EL CAMPO ANTE EL TLCAN
Dañó a millones de personas el convenio;
benefició a menos de mil, manifiestan
Urge renegociar el acuerdo para evitar mayor inestabilidad
social: académicos
Los expertos de la Uach advirtieron desde 1992 sobre
los efectos adversos del tratado
MARIA RIVERA
Los ganadores del Tratado de Libre Comercio de América
del Norte (TLCAN) no son más de mil personas, contra millones de
perdedores. La afirmación de Rita Schwentesius Rindermann, directora
del Centro de Investigaciones Económicas, Sociales y Tecnológicas
de la Agroindustria y de la Agricultura Mundial (Ciestaam), de la Universidad
Autónoma Chapingo (Uach), es contundente. Para dar cuenta del resultado
del "experimento" -como se refiere al único acuerdo comercial del
mundo firmado en las condiciones en que lo hizo México- ofrece cifras
oficiales y de los productores.
"Desde que se puso en marcha el tratado, un millón
780 mil personas han abandonado el campo, según datos de la Secretaría
de Trabajo y Previsión Social, y de ellos casi 600 mil eran productores
de granos básicos. En un estado de tanta importancia estratégica
como Chiapas, 140 mil hectáreas quedaron en el abandono, de acuerdo
con investigadores de la entidad. Un millón 200 mil productores
de frijol, 24 por ciento de los de papa y 40 por ciento de los porcicultores
desaparecieron. Y en estos momentos hay gente en Tabasco y Veracruz liquidando
sus ranchos ganaderos. Lo que tenemos enfrente es un grave problema para
la paz social de México."
Los signos de inestabilidad, agrega, son cada vez más
evidentes. "Los vemos a cada paso: tomas de carreteras y puentes,
la huelga de hambre en el Angel de la Independencia, lo que pasó
en el Congreso o en la CNC. El mismo Barzón, que parecía
desdibujado, de nuevo está presente y abarca a sectores más
allá del campo. Hay que recordar que no estamos en Estados Unidos
o Alemania, donde los apoyos sociales son muy grandes. En México
no existen. Lo que sí hay es mucha pobreza. No puede ser que desprestigien
a quienes protestan diciendo que no son productores; cuando la gente sale
a la calle lo hace por algo, y hay que escuchar y tener la sensibilidad
para darle respuestas".
Mucho que perder, poco que ganar
En 1992 el Ciestaam publicó La agricultura mexicana
frente al tratado trilateral de libre comercio, texto en el que se
analizaba la competitividad agropecuaria de México frente a Estados
Unidos y Canadá. El documento colectivo indicaba que los mexicanos
tenían mucho que perder y poco que ganar con la firma, la puesta
en marcha y el desarrollo de un tratado comercial con los vecinos del norte,
por lo que recomendaba no negociar a partir de posiciones que pusieran
en riesgo la producción interna de los principales alimentos, con
el objetivo de evitar daños y una acentuación de la dependencia
alimentaria, económica, tecnológica y política.
Argumentaban que la brecha tecnológica de México
respecto a los países del norte (sobre todo en cosechas básicas,
productos pecuarios y sector forestal), la inferior provisión de
recursos naturales (tierra y factores climáticos), así como
las diferencias en las políticas agropecuarias de fomento, caracterizadas
en Estados Unidos y Canadá por la canalización de enormes
apoyos y subsidios al sector primario, "generaría pérdidas
netas devastadoras en el campo mexicano, haría inmanejables nuestras
cuentas externas por las importaciones alimentarias y provocaría
un éxodo rural de escalofriantes dimensiones".
En
esas fechas, recuerda Schwentesius, salvo el sector social, el resto de
los involucrados estuvo en contra de los resultados de la investigación.
Una década después el texto es citado por empresarios horticultores
y porcicultores como si se tratara de una profecía.
"Ha cambiado mucho la percepción de las cosas.
Actualmente productores de Sinaloa que manejan miles de hectáreas
me invitan a dar conferencias y me escuchan atentamente, y es que los afectados
son millones y los beneficiados no son más de mil (agroindustriales
de la cerveza y el tequila, productores y empacadores de hortalizas y frutas
tropicales de exportación, importadores de carnes, granos, frutas
e insumos)."
Presenta un documento realizado de manera conjunta con
Manuel Angel Gómez Cruz, en el que se analiza el impacto del TLCAN
en el sector agroalimentario a nueve años de su inicio.
De entrada, los investigadores destacan que los resultados
han sido más dramáticos de lo previsto. "Este tratado ha
ocasionado la transformación más drástica y profunda
en la historia de la agricultura mexicana. El presente y el futuro de ésta
ha sido trastocado. La opción de vida en el campo, para la mayoría
de los productores, se ha puesto en duda".
En su evaluación apuntan que el presupuesto para
el sector agropecuario y de pesca se redujo en números reales en
el periodo de 1990 a 2002. De 75 mil 998 millones de pesos en 1994 a menos
de 50 por ciento en 2001.
