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Las pequeñas atrocidades cotidianas
de una guerra sin fin (II Y ÚLTIMA)
LA OTRA GUERRA
El ex corresponsal del New York Times , Chris Hedges, y la periodista Laila al-Arian, recogieron testimonios y declaraciones de una cincuentena de soldados estadunidenses a su regreso de Irak en el artículo The Other War: Iraq Vets Bear Witness , en el número de 30 de julio de 2007 de la revista The Nation . La perspectiva que ofrecen de ese infierno es antagónica a la visión de heroísmo, sacrificio y patriotismo que han venido promocionando los medios masivos de ese país . Asimismo, reflejan la torpeza con que la misión Libertad de Irak ha sido conducida.
LAS APARIENCIAS ENGAÑAN
El sargento Jesús Bocanegra cuenta que durante los dos primeros meses de la guerra tenían órdenes de detener a la gente en función de su atuendo, así, cualquiera que tuviera ropa árabe, algo no muy inusual en Irak, y botas tipo militar, era considerado un combatiente enemigo y era arrestado. Otras veces, quien estuviera en edad militar, entre los quince y los treinta años, era detenido. El especialista Aidan Delgado dijo que el momento en que supo que las cosas estaban muy mal fue al revisar los expedientes de los presos de Abu Ghreib, ya que encontró que la mayoría de los supuestos terroristas había sido enviada ahí por pequeños robos, embriagarse en la vía pública o usar documentos falsos. Delgado solicitó entonces convertirse en objetor de conciencia.
DULCE VENGANZA
El especialista Josh Middleton explica que después de pasar por las humillaciones de los entrenamientos, llegar a Irak y tener este poder, “es realmente liberador. La vida ha sido reducida a este nivel primigenio”. Y ese nivel es uno donde es legítimo deshumanizar a todo un pueblo con apodos insultantes y racistas como haji , jihad Johnny, camel jockey y sand nigger . El especialista Patrick Resta, quien estaba asignado en una clínica en Jalula, cuenta que tenían prohibido atender iraquíes a menos que estuvieran a punto de morir. Una noche llegó un hombre gravemente herido que aseguraba que había un grupo de hombres esperándolo para matarlo. El médico lo vio desde lejos y dio la orden de sacarlo de ahí ya que no estaba tan grave. Resta trató de convencer a sus compañeros para no echarlo a la calle, pero no pudo, por lo que el hombre fue expulsado con sus heridas a una muerte segura.
CONVOYES DEL TERROR
Los convoyes de provisiones son una de las operaciones más importantes para las fuerzas de la ocupación y han sido objeto de numerosos ataques. Por tanto, ahora estas caravanas de vehículos que incluyen de veinte a treinta camiones y escoltas de dos o tres humvees, se desplazan a casi cien kilómetros por hora aun en zonas urbanas, violando toda regla de circulación, chocando con autos, embistiendo peatones que se atraviesan en su camino y disparando a cualquier conductor que consideren sospechoso. “La idea es no detenerse, ya que un blanco móvil es más difícil de acertar que uno estacionario”, dijo el sargento Ben Flanders. Las patrullas militares han optado por seguir esta fórmula.
A MERCED DE LAS TROPAS
Varios soldados afirmaron que en muchas ocasiones, tras matar a un civil, los militares plantaban en él pruebas: pistolas, ak 47, palas o materiales para hacer bombas (lo cual puede ser simplemente cables o componentes electrónicos de cualquier tipo). De esa manera evitaban en la mayoría de los casos que se realizara una investigación.
Otros puntos de conflicto mortal son los checkpoints o puestos de control donde a menudo civiles pierden la vida, cuando los soldados se ponen nerviosos o se asustan al interpretar las acciones de los automovilistas. Ahora bien, hay puestos permanentes y otros móviles que se instalan súbitamente y que, si bien son los más seguros para los soldados (ya que normalmente no da tiempo para que se conviertan en blancos de los insurgentes), son los más peligrosos para los civiles, pues desorientan a una población de por sí aterrorizada y confundida.
BUENA GUERRA MALOS ADMINISTRADORES
Ahora que es obvio que la guerra es una catástrofe irredimible, las hordas de cretinos que se dedicaron a justificarla han optado por señalar a dos responsables: la mala planeación de la administración Bush y los propios iraquíes que no hacen nada por sí mismos. De esta manera, estos porristas bélicos siguen pregonando que la idea de la guerra era buena, pero que la ejecución fue errónea. Así, el hecho de que hayan desaparecido más de 100 mil armas que eu repartió al ejército iraquí es una evidencia más para los neocons y los bombarderos de salón de que su maravilloso plan para brindar democracia, progreso y felicidad a Irak fue estropeado por militares incompetentes.
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