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Políticos destacados no desean ser oradores en la convención nacional republicana

Clinton y Trump no convencen; dos tercios de estadunidenses, alarmados

La ex secretaria de Estado, en espera de resultados sobre uso de mail privado para asuntos oficiales

Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 5 de julio de 2016, p. 20

Nueva York.

Los dos virtuales candidatos presidenciales buscarán representar a un pueblo que hasta ahora desaprueba y desconfía de ambos. Casi dos tercios de los electores dicen estar alarmados por la elección actual.

Donald Trump continúa asombrando a su Partido Republicano. A dos semanas de la convención nacional, en la cual será coronado, casi ninguna figura prominente de esa formación política (los dos ex presidentes republicanos aún vivos, Bush padre e hijo; el anterior candidato presidencial Mitt Romney, y el gobernador del estado de Ohio, John Kasich, donde se efectuará el acto, no piensan asistir al evento) desea presentarse ante el público como orador.

Como resultado, Trump y su gente están diciendo ahora que será una convención muy diferente, en la cual los que se presentarán serán celebridades de espectáculos y deportes, y casi toda la familia Trump. Esta no será una convención típica, como en años anteriores. Él está preparado mejor que cualquier candidato en la historia para crear un programa que está fuera de Washington y puede atraer al pueblo estadunidense, dijo su vocero, Jason Miller, a la Ap.

Al mismo tiempo, Trump sigue cometiendo errores. El sábado tuiteó una foto de Clinton afirmando que era la candidata más corrupta, al lado de una estrella de seis picos sobre una imagen de billetes. Casi de inmediato fue tildada la imagen de antisemita (de hecho, su origen es de un sitio racista). Trump quitó el tuit para cambiar la foto a un círculo, pero no pudo evitar el daño. Como siempre, acusó a los medios deshonestos del señalamiento (aunque vale recordar que una ocasión tuiteó una imagen de una esvástica).

Mientras tanto, Trump está alarmando aún más a sus colegas del partido al no construir la infraestructura necesaria para la elección general. Por el momento, la campaña de Clinton tiene 10 veces más integrantes en la nómina y hasta 20 veces más fondos en el banco que Trump (100 millones).

Por el lado demócrata, Clinton ya cuenta con el apoyo de la cúpula de su partido y gozaba de ventaja, no dramática pero sustancial, en las encuestas, hasta que otra vez hubo tropiezos, algunos potencialmente graves.

Hace una semana su esposo, el ex presidente Bill Clinton, bajó de su avión y apareció en el de la procuradora general de Estados Unidos, Loretta Lynch, mientras ambos estaban en espera en el aeropuerto de Phoenix. Charlaron media hora. Todos insisten en que fue una visita social. Pero el problema es que el ex mandatario estaba en una reunión privada con la jefa del Departamento de Justicia, el cual está realizando una investigación sobre el manejo del sistema de correo electrónico personal de Hillary Clinton cuando era secretaria de Estado.

Por supuesto los republicanos no titubearon. Cuestionaron la reunión y después de una semana de intensa crítica Lynch tuvo que anunciar, el viernes pasado, que aceptaría cualquier recomendación de los fiscales y la FBI sobre el caso. O sea, fue obligada a ceder su poder discrecional sobre el asunto.

El sábado, Hillary Clinton fue interrogada durante tres horas por la FBI sobre el tema del manejo de sus correos electrónicos (asunto bajo investigación porque ella y su equipo establecieron un sistema personal no autorizado mientras fungía como secretaria de Estado, y la indagatoria tiene que ver sobre si ello puso en riesgo material oficial secreto, entre otras cosas).

Clinton y la cúpula del partido están obviamente preocupados por el anuncio de las conclusiones de la pesquisa. Se supone que la entrevista con ella implica que la FBI ya está en la fase final de la indagatoria. Algunos observadores, como Chris Cillizza, del Washington Post, dicen que la FBI anunciará los resultados antes de la convención demócrata, que comenzará el próximo 25.

La demócrata tendría que abandonar la contienda

Obviamente, si la FBI presenta una acusación formal por establecer el sistema de correo privado, casi seguramente tendría que retirarse de la contienda. Aun si no hay acusación, pero sí una crítica a su comportamiento por no cumplir con lo que marcan la ley, los protocolos, eso dañaría su campaña y, por supuesto, ofrecerá municiones perfectas a sus contrincantes. Si se concluye que no cometió ningún delito, quedará anulado como tema. Pero cómo se manejará todo esto dependerá de cuándo se haga el anuncio.

Ante todo esto, a pesar de las ventajas en dinero, personal, experiencia en campaña e inversión de millones en publicidad por televisión en semanas recientes, Clinton no logra superar la percepción desfavorable de la mayoría ni dominar a Trump, a pesar de sus constantes errores.

En una encuesta difundida ayer –la más reciente–, la ventaja de Clinton sobre Trump se redujo a sólo 5 puntos (hace dos meses adelantaba por 11 puntos). La mayoría percibe desfavorablemente a ambos candidatos (53 por ciento a Clinton, 60 a Trump) y, notablemente, 61 por ciento reportan sentirse alarmados por estos comicios.

Eso confirma tendencias constantes de semanas recientes. Un sondeo de CBS News de junio anterior encontró que 62 por ciento piensan que ella no es confiable, casi el mismo nivel que Trump: 63 por ciento consideran que no es honesto. Por otro lado, una encuesta de Fox News reveló que 58 por ciento creen que Clinton es corrupta y 45 por ciento opinaban eso de Trump.