También señalan que el sector agroalimentario
en su conjunto tiene una competitividad negativa en la región del
TLCAN, y que si en 1993 el país compraba en el exterior 8.8 millones
de toneladas de granos y oleaginosas, en 2002 la importación fue
2.3 veces superior, algo similar a lo que ocurre con carnes, frutas de
clima templado, etcétera, lo que ha ocasionado el desplazamiento
de los productores nacionales, aumentando el desempleo en el campo, además
de provocar la destrucción de parte de la infraestructura física
de la nación.
En otro apartado los expertos subrayan que en lo que va
del tratado México ha erogado para compra de alimentos 78 mil millones
de dólares, cifra superior a la deuda pública externa nacional,
según el informe de gobierno de 2002 (menos de 74 mil millones de
dólares). "Los datos indican que el país está perdiendo
su soberanía alimentaria, por una mayor dependencia de las importaciones,
generando una gran fuga de divisas".
La conclusión de los investigadores de la Uach
es que no obstante que se suponía que el acuerdo comercial atraería
mayor inversión extranjera, generaría más empleo y
aumentaría la remuneración para los trabajadores del campo,
la miseria se ha incrementado: en la actualidad 69.3 por ciento de la población
rural es pobre, de acuerdo con datos de la Secretaría de Desarrollo
Social (Sedeso).
Además, quienes supuestamente se beneficiarían
a partir de las importaciones, los consumidores, tampoco se han visto favorecidos,
pues de 1994 a 2002 los precios de la canasta básica se elevaron
257 por ciento, mientras las tarifas al productor agropecuario subieron
sólo 185 por ciento.
Lo anterior significa que las importaciones masivas presionaron
más sobre los precios de los productos agropecuarios primarios que
sobre las tarifas para los consumidores.
Pese a todo, los especialistas afirman que existen bases
legales para la revisión del tratado, que ésta no es la historia
sin fin y que la paz social del México rural, donde vive la cuarta
parte de la población, así lo demanda. Indican que en el
artículo 801 del mismo acuerdo, referente a las medidas para resarcir
los daños ocasionados por las importaciones a una industria nacional,
así como en el 89 y el 131 de la Constitución nacional -que
establecen las facultades y obligaciones del Ejecutivo y de la Federación-
hay elementos para hacerlo.
Tras este análisis Schwentesius apunta algunas
perspectivas para los habitantes del campo mexicano a partir de este año,
una vez que ha sido anulada la escasa protección arancelaria para
los productos agropecuarios de importación, excepto maíz,
frijol, leche en polvo y azúcar.
"No hay un efecto lineal, ni cabe imaginarse la situación
como una bomba, porque el impacto empezó desde 1994. ¿Qué
podemos esperar a partir de ahora? Aunque no sabemos el destino concreto
de esos 1.78 millones de personas que abandonaron el campo, cabe suponer
que a donde vayan crearán problemas. Pero hay algo más: no
eran jornaleros, sino productores privados o ejidatarios, que contrataban
trabajadores para sus parcelas e invertían en pequeñas obras
de infraestructura. Por ejemplo, como la mayoría de los caminos
mexicanos son tan malos, los productores los arreglaban. Y si todos los
que hacían esto ya no están, ¿qué va pasar?
"Con el resto del sector agropecuario vamos a tener una
tendencia similar a lo que ocurrió con la avicultura, en la que
han quedado seis empresas en poder del mercado. Desde luego, subsisten
empresas chiquitas a nivel regional, pero 40 por ciento del mercado de
la carne de pollo y el huevo está en manos de Bachoco y compañías,
en algunos casos con capital estadunidense. Y quienes antes eran avicultores
ahora trabajan subcontratados o como peones. En la porcicultura ya se está
presentando algo muy parecido."
Integración de capital estadunidense
Abunda: "También vemos cómo cada vez es
más notoria la integración del capital de Estados Unidos.
Ahora llega hasta el consumidor mexicano, por medio de los supermercados:
Walmart es ciento por ciento capital estadunidense, y Comercial Mexicana
y Gigante, aunque son de capital nacional, están asociados con mayoristas
de aquel país.
"Por decir algo, Walmart tiene la política de ofrecer
un día de la semana filete o chuletas con descuento en todas sus
tiendas del país, pero como no hay ningún rastro en México
capaz de surtir nada más que chuletas, llama a Estados Unidos, donde
el mercado está dominado por tres gigantescos rastros, les hace
su pedido y se lo surten sin problemas, pero además le dan créditos
por varios meses. ¡Ninguna organización de productores mexicanos
puede hacer nada ante esas demandas imposibles!
"Finalmente, hay otra tendencia: por la cada vez menor
rentabilidad del campo, quienes desean quedarse tienen que tomar decisiones
y contratan a más mujeres, porque pueden pagarles menos. La feminización
del trabajo del campo es cada vez mayor."
Se negoció mal el TLCAN, finaliza la especialista.
Lamenta que los encargados de hacer el convenio no hubieran esperado los
resultados de Canadá, que había empezado su acuerdo comercial
en 1989, aunque excluyendo ciertos sectores, como el avícola y el
de lácteos, entre otros. México en cambio ni las manos metió.
¿Por qué? "Por presiones políticas de Estados Unidos.
Los mexicanos ni siquiera querían incluir el capítulo de
disputas; si se hizo finalmente fue porque los estadunidenses lo pidieron".