Destacada fue la participación de Ometaiko, fusión de tamborileros de influencia prehispánica y japonesa, con el acompañamiento del Ballet Folklórico de Texcoco de Noé Zabaleta, quienes lucieron como los antiguos pobladores, caballeros águila. Uno de ellos llevaba un ave real. Con su sonido crearon una atmósfera solemne
Foto Javier Salinas Cesáreo
Con ritual prehispánico comenzaron en Coatlinchán las actividades del festival de Texcoco
Con luz y sonido se tributó a la deidad y a su equilibrio femenino Chalchiuhtlicue
La cantata escénica Carmina Burana, sorprendió a los asistentes
El encuentro concluirá el 18 de mayo
Arturo Cruz Bárcenas