Damnificados: la danza del dinero
n unos días se cumplirán cinco meses de que la tormenta tropical Manuel y el huracán Ingrid devastaron la mayor parte del territorio guerrerense y las consecuencias aún siguen presentes en buena parte de las comunidades afectadas, en particular en la sierra, Tierra Caliente y la Montaña.
Acapulco, Chilpancingo, Tixtla y las principales ciudades del estado fueron atendidas casi de inmediato, aunque ahí no fue donde ocurrieron los mayores daños. El presidente Enrique Peña Nieto acudió al puerto y visitó el municipio donde nació Ignacio Manuel Altamirano, anunció la reubicación de Tixtla, de La Pintada y de varias comunidades afectadas.
También anunció 30 mil millones de pesos para el Plan Nuevo Guerrero, en el que se incluye la modernización de puerto Balsas, la construcción de la carretera interestatal Michoacán-Puerto Chiapas, y la inauguración de la vía Tlapa-Marquelia, así como la modernización de los hospitales de Coyuca de Benítez y Acapulco.
En realidad son obras de desarrollo para el estado, pero no son de reconstrucción. Así ha quedado de manifiesto con las denuncias de los pueblos que, reubicados en campamentos provisionales a la orilla de la carretera, a veces en verdaderas tiendas de campaña, aún no tienen ni idea de dónde serán reubicados definitivamente.
Por ello ha habido manifestaciones y bloqueos en Guerrero y la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, debió viajar a Acapulco para informar –en la exclusiva zona Dorada– que los recursos fluyen y ya se han aplicado casi 800 millones de pesos para damnificados y el Fondo Nacional para Desastres Naturales tiene asignados 19 mil millones.
Sin embargo, la realidad es terca, y mientras Robles informaba esas cifras, en Tlapa, en Chilpancingo, en Tecpan, los damnificados bloqueaban las carreteras para insistir en un tema: la reconstrucción aún no les llega y la temporada de lluvias se acerca.