Madrid, 26 de abril. El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, dio a conocer una modificación en el programa de reinserción de presos que autoriza una serie de beneficios a todos los reclusos de organizaciones criminales que se arrepientan y pidan perdón a las víctimas.

La medida provocó reacciones contrapuestas: mientras la mayoría de los partidos nacionalistas vascos la tildaron de insuficiente, las asociaciones de víctimas de ETA más radicales y varios grupos de extrema derecha que anidan en el Partido Popular (PP), la calificaron de traición y de ser una cesión a los terroristas.

Según las confusas explicaciones del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, todos los presos de organizaciones criminales –en general– podrán obtener beneficios penitenciarios como salidas, la concesión del tercer grado (que permite cumplir parte de la condena fuera de prisión) y hasta la libertad condicional si hay un arrepentimiento expreso y público, así como si se han desvinculado definitivamente de la organización delictiva.

El gobierno español en ningún momento hizo alusión a la organización armada vasca ETA, que decretó un cese definitivo de la violencia el pasado 20 de octubre, lo que permitió la apertura de un proceso de pacificación que podría ser el definitivo.

Para añadir más confusión a la medida, Rajoy aseguró que no ha cambiado ni va a cambiar su política antiterrorista, mientras el titular de Interior sostenía que pretenden estimular a los presos de ETA para que se desvinculen de la organización, al tiempo que advertía: no habrá acercamientos generalizados, amnistías ni indultos. A los presos les digo que no hagan caso de lo que les dice ETA porque les está engañando. Sólo habrá reinserción individualizada.

El colectivo vasco que impulsa la causa para que los presos de ETA cumplan su condena en cárceles de la región, tal y como establece la legislación española, expresó en un comunicado: se siguen vulnerando derechos en las cárceles españolas y francesas, por ello es prioritario acabar con tales violaciones. Y una vez respetados los derechos humanos, se debería emprender el proceso de conversaciones para hablar en torno al retorno de presos y exiliados.