jornada
letraese

Número 149
Jueves 3 de diciembre
de 2008



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate


1 de cada 100 embarazadas podría tener VIH

Tres cuartas partes de las embarazadas con el virus del sida corren el riesgo de transmitirlo sus hijos, pues no han sido diagnosticadas. La prevención perinatal es efectiva, sólo falta educación y acciones por parte de las autoridades.

Leonardo Bastida Aguilar
portada 149 letra ese

Cubrir con pruebas de detección del VIH a todas las mujeres embarazadas no se ha conseguido en México. De los más de dos millones de embarazos anuales registrados en el país, alrededor del uno por ciento son de mujeres que viven con el virus del sida y no lo saben. Sólo una cuarta parte de estas mujeres son atendidas para evitar la transmisión del virus a sus bebés.

El porcentaje es bajo, pero su traducción revela que cada año podrían nacer más de mil 500 bebés con VIH. Infecciones que se pueden prevenir si se conociera a tiempo el estatus serológico de las madres.

Para Federico Ortiz Ibarra, subdirector de Investigación Clínica del Instituto Nacional de Perinatología Isidro Espinosa de los Reyes, la transmisión perinatal del VIH es cuestión de detectar a tiempo la infección. “En México una de cada 200 mujeres embarazadas esta infectada. El problema no es que se identifique el VIH, los esfuerzos deben enfocarse a mujeres que no saben que lo tienen”, señala en entrevista con Letra S.

De acuerdo con Ortiz, de entre mil 500 y dos mil mujeres embarazadas con VIH cada año, sólo se atiende a aproximadamente 500, pues de la gran mayoría se ignora su condición. Pese a que hay noción del problema, los programas preventivos no han logrado controlarlo. Explica Ortiz: “En Tijuana se comenzó a canalizar a mujeres embarazadas con VIH y a realizar pruebas de detección. Son programas que comenzaron a abarcar a todo el país, pero aún existen grandes rezagos en la parte sur”.

Rezagos aparte, habría buenas expectativas si se cubrieran a la totalidad de las embarazadas con pruebas de detección: “Con un trabajo a tiempo existe 99 por ciento de posibilidades de que el recién nacido salga sano”, dice Ortiz Ibarra.

Que mi niño nazca sanito
Blanca, Daniela y Alicia viven con VIH. Cuando supieron que estaban embarazadas se acercaron a la organización civil Mesón de la Misericordia Divina (MMD), ubicada en Guadalajara, Jalisco, la cual tiene un programa llamado “Nacimiento de niños y niñas libres de VIH”.

Blanca sabe que vive con VIH desde hace ocho años; tras quedar embarazada acudió en busca de información que le ayudara en su embarazo. “Con los medicamentos que te aplican durante el embarazo y luego la cesárea todo es más fácil. Te explican que no puedes darle pecho al bebé y debes darle su medicamento durante los primeros 30 días. Lo más difícil fue el momento del parto, vives con la preocupación de que salga afectado”.

Daniela se supo portadora del virus 20 días después del parto de su segunda hija. “Me enteré a los 20 días de que nació mi segunda niña porque mi esposo se puso muy mal. Cuando fuimos al hospital, pedimos todos los análisis y le indicaron que había resultado positivo en su prueba de VIH. Yo me hice la prueba y también resulte positiva, nos tratamos rápido y a mi niña le dieron tratamiento y no tiene nada”. En el tercer parto acudió al MMD, pues “estaba al borde del pánico porque yo ya sabía y tardaron en canalizarme en el Centro Médico”, explica. En la organización le explicaron que había altas expectativas de que su hijo naciera sin VIH, e incluso le proporcionaron fórmula láctea para que no amamantara y, con ello, aumentara el riesgo de infección del bebé.

Con apenas 15 años, Alicia supo que era positiva al VIH al final de su embarazo. “Llegue de Nayarit a Guadalajara, allá en el Centro de Salud me dijeron sí quería hacerme la prueba del VIH, les dije que sí. Regresé y no me quisieron dar el resultado. Me mandaron al CAPASITS (Centro Ambulatorio para la Prevencion y Atención del VIH/sida e ITS) Vallarta donde me mandaron otra prueba. Ahí me dijeron que la prueba salió positiva y me mandaron al Mesón para que me dieran apoyo, me hicieran la cesárea y me dieran leche para mi bebé”.

Alicia coloca a su niña en su cuna. “Yo solo pedía que mi hija naciera bien, no deforme ni nada. Me operé para no tener más hijos. Mi vida no ha cambiado, es normal, sólo tengo un poco más de cuidado, hay que afrontarlo”.
Federico Ortiz describe los cuatro escenarios posibles en los casos de embarazos de mujeres positivas al VIH: el ideal, cuando hay una detección temprana y, por medio de tratamiento antirretroviral, se desploma el nivel de virus en la sangre y con ello el riesgo de infección.

El segundo escenario se presenta cuando la mujer ya sabe que vive con VIH y ha pasado por varios esquemas de tratamiento, por lo que hay que buscar opciones terapéuticas para reducir la carga viral. Otra posibilidad es la detección de la infección pero sin iniciar tratamiento hasta el momento del parto. Por último, el cuarto escenario es la detección post parto, por lo que debe atenderse al infante para evitar que desarrolle la infección.

“La tasa de transmisión de una mujer a su hijo es de 25 a 35 por ciento y hay programas preventivos que han logrado bajar la incidencia a entre ocho y doce por ciento. Los más exitosos prácticamente reducen el riesgo a cero”, señala a Letra S la médica Patricia Volkow, subdirectora de Servicios Auxiliares y de Diagnóstico del Instituto Nacional de Cancerología.

Por tanto, considera la especialista, es necesario ampliar la educación. “Toda mujer embarazada debe hacerse la prueba, independientemente de que considere, o no, haber estado expuesta al VIH. Es la única manera en que podemos hacer algo”

S U B I R