La memoria del horror
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INTRODUCCIÓN A SHOAH
Imposible abordar los lazos sociales, la cultura o la subjetividad contemporáneos sin tomar en cuenta el acontecimiento la destrucción industrial de los judíos de Europa del que se ha ocupado Claude Lanzmann con tal intensidad. Valga la próxima presencia en México de este veterano del siglo xx para reubicarnos hoy frente a lo atroz, nuestra palabra y el porvenir... El lector encontrará aquí referencias sobre Lanzmann, su portentosa obra cinematográfica Shoah (con una duración de casi diez horas), así como algunos ecos que dan cuenta de la importancia del discurrir filosófico, histórico, literario, teológico y psicoanalítico al que ha dado lugar. Ciertamente, el testimonio llama al testimonio. Sumamos, entonces, la voz de Evgen Bavcar, el gran vidente esloveno, que nos brinda el relato de su visita a Struthof, el campo de exterminio alsaciano, en compañía de su amigo Boris Pahor, autor de Parmi les ombres y sobreviviente de ese infausto lager, y la voz de Stefan Gandler, quien desde México rememora el impacto de Shoah en la Alemania de su juventud, ni tan remota ni tan "desnazificada". Agradecemos a la revista Fractal la posibilidad de extraer fragmentos de su venidero núm. 35, así como del volumen En torno a Shoah, que próximamente publicará. La visita de Claude Lanzmann a la Ciudad de México tendrá lugar del 15 al 23 de junio: impartirá conferencias en diversas sedes y presentará sus filmes Shoah y Sobibor, 14 de octubre de 1943, a las 4:00 pm. El programa completo de sus actividades puede consultarse en www.17.edu.mx.
BENJAMÍN MAYER FOULKES E ISABEL VERICAT NÚÑEZ
Simone de Beauvoir
La memoria del horror
No es fácil hablar de Shoah. Hay magia en esta película, y la magia no puede explicarse. Después de la guerra leímos cantidades de testimonios sobre los guetos, sobre los campos de exterminio; estábamos conmocionados. Pero al ver hoy la extraordinaria película de Claude Lanzmann, nos damos cuenta de que no sabíamos nada. A pesar de todo lo que conocíamos, la horrorosa experiencia permanecía a distancia de nosotros. Por primera vez la vivimos en nuestra cabeza, nuestro corazón, nuestra carne. Llega a ser nuestra. Ni ficción ni documental, Shoah logra esta recreación del pasado con una asombrosa economía de medios: lugares, voces, rostros. El gran arte de Claude Lanzmann consiste en hacer hablar a los lugares, resucitarlos a través de las voces y, más allá de las palabras, expresar lo indecible mediante los rostros.
[...]
Como todos los espectadores, mezclo el pasado y el presente. He dicho que en esta confusión es donde reside el lado milagroso de Shoah. Agregaría que nunca hubiera imaginado semejante alianza del horror y la belleza. Es cierto que ésta no sirve para ocultar a aquél, no se trata de esteticismo: al contrario, lo saca a la luz con tanta inventiva y rigor que somos conscientes de contemplar una gran obra. Una pura obra maestra.
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