidente del Subcomité para la Prevención de la Tortura de Naciones Unidas, indicó que las causas y condiciones que permiten este delito son múltiples, pero sin duda, la posibilidad de criminalizar y privar a alguien de su libertad en un esquema sin demasiado control, que además esté en manos de fuerzas poco entrenadas para ello, aumenta los riesgos
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Para el profesor en criminología de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina, y actual miembro del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura de esa nación, la forma más efectiva de prevenir y reducir ese delito es transformar la táctica bélica de seguridad.
Hay que reducir las víctimas potenciales. Entre menos personas presas existan, las posibilidades de tortura se reducen, porque hay menos oportunidad de que (los elementos de seguridad) puedan ejercerla. Se debe redirigir la política de seguridad pública. Hay que salir de esta locura de la guerra contra las drogas, el uso de la fuerza y las detenciones deben el último recurso. Hay que trabajar en estrategias más profesionales de producción de información, de seguridad integral, de prevención social de los delitos
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El experto visitó México hace unos días para participar en los trabajos que, junto con la Organización Mundial contra la Tortura, diversas organizaciones civiles nacionales realizan para preparar los puntos que presentarán en la próxima comparencia del Estado mexicano ante el Comité contra la Tortura de las Naciones Unidas en abril de este año.
En ese contexto, ofreció una entrevista en la que criticó que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se empeñe en mantener una política de seguridad basada en el uso de las fuerzas armadas, como lo hicieron sus antecesores.
“Cuando las retóricas y las prácticas que se van instalando son guerra contra algo y militarización, te alejas de la seguridad. No hay un solo modelo militarizado de seguridad exitoso, van dejando un tendal de muerte y violencia. En años recientes, cuando en América Latina discutimos sobre estos fenómenos, México es un ejemplo para advertir: ‘¡cuidado!, miren lo que puede suceder y no es fácil salir de eso’. Es una pena que un país con la historia y envergadura de México esté metido en esto”.
Si bien no es sencillo salir de esta dinámica, subrayó el especialista, se necesita en principio establecer acuerdos políticos y voluntad de los gobiernos.
La seguridad no ha mejorado, la guerra contra las drogas no ha sido ganada ni lo será. Pero desde el comienzo de la gestión (fede-ral) debe darse una decisión política, llegar a acuerdos, salir de la lógica bélica, buscar apoyo externo. Para México es muy complicado porque no es sólo cuestión de seguridad, sino de geopolíti-ca
, sostuvo.
La apuesta por la creación de una Guardia Nacional con base militar no es la mejor opción. Si fuese un plan que planteara el retiro gradual de las fuerzas armadas de las labores de seguridad pública, y la corporación tuviera salvaguardas, yo no vería mal esa idea. Pero más que una estrategia de salida, es una de legitimación
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