Más de la mitad del territorio nacional, 50.5 por ciento, ha sido transformada y ya no conserva su vegetación original, mientras entre 2012 y 2014 se presentó un desplome de 40 por ciento en el número de árboles plantados y una reducción de 36 por ciento en la superficie reforestada del país, informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Al presentar las cifras más recientes sobre los avances y retrocesos en el cuidado de los árboles a propósito del Día Internacional de los Bosques este 21 de marzo, el organismo indicó, con datos de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), que el año pasado ocurrieron diez incendios forestales diarios, de manera que 3 mil 809 incendios forestales afectaron 88 mil 538 hectáreas de bosques del país.

La reforestación, explicó, se refiere a la acción de implantar y atender vegetaciones forestales en áreas donde ya no hay o existe muy poca, con la intención de reducir el deterioro o efecto causados por la deforestación debido al cambio de uso del suelo, los incendios forestales y por la degradación de la tierra.

En 2012 se plantaron unos 214 millones 208 mil árboles para reforestar una superficie de 271 mil hectáreas. En tanto, en 2014 la siembra de árboles fue menor en 82.2 millones de unidades y apenas rebasó los 129 millones; mientras la extensión reforestada fue de 173 mil hectáreas, una superficie menor en 98 mil 500 a la que se intentó revitalizar en 2012 y fue la más pequeña desde 2010.

En el informe de avance de los Objetivos de Desarrollo del Milenio en México 2015, acota el Inegi, se explican las causas por las cuales no se han logrado alcanzar cifras más alentadoras en cuanto a reforestación y/o conservación de los bosques en el país.

La principal, dice, es el crecimiento de la población, la cual implica una mayor necesidad de recursos alimenticios, por lo que las comunidades naturales han modificado su uso a alguna actividad productiva como la agricultura y la ganadería.

Otra de las causas del descuido de los bosques y su reforestación, que algunos conocedores consideran como la principal, radica en que los dueños de las áreas forestales destinan estas superficies a actividades que les permitan obtener mejores ingresos, debido a que las ganancias por los productos y servicios forestales son mínimas.