Tijuana, ejemplo del éxito militar de Calderón
Meade: lícito, exportar capitales... si pagan impuestos
Sicrea: 3 años de frustración
Sí hay aspirantes exitosos
¿Por qué fallan Margarita y El Bronco?
Moreiras, Herrera-Duarte (y muchos más)
Redes de narcopolítica
Perderá Banorte con Interacciones
Paraísos: más de los mismos
Hacienda-SAT: una vez más
¿Quiénes pagan impuestos?
Monreal se queda
¿Interés o lealtad?
El padrino de Luege
e acuerdo con un estudio divulgado por Ariel Dulitzky, ex relator de la ONU y ahora director de la Clínica de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Texas, el grupo delictivo Los Zetas entregó sobornos a funcionarios de Petróleos Mexicanos (Pemex), de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), de la Procuraduría General de la República (PGR), así como a los gobernadores de Veracruz y Coahuila y a elementos del Ejército Mexicano. El documento se basa en testigos en audiencias penales en Estados Unidos, entre ellos Juan Carlos Hinojosa, que fue contador de esa organización criminal, quien habló de entregas de dinero para ganar licitaciones en nombre de empresas que operaban para Los Zetas.
La Revolución Rusa fue por un cambio social histórico
l cumplirse cien años de la gran Revolución Rusa, la evocación remite al mayor esfuerzo de la humanidad por el cambio histórico en pos de bienestar social para todos. Es necesario precisar que sedicentes marxistas y no marxistas descalifican a Vladimir Lenin, jefe épico de la gesta en cuestión. En intentos por disociar a Lenin de Karl Marx, señalan que el marxismo-leninismo es un invento de Jossif Stalin; en efecto, Stalin asoció tales términos. A partir de tal nexo se procura invalidar obra y práctica políticas de Lenin.
mérica Latina se había transformado en el eslabón más débil de la dominación neoliberal a escala mundial. Por haber sufrido, de forma concentrada, los cambios en el mundo, fue en el continente que surgieron los únicos gobiernos antineoliberales.
ermítame, lector(a), adelantar una hipótesis: si hoy surgiera un candidato independiente que propusiera de manera legítima, honesta e informada una política por la supervivencia, una política por la defensa de la vida, no sólo ganaría, sino que arrasaría en las elecciones de 2018. Tal es mi impresión que surge del contacto en estos últimos meses con habitantes urbanos y de comunidades rurales, con académicos y estudiantes de varios niveles, con pueblos indígenas y maestros, con niños, jóvenes, maduros y de la tercera edad, con ciudadanos comunes y corrientes. La percepción que predomina es que el país está sumido en una doble inseguridad: la que surge de la impunidad, la corrupción y la ausencia de legalidad, y la que erosiona día con día las condiciones mínimas para la supervivencia. Cinco condiciones requiere todo ser humano para vivir bien: aire limpio para respirar, agua pura, energía a su alcance, alimentos sanos y un espacio vital, un hábitat seguro por donde circular o moverse. Todo ello está hoy amenazado, de una u otra manera y en diferentes grados, y aunque en principio estas condiciones básicas mínimas se encuentran más vulneradas entre los sectores marginados y populares, también alcanzan a los sectores medios, y hasta a las clases pudientes. Este es el caso de las mayores ciudades donde el aire contaminado, la sobrepoblación de automotores, la contaminación auditiva y el hacinamiento hacen a las urbes inhabitables para todos y todas.
o que está sucediendo en España es de terror; también es una lección de alto calado para los países donde resida el autoritarismo como gobierno. En México, por ejemplo.
o tembló igual para todos. Aunque los sismos del 7 y 19 de septiembre pasados dejaron una huella trágica en algunos barrios acomodados de Ciudad de México, se ensañaron con los habitantes más humildes de las orillas de la metrópoli. Han transcurrido casi dos meses de la sacudida, y lejos de los reflectores que iluminaron la devastación en las colonias Roma o Narvarte, los damnificados de Iztapalapa, Tláhuac y Xochimilco sufren no sólo los efectos del desastre natural, sino las prisas gubernamentales por maquillar de normalización la vida de amplias zonas de la urbe.
os atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington causaron 2 mil 873 muertos y 24 desaparecidos, además de los 19 atacantes identificados por las autoridades de Estados Unidos. Una repetición de ese acto de barbarie habría sido casi imposible porque de inmediato el gobierno de George W. Bush impuso (y le impuso al mundo) medidas de seguridad que dejaron en cero las posibilidades de que un puñado de suicidas secuestrara en forma simultánea varias aeronaves de pasajeros y las estrellara en edificios. Las fallas de inteligencia fueron subsanadas (por ejemplo, en el país vecino ya no es fácil inscribirse a una academia de vuelo sólo para aprender las maniobras necesarias para estrellar aviones), las puertas de las cabinas de las aeronaves comerciales fueron dotadas de mecanismos que impedían su apertura desde el área de pasajeros, las revisiones en los aeropuertos adquirieron un rigor semejante al de las auscultaciones médicas, se obligó a las aerolíneas a entregar a Washington las listas de sus clientes y éstas fueron cotejadas de manera sistemática con los registros de enemigos reales o imaginarios de Estados Unidos. Puede decirse que, aunque excesivas y abusivas en muchos casos, tales medidas eran estrictamente defensivas.
orrada la fecha del calendario oficial de fiestas nacionales, aquí en Rusia podría parecer que nada hay que celebrar el 7 de noviembre, este martes, que se cumple el centenario de la Revolución Bolchevique –o si se prefiere, como se denominaba en la época soviética, la Gran Revolución Socialista de Octubre–, cuando los obreros y los campesinos, bajo la dirección de Vladimir Lenin, León Trotsky y demás revolucionarios decididos a crear un mundo nuevo, se levantaron en armas para poner fin al opresor imperio de los zares y sentar las bases de un sistema diferente que pretendía ser más justo.
stoy ante un ser completamente esférico con la superficie rugosa formada por cientos de miles de filamentos entrelazados. Conforme a un código predeterminado por las distancias moleculares, el color de la capa exterior del virus del zika, causante de la enfermedad que lleva ese nombre, es de un amarillo muy intenso. De diversos puntos de esta cubierta externa emergen otro tipo de estructuras. Su apariencia es la de algunas flores de cactus que brotan por doquier sobre la alfombra amarilla, representadas por Devika Sirohi y sus colegas de la Universidad de Padua con un color rojo fulgurante. Pero la observación no queda ahí. El trabajo publicado en Science en marzo del año pasado nos permite viajar al interior del virus que ocasiona múltiples defectos en el desarrollo de bebés, que incluyen la microcefalia o la enfermedad de Guillian-Barré en los adultos.