Trabant, símbolo de la ex Alemania Oriental
a historia de Berlín ejerce una especial fascinación en todos los que pasan por aquí y se internan en las particularidades de esta capital de poco más de 3 millones 300 mil habitantes –es la urbe más poblada de Alemania– que parece reinventarse permanentemente.
Ninguna ciudad europea ha sufrido este desastre histórico: en ruinas al final de la Segunda Guerra Mundial, dividida políticamente desde 1945 y físicamente entre 1961 y 1989 en oriental y occidental.
En octubre Alemania celebra 25 años de reunificación y Berlín festeja en especial la superación de aquella herida que la dividió con un muro de tres metros de altura.
Berlín se convirtió en la capital europea más atractiva, el Nueva York del viejo continente, donde conviven cerca de 200 nacionalidades y casi mil actos culturales se llevan a cabo cada día.
Los cambios que ha experimentado la ciudad han ocurrido a una velocidad vertiginosa en estos 25 años y su historia se ha convertido en artículo comercial.
El muro de hormigón que dividía a la ciudad se vendió a instituciones y a particulares; actualmente se comercia en pequeñas piezas o en tarjetas postales. Artículos de la ex Alemania Oriental, como gorras militares o envases de productos, forman parte de los souvenir ideológicos.
Pero el símbolo más representativo de la Alemania Oriental es el auto Trabant, denominado Trabi entre sus admiradores, un pequeño vehículo de dos cilindros y carrocería de una resistente resina con espacio para cuatro personas.
El ciudadano de Alemania Oriental que quería adquirir este vehículo requería anotarse en una lista y esperar hasta 10 años.
Un paseo en este emblemático auto, que ha sido transformado para el consumo turístico en Berlín, es uno de los atractivos de esta ciudad que atrae a casi 25 millones de visitantes al año.
Alia Lira Hartmann, corresponsal