Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 27 de enero de 2003
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Editorial
 
LULA, DE PORTO ALEGRE A DAVOS

sol-2Sería difícil imaginar una representación más clara de la fractura que divide a la humanidad en el presente que los encuentros paralelos del Foro Económico Mundial, que se lleva a cabo en Davos, Suiza, y el Foro Social Mundial, que se realiza en Porto Alegre, Brasil. Al primero acuden los delegados de los máximos poderes e intereses políticos y económicos del planeta para buscar consensos y visiones comunes sobre las estrategias para dar viabilidad al actual modelo de intercambios financieros, comerciales, tecnológicos e industriales, con todas las inequidades y miserias que conlleva. El segundo reúne, en toda su orgullosa diversidad, a víctimas e inconformes de la depredación sistematizada, de la globalización generadora de riqueza y miseria extremas y de las políticas económicas que no están al servicio de las poblaciones, sino de los intereses especuladores.

El presidente brasileño, Luis Inacio Lula da Silva, buscó establecer un puente de comunicación entre esas dos visiones contrapuestas y llevó de Porto Alegre a Davos la propuesta de crear un fondo global contra el hambre y concentrar esfuerzos económicos multilaterales con la finalidad de dar de comer a los miles de millones de seres humanos que en el arranque de este tercer milenio de alta tecnología y desarrollos científicos y culturales portentosos no logran satisfacer sus necesidades alimentarias esenciales.

Si los participantes decisivos del cónclave de Davos tuvieran la sensatez de respaldar la iniciativa presentada por el presidente brasileño estarían en posibilidades de dar un sentido ético preciso a sus actuales disquisiciones sobre las medidas correctas para sacar del estancamiento a las economías del primer mundo e inducir una reactivación económica, disquisiciones que, desprovistas de un propósito específico de bienestar para los seres humanos, como ocurre actualmente, carecen de interés para la mayoría de éstos. Más aún, la adopción de la propuesta de Lula abriría una perspectiva de reforma pacífica y estable para un sistema mundial atroz e insostenible que, como lo señaló en Porto Alegre la red de organizaciones no gubernamentales Social Watch, hace posible que las vacas de la Unión Europea reciban más recursos per cápita que los seres humanos del tercer mundo.

Finalmente, el combate planetario al hambre debiera ser visto como una tarea multilateral mucho más meritoria, digna y justa que los delirios guerreristas en los que se empecina y atrinchera el gobierno de George W. Bush. Si los gobiernos de Europa, América Latina y Asia hacen suya la iniciativa procedente de Porto Alegre tendrían en las manos una apuesta por la vida para contraponerla a las apuestas por la muerte con las que juega Washington.
 

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