Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 7 de diciembre de 2002
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Política

Marta Lamas

La violencia inmovilista

La violencia condenatoria de los obispos que, en nombre del episcopado mexicano, se dirigieron a las asistentes a la primera Cumbre de Mujeres Indígenas de las Américas, realizada en Oaxaca (La Jornada, 3 de diciembre, pág. 9), es la expresión teocrática más contundente que se ha dado recientemente en México. Todos recordarán que la teocracia es una ordenación política en la que el poder es ejercido en nombre de una autoridad divina por hombres que se declaran representantes de Dios en la Tierra. Las indígenas reunidas en Oaxaca, no todas ellas católicas, recibieron un documento de pocas cuartillas firmado por cuatro obispos (Oaxaca, Jalapa, Matehuala y Autlán) en el que, además de convocar de su lado a la "sabiduría sobrenatural", lamentan que se hablara en esa primera cumbre de derechos sexuales y reproductivos, entre otras cuestiones.

Las mujeres han sido la clientela principal de la Iglesia católica en nuestro país. Aunque es razonable que la jerarquía se preocupe por no perderlas, es un desacierto estratégico pretender retenerlas vía las amenazas veladas, la manipulación simbólica y el chantaje emocional. Según el secretario de la Comisión Episcopal, Francisco Ochoa Reyes, las participantes en la cumbre "miran con visión reduccionista y con prejuicios al cristianismo", y "transforman principios y valores milenarios (como la sumisión femenina, imagino) propiciando la pérdida de identidad".

ƑQué quiere decir que obispos de una iglesia patriarcal que no ha dado a las mujeres el mismo estatuto de igualdad que a los hombres, entre otras cuestiones negándoles el acceso al sacerdocio, protesten ante los ímpetus liberacionistas de las mujeres indígenas? Primero, que están totalmente desfasados de los procesos de toma de conciencia femenina. Segundo, que tal parece que la única forma de comunicación con las mujeres sigue siendo el absolutismo verbal para afianzar sus posiciones patriarcales.

Lo penoso del documento repartido en Oaxaca es ver a los prelados católicos aprovecharse de su peso simbólico para expresar sus opiniones como si se tratara de "la verdad revelada". La forma de manipulación teocrática es totalmente contraria a las libertades civiles en una sociedad democrática. Un gran dilema de una sociedad plural y compleja como la nuestra es cómo ser respetuosos y tolerantes con las creencias religiosas sin permitir, sin tolerar, como bien dice Savater, "que los representantes profesionales de determinadas creencias inverificables dicten a la pluralidad del conjunto social sus prohibiciones, la obediencia a sus normas, que pretendan castigar las 'blasfemias' que les desagradan, o que intenten recabar derechos diferentes a los de la democracia laica como privilegios especiales para sus instituciones y feligreses".

La intervención de la jerarquía católica en las políticas públicas del Estado en materia de sexualidad y reproducción es cada vez mayor. Su negativa radical al ejercicio de las libertades individuales se está convirtiendo en la causa de su próxima cruzada. Lástima que no tengan cuestiones más sustanciosas que defender, porque ésa, aunque no se hayan dado cuenta, ya la perdieron.

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