Ciudad Juárez, Chih.

Estela González colocó una flor sobre el ataúd de su hijo Irving Reyes González y dijo: No es un adiós, mi amor; es un hasta pronto... Te amo y te voy a extrañar.

La mujer estuvo acompañada de unas 300 personas, entre ellas familiares, maestros y alumnos de la escuela secundaria AltaVista, estos últimos vestidos con camisetas blancas estampadas con la fotografía del joven asesinado el viernes pasado por sus propios compañeros.

Irving, de 14 años de edad, llegó a Ciudad Juárez hace tres semanas procedente de la ciudad de Chihuahua y de inmediato fue inscrito en ese colegio.

De acuerdo con las declaraciones ministeriales de sus compañeros, el adolescente inició una relación sentimental con una menor ex novia de Óscar Adán, El Chicha, de 16 años de edad, con quien discutió por esa causa y se enemistaron.

El viernes pasado Óscar Adán y otros tres alumnos citaron a Irving en una casa abandonada de la misma colonia. Allí El Chicha lo golpeó con un bate de beisbol en la cabeza; los otros lo ahorcaron con una manguera y lo acuchillaron en abdomen y tórax.

Cuando vieron que Irving había muerto llevaron su cuerpo a una casa abandonada en la esquina de las calles Helio y María Martínez y ahí lo sepultaron.

La investigación empezó la madrugada del sábado, cuando Estela González acudió a la Fiscalía General del Estado, donde reportó la ausencia de su hijo.

Fue el propio padre de El Chicha quien la noche del martes lo entregó a las autoridades ministeriales, ante las cuales el joven confesó que cometió el crimen porque su ex novia se fue con el recién llegado. Dijo además que lo habían invitado a tomar bebidas alcohólicas y a consumir drogas.

Los otros presuntos responsables del homicidio son Miguel Ángel P, Iván C y Juan José R, de 15, 17 y 16 años de edad, respectivamente, quienes también fueron detenidos.

Luego de la misa de cuerpo presente, efectuada por la mañana en la iglesia de San Pedro y San Pablo, en la colonia Postal, el cuerpo del menor fue llevado al panteón Jardines del Recuerdo, en la colonia Fronteriza Baja, en el poniente de la ciudad.

Rodolfo Reyes, papá de Irving, dijo que no excusa al asesino de su hijo, aun cuando éste argumenta que estaba deprimido por haber roto con la menor. Que la ley y la autoridad cumplan, que no dejen libres a los cuatro detenidos, pidió, y dijo esperar que los implicados estén arrepentidos.