Nueva York. En lo que fue su última participación en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el presidente de México, Enrique Peña Nieto, censuró el resurgimiento de nacionalismos excluyentes que promueven la erosión del multilateralismo y la adopción de medidas comerciales proteccionistas. Se observan tendencias que parecían superadas y que en el pasado demostraron ser contrarias al desarrollo, subrayó.

También condenó el tráfico de armas como una amenaza para las sociedades y la incapacidad que ha habido para su regulación: es uno de los mayores retos a la seguridad interior que, como en muchos otros países, México ha tenido que enfrentar. Lo digo con toda claridad, el tráfico de armas ilícitas, por su gravedad, constituye un flagelo que debemos atender urgentemente.

Consideró que un paso fundamental para enfrentarlo es la aplicación del Tratado sobre la Conferencia de los Estados, a partir de la primera conferencia sobre el tema realizado en 2014.

Asimismo, vinculó el tema con la necesidad de avanzar hacia un régimen internacional de control de drogas. Su aplicación nos permitirá transitar de la mera prohibición a una regulación eficaz, que conjugue los enfoques de prevención, salud pública y derechos humanos.

Ante el mismo auditorio que escuchó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, arremeter contra la globalización, el mandatario mexicano subrayó que se trata de políticas que promueven la exclusión de las minorías, la exclusión social de los grupos vulnerables, la exclusión económica de los menos favorecidos y la exclusión cultural de quienes viven o piensan de manera diferente.

Para Peña Nieto, la experiencia demuestra que el multilateralismo es la mejor manera de defender la soberanía y la dignidad de cada Estado y contribuir a la seguridad y el bienestar de las naciones.

Frente a estas preocupantes tendencias, reivindicó la importancia que tiene para México la cooperación internacional. La experiencia demuestra que el multilateralismo es la mejor manera de defender la soberanía y la dignidad de cada Estado y, al mismo tiempo, contribuir a la seguridad y el bienestar de la comunidad de naciones.

A manera de despedida, dijo que en estos seis años de gestión constató la importancia de un sistema internacional de cooperación “basado en reglas; son nuestra mejor opción para lograr soluciones justas, compartidas y perdurables a los retos globales.

Construir un mundo de paz, amistad y cooperación internacional nunca ha sido tarea fácil. Hay quienes optan por la exclusión y la discordia. También están los que eligen ser meros observadores en lugar de verdaderos agentes de cambio. Esas alternativas son contrarias al espíritu de armonía y fraternidad universal que inspira a los miembros de esta asamblea.

En este sentido, demandó terminar el bloqueo económico a Cuba y condenó la usurpación de poderes, la violación sistémica de derechos políticos, la ruptura del orden democrático y la crisis humanitaria en algunos países del continente. Por la tarde, participó en la Cumbre del Foro Económico Mundial del Impacto sobre el Desarrollo Sostenible.