Santiago, 4 de febrero.

A un mes de comenzar su segundo periodo presidencial en Chile, Michelle Bachelet sufrió hoy su primer tropiezo tras la renuncia de Claudia Peirano, designada subsecretaria de Educación, ante presiones del movimiento estudiantil que la acusó de tener conflictos de intereses.

Peirano fue criticada por sus vínculos con colegios con subvención estatal pertenecientes a su ex esposo, a los que asesoró técnicamente, además de que se le cuestiona el haber firmado en 2011 una carta en la que rechazó la educación pública gratuita, eje central del gobierno de Bachelet con la que pretende impulsar la gratuidad universitaria, mejorar la calidad educativa y poner fin al lucro con recursos públicos en la educación.

Sé que mi designación ha sido polémica. Se han dicho cosas injustas e incorrectas sobre mi persona. Dadas las condiciones, he decidido dar un paso al costado y no asumir como subsecretaria de Educación en marzo, dijo Peirano en rueda de prensa.

La presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica, Naschla Aburman, comentó que con el nombramiento de Peirano se enviaba una muy mala señal con vistas a la anunciada reforma educativa.

A su vez, la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Melissa Sepúlveda, advirtió que se estaba dotando al ministerio de una mirada exclusivamente económica, empresarial y sabemos que necesitamos mucho más.

Bachelet nombró en sustitución a Valentina Quiroga, miembro de Educación 2020, una fundación sin fines de lucro nacida de una iniciativa ciudadana que sintoniza con el movimiento estudiantil.

El diputado electo y ex dirigente estudiantil Giorgio Jackson calificó de demostración de humildad la renuncia de Peirano, pero esta podría no ser la única baja de Bachelet, toda vez que la prensa local se refirió hoy a los problemas judiciales que enfrentan los designados viceministros de Bienes Nacionales, Miguel Moreno, y de Agricultura Hugo Lara.

Moreno fue condenado en 2011 a pagar una multa de unos 74 dólares por ofensas al pudor, al tocar los glúteos de una pasajera en el metro, mientras Lara enfrenta una querella por estafa y apropiación indebida al no cumplir un contrato cuando representaba a una empresa dedicada a la venta de fruta.